EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Domingo de la VI Semana de Pascua A
Libro de los Hechos de los Apóstoles 8,5-8.14-17.
Felipe descendió a una ciudad de Samaría y allí predicaba a Cristo.
Al oírlo y al ver los milagros que hacía, todos recibían unánimemente las palabras
de Felipe.
Porque los espíritus impuros, dando grandes gritos, salían de muchos que estaban
poseídos, y buen número de paralíticos y lisiados quedaron curados.
Y fue grande la alegría de aquella ciudad.
Cuando los Apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que los samaritanos habían
recibido la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.
Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo.
Porque todavía no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente
estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo.
Epístola I de San Pedro 3,15-18.
por el contrario, glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor. Estén siempre
dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza
que ustedes tienen.
Pero háganlo con suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia. Así se
avergonzarán de sus calumnias todos aquellos que los difaman, porque ustedes se
comportan como servidores de Cristo.
Es preferible sufrir haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios, que haciendo el
mal.
Cristo murió una vez por nuestros pecados -siendo justo, padeció por los injustos-
para llevarnos a Dios. Entregado a la muerte en su carne, fue vivificado en el
Espíritu.
Evangelio según San Juan 14,15-21.
Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos.
Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con
ustedes:
el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo
conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará
en ustedes.
No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes.
Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo
y también ustedes vivirán.
Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y yo
en ustedes.
El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me
ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan de Ávila (1499-1569), padre y pastor
Sermón n° 30, 4º sobre el Espíritu Santo (© trad. B.A.C 1970 rev.)
«Le pediré al Padre, y Él os dará otro Defensor que estará siempre con
vosotros»
Así como Jesucristo predicaba, así ahora el Espíritu Santo predica; así como
enseñaba, así el Espíritu Santo enseña; así como Cristo consolaba, el Espíritu Santo
consuela y alegra. ¿Qué pides? ¿Qué buscas? ¿Qué quieres más? ¡Que tengas tú
dentro de ti un consejero, un administrador, uno que te guíe, que te aconseje, que
te esfuerce, que te encamine, que te acompañe en todo y por todo! Finalmente, si
no pierdes la gracia, andará tan a tu lado, que nada puedas hacer, ni decir, ni
pensar que no pase por su mano y santo consejo. Será tu amigo fiel y verdadero;
jamás te dejará si tú no le dejas.
Así como Cristo, estando en esta vida mortal, obraba grandes sanidades y
misericordias en los cuerpos de los que lo habían menester y lo llamaban, así este
Maestro y Consolador obra estas obras espirituales en las ánimas donde Él mora...
Sana los cojos, hace oír a los sordos, da vista a los ciegos, encamina a los errados,
enseña a los ignorantes, consuela a los tristes, da esfuerzo a los flacos. Como
Cristo andaba entre los hombres haciendo estas tan santas obras, y así como estas
obras no las pudiera hacer si no fuera Dios, y las hizo en aquel hombre y las
llamamos obras que hizo Dios y hombre, así estas otras que hace acá el Espíritu
Santo en el corazón donde mora, las llamamos obras del Espíritu Santo con el
hombre como menos principal.
¿No se llama desdichado y malaventurado quien no tiene esta unión, quien no
tiene tal huésped en su casa?...Decidme, ¿lo habéis recibido? ¿Lo habéis llamado?
¿Le habéis importunado que venga?... ¡Que Dios sea con vosotros! no sé cómo
vosotros podéis vivir sin tanto bien... Mirad todos los bienes, todas las mercedes y
misericordias que Cristo vino a hacer a los hombres, todas ésas hace este
Consolador en nuestras almas.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”