Solemnidad. Domingo de Pentecostés
"Recibid el Espíritu Santo"
Pautas para la homilia
Es Pentecostés, y lo que sucedió en Jerusalén ha sucedido sobre nosotros en el
bautismo y la confirmación; sigue sucediendo cada día que nos abrimos al Espíritu y
sucederá plenamente al final de los tiempos. ¿Lo presentimos? El Espíritu Santo
vino para quedarse y colmarnos. Nos empuja a saltar las barreras del miedo,
abriendo puertas y ventanas, saliendo a las calles del mundo para anunciar el amor
de Dios y el amor a Dios. “Un fuego produce otro fuego, una luz produce otra luz”.
No cabe aburrimiento ni desesperación en quien tiene el Espíritu de Jesús, quien se
deja trabajar y llenar por el Espíritu tiende a reproducir el estilo del joven y laico
dominico, el Beato Pier Giorgio Frassati, quien se propuso: “Vivir y no ir tirando”.
Este lema es una buena propuesta para todos nosotros al final de la Pascua. A
menudo cuando nos preguntan cómo estamos, contestamos: “tirando”. ¿Qué
actitud necesitamos cultivar para no ir sólo tirando? Existen alternativas: queremos
vivirnos y desvivirnos, como hizo Cristo; como María, los apóstoles y los santos
hombres y mujeres de todas las épocas. Vivirnos y desvivirnos y por tanto:
relacionarnos. Porque en el fondo son las relaciones con las personas las que dan
valor a la vida. A imagen de la Trinidad, somos porque nos relacionamos. Y en las
relaciones tenemos el momento y el espacio para “vivirnos y desvivirnos” como
Jesús.
Alentados por el testimonio valiente de los hombres y mujeres santos, que se
mantuvieron fieles al Espíritu nos preguntamos: ¿Quién encontrará en su vida una
motivación suficientemente grande para apostarlo todo por ella? ¿Quién está
dispuesto a firmar a Dios un cheque en blanco? ¿Quién tendrá sabiduría y fortaleza
para tener o buscar una meta clara y correr tras ella? En la vida, sobre todo cuando
somos jóvenes, resulta muy conveniente no tanto llegar deprisa o ir rápido, cuanto
saber a dónde vamos. ¿Qué quieres hacer con tu vida? ¿A dónde vas? De un modo
u otro todos terminamos dando nuestra vida a algo o a alguien. ¿A quién quieres
dar, regalar tu vida? También puede suceder que se consuma o malgaste como un
cigarrillo tras otro. Entonces el humo del tiempo irá dejando tan solo una huella de
ceniza.
Hermanos, que sepamos a dónde vamos, a quién estamos dando nuestra vida.
Busquemos con altura de miras algo que merezca la pena y la alegría, para vivir
con pasión encendiendo a nuestro paso lo inesperado. Debemos pasar por el mundo
encendiendo luces y no apagándolas.
Que María, mujer llena del Espíritu Santo sea un modelo, un apoyo. Ella que supo
esperar y vivió tantos años en el anonimato también tuvo sus momentos decisivos.
Aparentemente tenía muy poco pero la luz que alumbró y que encendió cambió el
rumbo de la historia. Ella nos enseña que siempre es posible comenzar de nuevo.
“Vivir y no ir tirando” eso queremos, ¿lo queremos? Ven Espíritu Santo, haznos
capaces de creer y arriesgar. Ven Espíritu Santo, haznos estremecernos de alegría
en el encuentro con el Padre y el Hijo, para que contribuyamos a la santificación del
mundo, globalizando los motivos reales para la esperanza y la alegría.
Fray Xabier Gómez García
Real Convento de Ntra. Sra. de Atocha (Madrid)
(con permiso de dominicos.org)