I Domingo de Cuaresma
Sermón 2º
«Entonces Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto» Mateo 4,1 1
1.- En toda verdad podemos decir que, el primer desierto donde el Hijo de Dios
hizo su morada, fue la Virgen soberana. Desierto de pecados, desierto de honras
terrenas, desierto de amor del mundo, desierto muy ameno y muy deleitable. Éste es el
desierto [del] que decía Isaías: El Señor convertirá sus desiertos en lugares de delicias,
y su soledad en un jardín amenísimo (Is 51,3). Tiempo vendrá [en] que criará Dios un
desierto donde se hallen todos los placeres y deleites del cielo. Una soledad que sea
como un huerto del Señor, plantado de árboles del cielo, donde sólo Dios venga a
descansar. Y si queréis saber lo que habrá en este desierto y soledad, [dice Isaías]: Allí
será el gozo y la alegría, el hacimiento de gracias y las voces de alabanza (ibíd.).
Hallarse ha en este desierto de la Virgen soberana gozo y alegría, porque no hubo
pecados que la entristeciesen. Hallarse ha gratitud y conocimiento de los beneficios de
Dios: Porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí (Lc 1,49). Hallarse han voces
de alabanza, cuando diga: Proclama mi alma la grandeza del Señor (Lc 1,46).
Pues a este desierto fue traído el Hijo de Dios, no por manos de José, como
falsamente dicen los judíos; ni por manos de ángeles, porque no son bastantes para ello;
sino por el Espíritu Santo : [sólo] él le trajo a este desierto. El le vistió allí de carne; él le
hizo hombre, para poder ser tentado , porque siendo Dios no podía serlo. Trájole a este
desierto para que, hecho hombre, pueda ser tentado como hombre, y padecer hambre
como hombre. Trájole a este desierto para que, plantado este árbol en él, se hallen en
este desierto frutos de misericordia para los pobres [y] frutos de gracia para los
pecadores, siempre que lo pidiéremos, diciendo: Ave María.
2.- Fue llevado el Hijo de Dios al desierto por manos del Espíritu Santo, que, en
cuanto hombre, le regía y gobernaba. Y el fin de esta ida fue que el demonio le tentase.
Y como hubiese ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo después hambre. Y
entendiendo el tentador que tenía hambre, llegóse a él y díjole: «Mira, si eres Hijo de
Dios, potencia tienes para hacer lo que quisieres. Manda a estas piedras que se
conviertan en pan para que comas». Respondióle Cristo: «Ya sabes que está escrito que
la vida del hombre no solamente se sustenta con pan, sino que es bastante la palabra que
procede de la boca de Dios para sustentar a un hombre muchos años sin comer»: No
sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mt 4,4).
Entonces el demonio llevóle a la Ciudad Santa de Jerusalén, y pónele encima del
pináculo del Templo, y dícele: «Mira, si eres Hijo de Dios, échate de ahí abajo; ya sabes
que el profeta David escribió de ti, que Dios mandaría a sus ángeles para que te
sirviesen. Ellos te tomarán en sus manos y te llevarán en volandas, y la menor piedra del
mundo no enojará a tus pies». Dícele Jesús: «Ya sabes también que está escrito, que
ninguno puede tentar a Dios. Eso haría yo si, habiendo escalera para descender, como la
hubo para subir, me echase de aquí abajo, como tú me persuades»: No tentarás al Señor
tu Dios (Mt 4,7).
[Luego], tórnale el demonio a persuadir que venga con él, y llévale a un monte
muy alto, de donde se descubrían todas las tres partes del mundo —Asia, África y
Europa—, y muéstraselo todo, y dícele: «Ya ves tantas tierras y reinos como de aquí
1 Obras y sermones , vol. I, pp.142-148.
parecen. Sepas que todo te lo daré, solamente por que te hinques de rodillas y me
adores». Entonces díjole Cristo: «Vete de aquí, Satanás tentador. ¿Y tú no sabes que
está escrito que sólo Dios debe ser adorado y no otro ninguno? Pues, ¿cómo te atreves a
decirme que te adore?»: Retírate, Satanás, porque escrito está: «Adorarás al Señor tu
Dios, y a él sólo servirás» (Mt 4,10). Entonces vase el demonio, ángel malo tentador, y
llegáronse los ángeles buenos, y empiézanle a servir. No hubo mesas de Tarcia, labradas
a las mil maravillas, ni bajilla de oro ni plata, ni ricos manjares, sino una muy pobre
comida.
3.- Sentencia es del Apóstol San Pablo que ninguno puede gozar de la corona
por sus trabajos, si no los lleva hasta el fin: El que combate en la palestra no es
coronado si no lidiare según las leyes (2 Tm 2,5). Porque, como dicen: «Al fin se canta
la gloria». Enséñate a ti Cristo [con esto] que ayunes en la cuaresma. [Y] si quieres que
tu ayuno sea coronado en el cielo y recreado con la presencia de Dios, [has] de vencer al
mundo, menospreciando las honras y riquezas, [y] poniendo tus tesoros en el cielo.
Enséñate también, cómo has de vencer la carne y tu propia sensualidad, perdonando a
tus enemigos, haciendo bien a los que te aborrecen, y rogando por los que te persiguen.
Hoy te enseña [además] cómo has de vencer al demonio. [Y] para esto entra hoy
en el desierto; [y] para eso ha querido padecer hambre: solamente para mostrarte [cómo]
vencer a este enemigo. No a fuerza de brazos, porque [él] podrá más que tú: Pues no
hay poder sobre la tierra que pueda comparársele (Jb 41,24); no con disputas, porque
es más sabio que tú; sino con solas [las] palabras del Espíritu Santo, que son de tanta
potencia, que el demonio no las puede resistir. Y así no osó más replicar [a Cristo],
porque la palabra le ataba de tal manera de pies y de manos, que no tuviese qué
responder.
Grande es la conquista del mundo, [y] mayor la de la carne; mas comparadas a la
del demonio, muy pequeñas son; tanto, que dice San Pablo: No es solamente nuestra
pelea contra la carne y la sangre —porque ésta es muy fácil de vencer—, sino contra
los príncipes y potestades de las tinieblas (Ef 6,12).
Por tanto, el Hijo de Dios, en su propia persona, ha querido entrar hoy en [el]
campo [de batalla], a enseñarnos con obras cómo habemos de vencer y triunfar de este
enemigo, para que tengamos segura la corona.
4.- Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto . Algunos han querido dudar y
poner a disputa, qué espíritu es éste que ha llevado al Hijo de Dios al desierto: si es el
que le ha tentado, o el Espíritu Santo. Entre los verdaderos y católicos cristianos no
tiene lugar esta cuestión, pues sabemos que el que le lleva es el Espíritu Santo que le
trajo al mundo. Éste es el que le lleva al desierto, como lo había dicho mucho antes el
profeta David, en persona de Cristo: Tu Espíritu que es bueno me guía por tierra llana
(Sal 142,10).
Padre mío, ya sé que vuestro Espíritu bueno y santo será el que me lleve a la tierra
recta del desierto, figurado en Jacob, que envió a José al desierto. Mas veamos, Espíritu
Santo, ¿para qué lleváis a este Dios al desierto? ¿Lleváislo acaso como rey y
emperador? ¿Lleváislo a guardar ganado como buen pastor? ¿Lleváislo al desierto para
que se recree, pues hasta treinta años ha trabajado en casa de sus padres? No, nada de
eso. No lo llevo sino para que sea tentado . ¡Oh Hijo de Dios! ¡Qué buen guía lleváis!
¡Qué padrino tan fiel! Yo os prometo que no os perderéis y que saldréis con la victoria.
Veamos, los que van al desierto a entrar en desafíos y vengar sus injurias, ¿qué
espíritu les lleva: ¿es el Espíritu bueno del Señor, o el malo? Dime, hermano, cuando
vas al desierto desafiado, ¿tienes cierta la victoria? Padre, no. ¿Crees que así como tú
puedes matar a tu enemigo, él también te puede matar a ti? Padre, sí. Luego ir tú al
desierto no es otra cosa, sino ir a morir. Dime, pues que vas a la muerte, ¿haces
testamento? ¿Ordenas tu alma? ¿Confiésate primero? ¿Recibiste los sacramentos?
Padre, eso no, ni por pensamiento. No voy a morir por la fe, sino por el mundo; no voy
a defender la honra de Dios, sino la mía; no voy a morir por Jesucristo, sino por el
demonio. Pues, luego ten por cierto que no te lleva el Espíritu Santo, el Espíritu bueno
de Dios. No te lleva sino el demonio. [A] éste tomas por padrino, a éste sigues como a
capitán. Pues, malaventurado de ti, ¿qué esperas alcanzar con tal guía y ayuda, sino que,
si vences a tu enemigo, quedas tú vencido en el Juicio de Dios para el fuego eterno? Si
el enemigo te vence, quedas en el mundo sin honra, y en el cielo sin gloria; porque si en
este desierto mueres sin arrepentirte de haber entrado en él, para siempre quedas
desterrado del cielo y condenado al desierto del infierno, donde todo está sin orden y
habita en él un caos y un horror sempiterno (Jb 10,22).
5.- No son lícitos semejantes desafíos, ni se permiten en la ley de Jesucristo, ora
sean por manifestar alguna verdad, o por mostrar las fuerzas [de] que es un hombre
valiente, o por librarse de alguna afrenta que le han hecho. Siempre es pecado mortal.
Ni siquiera el rey los puede conceder contra la caridad y la ley de Cristo. Pues si esto es
así, guárdate de entrar en este desierto, si no quieres ser privado de la corte del cielo y
llevado al desierto perpetuo del infierno. No entres en este desierto, si no quieres ser
privado de sepultura eclesiástica. No vayas al desafío, donde no te puede acompañar el
Espíritu Santo, sino el espíritu malo del demonio y Satanás. El Hijo de Dios entra en
campo [de batalla] guiado [por] el Espíritu Santo, porque trae justa batalla contra el
demonio, que tenía tiranizado al género humano. No entra [en] campo a vengar sus
injurias, sino las de su Padre. No entra en campo movido de pasión, sino regido [por] el
Espíritu Santo.
6.- Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el
demonio. Este es el fin de su ida: para ser tentado por el demonio, para que
experimentase todas nuestras miserias. Había experimentado nuestra pobreza, nuestra
hambre, nuestros trabajos, nuestra sed. No le quedaba sino experimentar las tentaciones
y molestias que los buenos padecen del demonio, para que, con mayor misericordia, se
doliese de nuestras miserias, como dice San Pablo: No es tal nuestro Pontífice, que sea
incapaz de compadecerse de nuestras miserias, habiendo experimentado todas las
tentaciones y debilidades, a excepción del pecado (Hb 4,15). Porque se hizo semejante
a nosotros, por eso ha sido tentado, mas sin pecado, como dice San Gregorio: Pudo ser
tentado por sugestión, pero su mente no fue carcomida por el deleite del pecado 2 ,
porque era Dios, en quien no puede caber pecado.
7.- Las primeras armas que toma el demonio para vencer al Hijo de Dios es el
pecado de la gula, como quien estaba diestro en ellas, y había alcanzado con ellas
grandes victorias. Con éstas venció a Adán en el paraíso terrenal; con éstas venció a
Esaú, haciendo que vendiese la primogenitura por una escudilla de lentejas; con éstas a
los hijos de Israel, cuando sentóse el pueblo a comer y a beber, y levantáronse a danzar
en torno al becerro de oro (1 Co 10,7); [y] con éstas vence y triunfa de los grandes y
señores en los banquetes y comidas, pues, con éstas, en semejantes días, les despoja del
mérito del ayuno, haciéndoles quebrantarlo con mil falsas ocasiones. ¡Oh, a cuántas
2 S AN G REGORIO M AGNO , Homilía 16 sobre el Evangelio.
doncellas ha privado de la dote de la virginidad! ¡A cuántas casadas de la honestidad
conyugal! ¡Y a cuántas viudas de la honra viudal, con las armas de la gula!
Y así, como aquél que a tantos había derribado con semejante espada, pensó con
el primer golpe dar con [Cristo] en tierra, diciéndole: Si eres Hijo de Dios, di que estas
piedras se conviertan en panes (Mt 4,3). Mas, como se tornaba con otro más diestro que
él, recíbele el golpe en el escudo de la Sagrada Escritura, y dícele [Cristo]: Escrito está:
«No sólo de pan vive el hombre» (Mt 4,4). «Te engañaste, [tentador], que para
sustentarse el hombre no es necesario el pan. Poderosa es la palabra de Dios para hacer
los efectos que el pan había de tener». [Así] lo vimos en [la historia de los] hijos de
Israel, que los trajo Dios cuarenta años por el desierto sin que comiesen bocado de pan;
y [en la vida de] muchos santos que con hierbas pasaban su vida, porque no sólo de pan
vive el hombre .
¡Ea!, pues, ricos y poderosos, que no os contentáis con un manjar, y otro, y otro,
sino que buscáis mil regalos, no para el alma, sino para el cuerpo; no para el cielo, sino
para la tierra. Mirad que os dice Jesucristo que no sólo de pan vive el hombre , que aún
[el] pan no es menester, y vosotros gastáis la mitad de vuestras haciendas en sustentar
esos cuerpos terrenos, manjar de gusanos. Pues oíd la amenaza de Dios por el profeta
Amós: ¡Ay de vosotros, los que nadáis en la abundancia en medio de Sión, y los que
vivís sin ningún recelo en el monte de Samaria; de vosotros, oh magnates principales de
los pueblos, que entráis con el fausto en las juntas de Israel! (Am 6,1).
8.- ¡Oh Hijo de Dios! Pues vuestra palabra es bastante para dar de comer a los
hombres, mirad, Señor, que hay muchos pobres que mueren de hambre. Hablad una
palabra en el corazón de los que tienen los graneros llenos de trigo y los silos colmados,
dadles una voz, aterradles con [el] castigo eterno que los ha de castigar, si no socorren a
los pobres, que yo sé que esta palabra será bastante para que los pobres vivan, porque
no sólo de pan vive el hombre .
Nota cuán necesaria nos dice que es la palabra de Dios para la vida del alma, que
así como el pan material sustenta el cuerpo y le da vida, así la palabra de Dios da al
alma. Mira cuán eficaz es la palabra de Dios
9.- La segunda arma de que [el demonio] ha echado mano [para tentar a Cristo]
ha sido la vanagloria. Viendo que tan diestramente Cristo se había defendido de la gula,
que es pecado carnal, echó mano de armas espirituales, que hieren tan delicadamente
que muchas veces matan el alma sin sentirlo. ¡Oh, cuántos hay que hacen obras heroicas
y excelentes, que dan gran resplandor delante de los hombres, que parece que proceden
de un alma viva, y [sin embargo] la vanagloria la tiene muerta y postrada en tierra!
Piensa bien el fariseo que, con ser casto, con ser justo y con ser abstinente, que su
alma estaba sana; [pero] no sentía la espada de la vanagloria [con] que el demonio le
había atravesado el alma, porque, [dice San Agustín], a través de las buenas obras se
muestra insidioso para que perezcan las almas 3 , [y] allí se pone en celada 4 . Por tanto
ahora, se ha querido aprovechar de estas armas, diciéndole: Échate abajo desde este
pináculo del Templo .
Y si quieres ver cómo dora esta espada, cómo encubre el golpe, mira que dice:
Está escrito que Dios dará órdenes a sus ángeles para que te custodien . «Bien te
puedes echar sin temor de hacerte mal, porque Dios tiene mandado a sus ángeles que te
lleven en volandas y que no te hagas ningún mal: Échate abajo ». ¿Veis cuán encubierta
3 S AN A GUSTÍN , Regla monástica .
4 En este párrafo, San Luis se refiere a la parábola del fariseo y del publicano, narrada por San Lucas en su
Evangelio, 18,10-14.
espada? ¿Quien pudiera sentir este golpe, cubierto bajo la autoridad de la Sagrada
Escritura, [como] si Dios lo tenía mandado así? Pero, [dicen los Proverbios]: En vano se
tiende la red ante los ojos de los pájaros voladores (Pr 1,17). No hay engaños contra
Dios, ante cuyos ojos todas las cosas están desnudas y patentes (Hb 4,13).
Y así, [Cristo], antes de que [el demonio] descargase el golpe, sintió lo que venía
encerrado, y escúdase con la misma Escritura, como lo hizo antes, [diciéndole]:
También está escrito: «No tentarás al Señor, tu Dios» . ¿Cómo, Señor? ¿Que será tentar
a Dios echaros de ahí abajo? Sé que no peligrará vuestra vida, pues sois el autor de ella;
ni la vanagloria os privará de la corona de la gloria, porque no buscáis la vuestra, sino la
del Padre. [Pues], os digo que será tentar a Dios, pues habiendo escalones por donde
subir, no tornar a bajar por ellos, es tentar a Dios.
Pues si el Hijo de Dios tiene por tentación de Dios esto, dime tú, pecador, ¿cómo
no piensas [que es] tentar a Dios ponerte en mil peligros, teniendo mujeres sospechosas
en tu casa, y digas que vives santamente? Yo digo que [haciendo esto] te echas del
pináculo de tu honra [a] lo bajo del infierno, y que si no bajas por donde subiste, que te
harás pedazos la cabeza. Quiero decir que, si públicamente metiste la manceba en tu
casa, que es menester que por los mismos escalones desciendas, echándola
públicamente; y que, si públicamente escandalizaste a tu prójimo, públicamente le
descandalices.
10.- Dime, ¿hay mayor tentación de Dios que encerrarte tú de noche en tu casa
con una mujer, que todos saben que ni es tu hermana, ni parienta? ¿Hay mayor tentación
que gastar tu hacienda, con título de limosnas, y frecuentar su casa? Todo esto es
despeñarte del pináculo de tu honra, aunque lo hagas [lo] más santamente que puedas
hacer. Como dice San Agustín: Quien, apoyándose en su conciencia, descuida su fama,
es un hombre cruel 5 , que desde el pináculo del Templo se despeña. [Por eso, en la
tentación,] responde con Cristo: No tentarás al Señor, tu Dios . Mira que es espada muy
sutil y que mata sin sentir. No te podrás defender de ella, sino con este escudo.
11.- La tercera arma que toma el demonio en este desafío es la avaricia. Espada
tan afilada, que poquitos son los que no se rinden a ella. [Dice el Sabio]: Todo obedece
al dinero (Ecl 10,19). Y así como arma tan fuerte, [el demonio] la ha guardado para la
postre. Y para llevar a Cristo más de vencida, súbele a un monte muy alto y muéstrale
todas las ciudades del mundo, [con] la gloria y pujanza de ellas. [Y] para más atraerle a
sí, descarga sobre Cristo un grandísimo golpe, y dice: Te daré todas estas cosas si,
postrado en tierra, me adoras . Mira cuán en poquito tiene el demonio todo cuanto hay
en el mundo, pues para que le adore no más de una vez, se lo promete todo. En más
tiene el demonio tener sujeta [una] sola alma a su voluntad, y tenerla privada de Dios,
que todos los reinos del mundo [y] toda su gloria [y] fama. [Se dice en el Génesis]:
Dame las almas, todo lo demás quédatelo (Gn 14,21). [Por eso] dice a Cristo: Te daré
todas estas cosas si, postrado en tierra, me adoras .
Pues mira [cómo el demonio] con todas sus fuerzas [intenta] lo que tanto desea.
Por [eso] San Pedro, como buen pastor, trabaja [para] que no te duermas. [Dice]:
Hermanos, sed sobrios y estad en vela, porque vuestro enemigo el diablo anda girando
como león rugiente alrededor de vosotros, en busca de presa que devorar (1 P 5,8). Y
San Juan en el Apocalipsis: ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el diablo bajó a
vosotros, lleno de furor, sabiendo que le queda poco tiempo (Ap 12,12).
5 S AN A GUSTÍN , Sermón 52 sobre la vida de los clérigos .
12.- Te daré todas estas cosas si, postrado en tierra, me adoras . No se contentó
[el demonio] en decir: Si me adoras ; sino: Si postrado en tierra ; porque todos sus
estudios fueron ver al Hijo de Dios postrado a sus pies. Por eso ha traído tantos rodeos,
para ver si le haría hincar las rodillas delante de él. Pensó alcanzar en la tierra, lo que no
pudo alcanzar en el cielo. Allá quiso ser semejante a Dios (cfr. Is 14,14); pero en la
tierra no se contentó con ser igual [a él], sino [ser] superior, pues pide le adore.
Este golpe recibe [Cristo] en el escudo que los otros, diciendo: Retírate, Satanás,
porque escrito está: «Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás» . Pluguiese a Dios
que hoy se verificase esta doctrina en los cristianos; que ellos adorasen a sólo Dios. Ya
que los gentiles adoran las criaturas, que tú, cristiano, adorases y sirvieses a tu Criador.
Mas unos adoran las honras, otros las riquezas, otros los placeres carnales [y] otros las
estrellas.
13.- Cuenta el profeta Ezequiel (cfr. Ez 8,3 y ss.) que, estando un día en
Babilonia, vino el Espíritu de Dios y tomóle como en volandas, y llevóle al Templo de
Jerusalén. Y entrando que entró, dícele Dios que levante los ojos. Levántalos y
pregúntale: «¿Qué ves?» [Y] responde: «Señor, veo un gran ídolo encima de la puerta
con un letrero que dice: El ídolo del celo ». ¿Qué te parece de semejante abominación?
Pasa más adelante, y ve un agujero en la pared, y dícele Dios: «Profeta, ¿qué ves?»...
«Señor, veo un agujero en la pared». Pues toma un pico, y cava, y haz una puerta por
donde puedas entrar. Hácelo así y vio dentro [otra] puerta. Y mandóle Dios que entrase
dentro, y halló por las paredes pintados muchos animales, y [a] los viejos ancianos
todos, con sus incensarios en las manos, adorando aquellos animales que allí estaban
pintados, y ofreciéndoles incienso. Y dícele Dios: «¿Qué te parece? Pues verás más». Y
entra por otra puerta y halla un coro de mujeres, todas enlutadas, que lloraban la muerte
de un mancebo llamado Adonis. Llévale [luego] Dios al Sancta Sanctorum, y halló a 25
viejos, vueltas las espaldas al altar, que estaban adorando al sol.
¿Veis cuántos cristianos hay en la Iglesia que no adoran a sólo Dios? ¿Quién es el
Templo de Salomón, sino esta Iglesia militante, esta unión de cristianos?... ¿Quiénes
son los que adoran a este «Idolo del celo» , sino los caballeros que celan tanto su honra,
que la adoran como a dios, dándole toda la honra que habían de dar a Dios?... ¿Quiénes
son los que adoraban los animales pintados, sino los avaros que adoran las figuras
[grabadas en] los ducados y reales? [San Pablo], es la servidumbre y el culto a los
ídolos (Ga 5,20). Las mujeres que lloran a Adonis, mancebo deshonesto y
desvergonzado, son los carnales que más lloran y se afligen porque no pueden cumplir
sus deseos, que por haber ofendido a Dios. Los que adoran al sol, son los adivinos y
supersticiosos, que más cuenta tienen de la influencia y virtud de las estrellas y [del] sol,
que no con la potencia de Dios.
¡Oh, cuán poquitos son los que adoran a sólo Dios! La pena de éstos será, que
Dios no usará de misericordia con ellos, y por más que levanten el grito para que los
oiga, él no los escuchará (Ez 8,18). Por tanto: Adorarás al Señor, tu Dios .
14.- De esta manera venció el [desafío] 6 el Hijo de Dios, y quedó la victoria por
suya. David fue figura [de él], que venció al filisteo con tres armas: con [el] cayado, con
[la] onda y [las] piedras, y salieron a recibirle las doncellas.
Entonces se acercaron los ángeles y le servían como a triunfador. Los ángeles le
suministraron, no piedras duras de corazones obstinados, como lo hacen los envejecidos
en sus pecados; no le hacen plato de vanagloria, como los soberbios; no le sirven con
6 En el original «el campo».
apetito de riquezas, como los avaros. No le dan de comer sino de sus propias
voluntades, que es el manjar que el Hijo de Dios desea comer. Con esto le sirven,
sujetándose a él y reconociéndole por su Dios y Señor.
15.- Esta victoria, esta batalla del demonio con Cristo, la enseñó mucho antes el
profeta Zacarías, que dice que vio a Jesús, Gran Sacerdote, vestido de unas ropas sucias,
y que Satanás estaba a su derecha [para] contradecirle (cfr. Za 3,1 y ss.). ¿Quién es ese
Gran Sacerdote, Jesús, sino el Hijo de Dios, del cual dice su Padre: Tú eres sacerdote
eterno ? (Hb 5,6). A éste ve el profeta el día de hoy vestido de ropas sucias. Y, ¿cómo
las podía tener limpias el que dormía en tierra y conversaba con las bestias?... Vivía con
las fieras , dice San Marcos (Mc 1,13). [Zacarías] veía a Satanás que le contradecía,
diciendo: Que de las piedras haga pan, etc.
16.- Nota que no se atrevió el demonio de tentar a Cristo más de tres veces,
porque a [la de] tres va la vencida, [y] porque sabía que en Dios no hay más que tres
Personas. En la primera tentación quiso conocer la potencia del Padre. En la segunda, la
sabiduría del Hijo. Y en la tercera, la bondad del Espíritu Santo.
No le tienta cuatro veces, porque el demonio puede tentar a los buenos al
principio de su vida, al medio y al fin. Pasado el fin, segura está la victoria; si allí
vences, paz tendrás para siempre. Tienta al principio, [para] que se tornen las piedras en
pan, porque la adolescencia en esto entiende, en tornar las piedras duras de las virtudes
en pan blando de pecados. Un mancebo con tanta facilidad se traga un pecado mortal,
como un bocado de pan. [Tienta] en la juventud, de vanagloria; [y] en la vejez, de
avaricia, porque ésta domina a los ancianos .
17.- Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto , etc. Por este desierto
podemos entender la penitencia, lugar desierto de placeres y honras. Aquí es llevado
Cristo en sus miembros, que son los cristianos penitentes, por manos del Espíritu Santo,
porque no puedes entrar en este desierto si no te lleva el Espíritu Santo, como decía
David: Tu Espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana (Sal 142,10), que es la
penitencia, que es tierra recta donde se guarda la justicia con todos, dando a cada uno lo
que es suyo.
Aquí te trae el Espíritu Santo, como dice San [Juan] Crisóstomo: No sólo Cristo
es conducido al desierto por el Espíritu, sino también todos los fieles que poseen el
Espíritu Santo. Y aquí te trae «para que seas tentado» , porque cuando te adhieres al
servicio de Dios, debes establecerte en el temor del Señor y preparar tu alma para la
tentación. Primero para que aprendas que en la pelea se fortifica uno. En segundo
lugar, para que el demonio conozca que te apartaste de él definitivamente. Y en tercer
lugar, para que disfrutes de una corona mayor 7 .
18.- Fue conducido al desierto de la Pasión , que fue [el] desierto de los judíos
que no le reconocieron como Mesías; [el] desierto de la compañía de los Apóstoles, que
abandonándole todos huyeron (Mt 26,56); y [el] desierto de los favores del Padre (cfr.
Mt 27,46). A este desierto le llevó el Espíritu Santo el Viernes Santo, en el que Cristo,
por el Espíritu Santo, se ofreció a sí mismo para que fuera tentado por el diablo. Aquí le
tentó por medio de la paciencia, cuando le ataron a una columna y le dieron tantos
azotes, que no le dejaron cosa sana en todo el cuerpo. Aquí le tentó de humildad,
cuando le hizo llevar la Cruz a cuestas, entre dos ladrones, por medio de Jerusalén, por
7 S AN J UAN C RISÓSTOMO , Homilía 5 sobre el Eclesiastés , 2,1.
donde el domingo antes había pasado con tanta honra. Aquí le tienta de perseverancia,
diciéndole: Que descienda de la Cruz y creeremos en él (Mt 27,42). Mas no le pudo
vencer, sino que salió con la victoria, para que nos pueda dar aquí la gracia y después la
gloria. Amén.