VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Sabado
“Por la fe, sabemos que la palabra de Dios configuró el universo”
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta a los Hebreos 11,1-7:
La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve. Por su fe,
son recordados los antiguos. Por la fe, sabemos que la palabra de Dios configuró
el universo, de manera que lo que está a la vista no proviene de nada visible.
Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que Caín; por ella, Dios mismo,
al recibir sus dones, lo acreditó como justo; por ella sigue hablando después de
muerto. Por fe, fue arrebatado Henoc, sin pasar por la muerte; no lo
encontraban, porque Dios lo había arrebatado; en efecto, antes de ser
arrebatado se le acreditó que había complacido a Dios, y sin fe es imposible
complacerle, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que
recompensa a quienes lo buscan. Por fe. Noé, advertido por Dios de lo que aún
no se veía, tomó precauciones y construyó un arca para salvar a su familia; por
la fe, condenó al mundo y consiguió la justicia que viene de la fe.
Sal 144,2-3.4-5.10-11 R/. Bendeciré tu nombre; Señor, por siempre
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza.
Es incalculable su grandeza. R/.
Una generación pondera tus obras a la otra
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R/.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendiga tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-13
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos
solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se
volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero
del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está
aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Éste es mi Hijo
amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con
ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que
habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de
entre los muertos».
Le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir
Ellas?»
Les contestó él: «Elías vendrá primero y lo restablecerá todo. Ahora, ¿por qué
está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado?
Os digo que Ellas ya ha venido, y han hecho con él lo que han querido, como
estaba escrito.»
II. Oramos con la Palabra
SEÑOR, ¡qué bien se está a tu lado cuando todo marcha bien! Pero tu Padre me
aconseja que te escuche, y tú me dices que cada día he de cargar con la cruz.
Quiero seguirte en los momentos de gozo, de luz y de gloria, y también en los
misterios del dolor.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.
III. Compartimos la Palabra
La fe es un don de Dios que encontramos en nuestro interior y que, al igual que
una semilla, si nos empleamos en cultivarla, podemos descubrir que puede
transformase en flor y en fruto haciendo así fértil ese campo de cultivo que es el
ser humano.
La fe es capaz de llevarnos a acometer hazañas que serían impensables sin ella:
mediante la fe podemos hacer de nuestro obrar un acto de confianza en ese
Amor que, sin verlo ni tocarlo, infunde en nuestro ser la chispa de la esperanza.
Igual que el autor, nosotros podríamos decir: por fe, una madre cuida de sus
hijos y les infunde esperanza en medio del dolor de la guerra; un profesor
intenta que su alumnado joven descubra los talentos que poseen, a pesar de que
la sociedad desvalorice a la juventud; unos trabajadores luchan por mejores
condiciones laborales porque creen en la dignidad del trabajo; y un empresario
mantiene su plantilla a pesar de las dificultades económicas porque cree en su
trabajo y en el de los empleados. Por la fe, las personas enfermas luchan por
sobrevivir y llevar su enfermedad dignamente a pesar de las desalentadoras
noticias; unas personas expresan su amor a pesar de ser perseguidas por su
orientación sexual; Musulmanes y cristianos Coptos, mano a mano, luchan por
un nuevo amanecer a pesar de las diferencias religiosas; unas personas
anónimas enseñan español a inmigrantes para facilitarles la vida en su nuevo
lugar de residencia, porque creen en un mundo sin fronteras; y un reponedor, a
pesar de lo rutinario de su trabajo, se ilusiona diariamente convencido de que su
buen hacer puede dar ejemplo a sus compañeros...
Al leer el salmo, nos viene nuestra imagen o la imagen de alguien
tremendamente agradecido cuyas palabras no alcanzan a dar a ese sentimiento
toda la profundidad que tiene. Cuando miramos a nuestros hijos crecer,
descubrir, jugar, necesitamos levantar la mirada a Dios y dar gracias por este
regalo, pero también necesitamos abrazar y agradecer a todos nuestros
hermanos de los que el Señor se sirve para ayudarnos a cuidarlos, a educarlos, y
a que aprendan a ser felices.
Este texto del evangelio nos muestra que cuando nos encontramos con Dios a
través de los hermanos, igual que Pedro, Santiago y Juan se encontraron a
través de Jesús, nos sentimos tan bien que no queremos movernos de allí
queremos quedarnos al lado de Dios. Pero el Evangelio nos apremia a bajar de la
montaña y comunicarlo a todos. Es grande la tentación de hacer las tiendas,
igual de grande que el compromiso de transmitir a nuestros hermanos.
A través del relato del Evangelio que contemplamos hoy, Jesús se muestra ante
sus discípulo desde su naturaleza humana y divina. Se podría establecer una
correspondencia entre este relato y Pentecostés. La Transfiguración de Jesús fue
acogida por los discípulos como un acontecimiento extraordinario, es cierto.
Pero, tras esta otra teofanía, la llegada del Espritu Santo, los discípulos vieron
fortalecida su fe hasta el punto de sobreponerse a cualquier clase de temor.
Comunidad El Levantazo
CPJA - Valencia