DOMINGO/1/CUARESMA/A 13/FEBRERO/2011
Génesis 2,7-9; 3,1-7
El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un
aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo. El Señor Dios plantó un jardín
en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios
hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer;
además, el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien
y el mal.
La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor
Dios había hecho. Y dijo a la mujer: "¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis
de ningún árbol del jardín?" La mujer respondió a la serpiente: "Podemos comer los
frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del
jardín nos ha dicho Dios: "No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte."" La
serpiente replicó a la mujer: "No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él
se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal."
La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque
daba inteligencia; tomó el fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió.
Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban
desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.
Salmo responsorial: 50
R/Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra
mi culpa, / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa, / tengo siempre presente mi pecado: /
contra ti, contra ti solo pequé, / cometí la maldad que aborreces. R.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con
espíritu firme; / no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu.
R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso.
/ Señor, me abrirás los labios, / y mi boca proclamará tu alabanza. R.
Romanos 5,12-19
Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y
por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por que todos
pecaron.
[Porque, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no
se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán
hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la
de Adán, que era figura del que había de venir. Sin embargo, no hay proporción
entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más,
la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre,
Jesucristo, sobró para la multitud. Y tampoco hay proporción entre la gracia que
Dios concede y las consecuencias del pecado de uno: el proceso, a partir de un solo
delito, acabó en sentencia condenatoria, mientras la gracia, a partir de una multitud
de delitos, acaba en sentencia absolutoria.]
Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por
culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y
reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la
justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la
justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos
se convertieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en
justos.
Mateo 4,1-11
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser
tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches,
al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: "Si eres Hijo de Dios , di que
estas piedras se conviertan en panes." Pero él le contestó, diciendo: "Está escrito:
"No sólo de pan vive el hombre, de toda palabra que sale de la boca de Dios.""
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del
templo y le dice: "Si eres Hijo de Dios , tírate abajo, porque está escrito:
"Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que
tu pie no tropiece con las piedras."" Jesús le dijo: "También está escrito: "No
tentarás al Señor, tu Dios.""
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los
reinos del mundo y su gloria, le dijo: "Todo esto te daré, si te postras y me
adoras." Entonces le dijo Jesús: "Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu
Dios, adorarás y a él solo darás culto.""
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
COMENTARIOS
GÉNESIS. El relato que nos ofrece la liturgia narra la creación del
hombre y su caída en la tentación y en el pecado.
El primer párrafo habla de la creación del varón, pero en el contexto sirve
para referirse a la pareja y, a través de ella, a toda la humanidad. Puede tomarse
“polvo” no como la materia con la que se formó el hombre, sino como su cualidad.
Este ser frágil es constituido como señor del jardín, signo de la bendición de Dios. Y
se desvela la enseñanza religiosa de la narración: el ser humano es criatura
llamada a la existencia por la fuerza creadora y voluntad decidida de un creador; su
existencia no depende de sí mismo, su aliento vital procede de Dios.
La serpiente es calificada como “astuta”. La experiencia humana con la
serpiente y otros reptiles, como animales peligrosos difíciles de descubrir, sirve
para describir la fisonomía de la tentación: cuando la descubres ya te ha picado y
estás muerto; así actúa la tentación.
La tentación de Eva, Adán y todos los humanos es sobrepasar las
fronteras que nos limitan a ser lo que somos; conocer, gozar, vivir, dominar sin
límites, convertirnos en la clave de toda la realidad independientemente de la
voluntad de Dios. Dios ya no tiene espacio en nuestra vida.
La promesa de la serpiente se cumple. A ellos “se le abren los ojos”, pero
sólo descubren su desnudez. Se dan cuenta de que no son Dios y que están
desvalidos e indefensos. Conocen su propia mortalidad.
MATEO. En este primer domingo de cuaresma la iglesia nos invita a
acompañar a Jesús y aprender de Él. Los cristianos necesitamos tener presente los
conflictos y luchas que Jesús tuvo que superar, para mantenerse fiel a Dios Padre y
a su misión. Su recuerdo nos ayuda a no desviarnos de nuestra tarea de construir
un mundo más humano siguiendo los pasos de Jesús.
El desierto no es tanto un espacio geográfico cuanto una situación
interior.Jesús fue tentado en la soledad profunda de su vida.
Las piedras convertidas en pan expresarían la tentación de un
mesianismo cómodo; el poder sobre los ángeles aludiría a la trampa del triunfo
aparatoso; la soberanía sobre los reinos del mundo y su gloria referiría la
fascinación por el éxito político.
Todos somos tentados. Hoy la tentación es más peligrosa porque se
oculta bajo capa de razón, eficacia o religiosidad.
- Nunca fue tan fácil pensar que el hombre vive de solo pan, haciendo
todo utilizable y consumible para nosotros.
- Es fácil igualmente caer en la tentación de esperar y exigir a Dios que
intervenga con su poder y dé satisfacción a nuestras ambiciones, de manipular su
voluntad, de poner a Dios a nuestro servicio.
- La tercera tentación es la del poder y la propiedad.
Pero Jesús, una y otra vez, se mantiene en la escucha al Padre y en la
fidelidad a su misión.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de SERVICIOS KOINONÍA)