VI Semana del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Introducción a la semana
Además de la creación y el paraíso, los primeros capítulos de la Biblia contienen
también otras narraciones paradigmáticas. Nos confirman, por un lado, que desde
siempre el ser humano tiene torcido el corazón (y en su pecado, en cierto modo,
lleva la penitencia); por otro, que Dios es exigente, pero no se cansa de ser
misericordioso.
La ruptura con el creador en los orígenes se consolida en la ruptura de la
fraternidad entre Caín y Abel, quedando aquél, furioso asesino de su hermano,
condenado a vivir errante, aunque marcado con el sello de Dios para no morir a su
vez a manos de cualquier otro.- El diluvio responde a una escalada de maldad y
perversión que llenan la tierra, pero, por la ejemplar conducta de Noé, Dios salva a
una parte de ese mundo indeseable; luego, disipadas ya las lluvias exterminadoras,
jura al hombre no volver a maldecir la tierra y firma con él un pacto de clemencia:
el arco iris recordará siempre que no hay rencor en el corazón de Dios.-
Finalmente, las pretensiones desorbitadas de llegar al cielo con sus fuerzas y
alcanzar gloria imperecedera provocó en la humanidad, por no contar con Dios, la
confusión y la falta de entendimiento, que desde entonces dividen a los hombres y
a los pueblos.
Como colofón de la semana, una cita recapituladora de la carta a los Hebreos
recuerda en pocas palabras la fe de Abel y de Noé, que Dios tuvo en cuenta al
intervenir en aquellos tiempos precursores. Una fe que sigue siendo, en los pasajes
evangélicos de estos días, la que cura y la que salva a los que recurren a Jesús.
En las celebraciones del santoral destacan también dos hermanos, los santos Cirilo
y Metodio; a diferencia de los del Génesis, vivieron estrechamente unidos, tanto en
la vocación monástica como en una singular tarea apostólica: la de verter, en los
moldes de la lengua y la cultura eslavas, el patrimonio litúrgico y doctrinal
heredado de la Iglesia antigua. El papa Juan Pablo II les dedicó una encíclica,
declarándolos copatronos de Europa por su sólida contribución a la cristianización
de este continente.
Fray Emilio García Álvarez
Convento de Santo Domingo. Caleruega (Burgos)
Dominicos.org (con permiso)