Miércoles 08 de Junio de 2011
Miércoles 7ª semana de Pascua 2011
Hechos 20,28-38
En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: "Tened
cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar,
como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé
que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán
piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y
arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años,
de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno
en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene
poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he
pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario
para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar
para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús:
"Hay más dicha en dar que en recibir.""
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron
a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que
había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.
Salmo responsorial: 67
R/Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Oh Dios, despliega tu poder, / tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro.
/ A tu templo de Jerusalén / traigan los reyes su tributo. R.
Reyes de la tierra, cantad a Dios, / tocad para el Señor, / que avanza por los
cielos, / los cielos antiquísimos, / que lanza su voz, su voz poderosa: / "Reconoced
el poder de Dios." R.
Sobre Israel resplandece su majestad, / y su poder, sobre las nubes. / ¡Dios
sea bendito! R.
Juan 17,11b-19
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: "Padre
santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como
nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y
los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se
cumpliera la Escritura.
Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi
alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no
son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del
mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al
mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que
también se consagren ellos en la verdad."
COMENTARIOS
La Iglesia lleva la impronta y la imagen de Dios ya que Ella tiene la
misma actividad que Él... Dios ha llevado todas las cosas a la existencia por su
potencia infinita, las contiene, los reúne y los circunscribe. Él une fuertemente a
todos los seres entre sí y a sí mismo, en su Providencia...
La santa Iglesia aparecerá operando por nosotros los mismos efectos
que Dios, de quien Ella es imagen. Muchos, casi innumerables, son los hombres,
mujeres, los niños, distantes unos de otros, infinitamente diferentes por el
nacimiento, los rasgos, la nacionalidad y la lengua; el tipo de vida y la edad, la
habilidad, las costumbres, los hábitos, el conocimiento, la posición económica, el
carácter y las relaciones. Pero todos nacen en esta Iglesia y, por su obra, todos
renacen a una nueva vida, recreados por el Espíritu Santo.
A todos, la Iglesia ha dado...una única forma, un solo nombre divino:
ser de Cristo y llevar su nombre. A todos, ofrece también, una manera de ser único,
que no permite distinguir las numerosas diferencias existentes entre unos y
otros..., a causa de la reunión de todos en Ella. Es por ellos, sus miembros, por los
que absolutamente nadie ha estado separado de la Comunidad , porque todos
convergen los unos con los otros, todos están reunidos por la acción de la fuerza
indivisible de la gracia y la fe. «Todos, se ha escrito, no tenían más que un solo
corazón y una sola alma" (Hch. 4,32) ... ser un solo cuerpo formado por miembros
que aunque diversos son realmente dignos de Cristo, que es nuestra verdadera
cabeza (Col 1,18). «En Él, dice el apóstol san Pablo, no hay hombre ni mujer, ni
judío ni griego..., ni esclavo ni libre, porque Él lo es todo en todos «(Gal 3,28). .. Así
pues la santa Iglesia es a la imagen de Dios, ya que realiza entre los creyentes la
misma unión que Dios.
San Máximo, Confesor (v. 580-662), monje y teólogo.
(Extracto de EDD)