Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 8, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Nuestros padres fueron hombres ilustres y su gloria jamás
se extinguirá * Mi casa será casa de oración para todos los pueblos. Tengan fe en
Dios
Textos para este día:
Eclesiástico 44, 1.9-13:
Hagamos el elogio de los hombres de bien, de la serie de nuestros antepasados.
Hay quienes no dejaron recuerdo, y acabaron al acabar su vida: fueron como si no
hubieran sido, y lo mismo sus hijos tras ellos. No así los hombres de bien, su
esperanza no se acabó; sus bienes perduran en su descendencia, su heredad pasa
de hijos a nietos. Sus hijos siguen fieles a la alianza, y también sus nietos, gracias
a ellos. Su recuerdo dura por siempre, su caridad no se olvidará.
Marcos 11, 11-26:
Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho
hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a
Betania con los Doce. Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio
de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no
encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: "Nunca
jamás como nadie de ti." Los discípulos lo oyeron.
Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí,
volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y
no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía, diciendo:
"¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblo"?
Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos." Se enteraron los
sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo
estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él. Cuando
atardeció, salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la
cuenta y dijo a Jesús: "Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado."
Jesús contestó: "Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte:
"Quítate de ahí y tírate al mar", no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que
dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed
que os la han concedido, y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo
que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone
vuestras culpas."
Homilía
Temas de las lecturas: Nuestros padres fueron hombres ilustres y su gloria jamás
se extinguirá * Mi casa será casa de oración para todos los pueblos. Tengan fe en
Dios
1. Otro sentido para la Inmortalidad
1.1 Está claro que hay en el ser humano el amor a la vida y, por ello mismo, un
rechazo espontáneo y fortísimo a la muerte. En este sentido todos queremos la
inmortalidad. Sin embargo, no está claro qué significa eso de no morir. La idea de
una vida simplemente prolongada, años y años, no suena muy atractiva. Morir no
atrae, pero envejecer tampoco es lo más emocionante para la mayor parte de la
gente. Y si soñamos con una edad prolongada llena de fuerzas físicas y capacidades
mentales, todavía no está claro que estaremos libres del hastío. Uno se encuentra
gente que teniendo fuerzas ya no tiene anhelos ni metas. La inmortalidad es algo
más que mucha energía y muchos años.
1.2 El Eclesiástico enfoca la cuestión de otro modo. Hay personas que han pasado
por la vida como si no hubieran vivido. Esa es la verdadera "muerte." En términos
más familiares a nuestro pensamiento Occidental diríamos: una vida sin propósito
es como una muerte larga. En el mismo sentido: la inmortalidad es ante todo la
característica de los "hombres de bien." ¿Qué caracteriza a estos? Cuatro cosas: (1)
su esperanza no se acabó; (2) sus bienes perduran; (3) fueron fieles a la alianza
con Dios y supieron engendrar esa fidelidad en su descendencia; (4) su recuerdo
dura por siempre.
2. ¿Jesús Maldiciendo?
2.1 Sin duda nos extraña el pasaje del evangelio de hoy. Jesucristo maldice una
higuera y el poder de su palabra la seca en el término de un día. Todavía más
extraño: la razón de ese acto de Nuestro Señor es la falta de fruto de la planta pero
el evangelista mismo explica: "no era tiempo de higos." ¿Qué es todo eso? ¿Es un
arranque de ira propio de alguien que tiene mucha hambre?
2.2 Por lo que sabemos de Cristo ni le hambre ni la ira tuvieron nunca verdadero
poder en él. La explicación es otra. Recordemos que él solía enseñar con parábolas.
Pues bien, las parábolas a veces son historias que se cuentan con palabras pero a
veces son acciones que se realizan delante de los discípulos. Esto lo encontramos
en Jeremías y en Ezequiel, entre otros. Leemos por ejemplo en el capítulo 13 de
Jeremías que este profeta se compró, por mandato de Dios, un cinturón, con el
único propósito de echarlo a perder con el agua. Parece un desperdicio pero, más
allá de una mentalidad utilitarista que quiere ponerle precio a todas las matas de la
calle, lo importante es la enseñanza.
2.3 Y en el caso del evangelio de hoy la enseñanza se refiere a la esterilidad, como
lo muestran los hechos que siguen. La religión del templo, a pesar de todas sus
protestas de fidelidad a la ley, es esterilidad y como tal está condenada a secarse y
consumirse. Un riesgo que por supuesto atañe no sólo a aquellas gentes ya ese
templo