Solemnidad. La Ascensión del Señor
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«Creer es también saberse enviado»
I. LA PALABRA DE DIOS
Hch 1,1-11: «Se elevó a la vista de ellos»
Sal 46,2-3.6-9: «Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de
trompetas»
Ef 1,17-23: «Lo sentó a su derecha en el cielo»
Mt 28,16-20: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
Mientras San Lucas «hace caminar» a Jesús casi constantemente hacia Jerusalén
para culminar allí su Pascua, San Mateo «hace salir» de allí a los discípulos para
centrar en Galilea la misión que se les confía. Parece querer dejar atrás el giro en
torno a la ciudad de David, para indicar que el Templo y la Ciudad habían perdido
su significado y que sólo Jesús es el Nuevo Templo, y que el Resucitado era, es, el
Centro de todo.
«¿Qué hacéis ahí mirando al cielo?» He aquí una forma de lucha de Cristo contra la
tentación a la que parecían sentirse llamados los discípulos. Sumergirse en la
realidad del mundo, anunciar su Reino, proclamarle a Él como resucitado: esa era
la misión. Nadie tiene derecho a quitar a la fe su carácter de comunicable. Aunque
resulte difícil el testimonio, nadie puede eludirlo. Creer en Jesucristo es tener
conciencia de testigo enviado. La fe, al ser vivida, se hace testimonio.
III. SITUACIÓN HUMANA
La mirada que dirigimos al mundo puede convertirse en llamamiento. Nuestro
mundo de hoy es más proclive al lamento que al compromiso. Porque es más
sencillo quejarse que remediar algo.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– Jesús subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso:
" «Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12,32). La
elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo. Es su
comienzo. Jesucristo, el único Sacerdote de la Alianza nueva y eterna, no «penetró
en un Santuario hecho por mano de hombre, ... sino en el mismo cielo, para
presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro» (Hb 9,24)" (662;
cf 659-664).
La respuesta
– Misión de los Apóstoles y de la Iglesia en el mundo: "Jesús es el enviado del
Padre. Desde el comienzo de su ministerio, «llamó a los que él quiso, y vinieron
donde él. Instituyó Doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar»
(Mc 3,13-14). Desde entonces, serán sus «enviados». En ellos continúa su propia
misión: «Como el Padre me envió, también yo os envío» (Jn 20,21)" (858, cf 859-
860. 849-852).
– El testimonio de vida cristiana, exigencia para los bautizados: 2044. 2045. 2046.
El testimonio cristiano
– «La Iglesia, enriquecida por los dones de su Fundador y guardando fielmente sus
mandamientos del amor, la humildad y la renuncia, recibe la misión de anunciar y
establecer en todos los pueblos el Reino de Cristo y de Dios. Ella constituye el
germen y el comienzo de este Reino en la tierra (LG 5)» (768).
– «(La Iglesia) continúa y desarrolla en el curso de la historia la misión del propio
Cristo, que fue enviado a evangelizar a los pobres .... impulsada por el Espíritu
Santo debe avanzar por el mismo camino por el que avanzó Cristo; esto es, el
camino de la pobreza, la obediencia, el servicio y la inmolación de sí mismo hasta la
muerte, de la que surgió victorioso por su resurrección (AG 5)» (852). Ante la
tentación de quedarse extasiado (Tabor), ahora el mandato es apremiante: «Seréis
mis testigos», para que «en el cielo, en la tierra y el abismo, toda rodilla se doble y
todo el mundo proclame que Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre».
Fuente: Almudi.org