V Domingo de Pascua, Ciclo A
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida»
I. LA PALABRA DE DIOS
Hch 6, 1-7: «Escogieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo»
Sal 32,1-2.4-5.18-19: «Que tu misericordia, Señor, venga sobre
nosotros, como lo esperamos de ti»
1P 2,4-9: «Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real»
Jn 14, 1-12: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
De aquellos a los que los Apóstoles eligen se dice que «les encargaremos de esta
tarea» (servicio). Se advierte que en aquella Iglesia tan importante era atender a
las viudas o necesitados como a la Palabra y a la oración.
Tomás es el prototipo de quienes quieren pisar siempre sobre terreno firme. No
arriesga. La respuesta que Jesús le da suena más a propuesta: Si Él es el Camino,
ya sabe por dónde hay que ir; si Él es la Verdad, ya sabe de quién ha de fiarse; si
Él es la Vida, ya sabe por quién la entrega. Tomás y todos los demás discípulos,
cuando se escribía ésto, ya habían comprobado que descubrir a Jesucristo no
procede de planteamientos teóricos, sino porque había tenido lugar un encuentro
personal y de adhesión incondicional.
III. SITUACIÓN HUMANA
La sociedad pluralista pone en tela de juicio muchas seguridades. Lo que en otro
tiempo para muchos eran verdades sin vuelta de hoja, ahora aparecen
relativizadas, o sin fundamento. El hombre de hoy tiene miedo al riesgo, porque
puede quedar frustrado. Hoy se arriesga poco o nada. Se tantea y prueba todo
antes de dar cualquier paso. Y crece la desconfianza en que pueda haber «una
verdad, un camino» por el que valga la pena arriesgarse. A santo Tomás le ocurrió
algo así. Y Jesús no pudo ser más claro.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– Creer en Jesucristo: "Para el cristiano, creer en Dios es inseparablemente creer
en aquel que él ha enviado, «su Hijo amado», en quien ha puesto toda su
complacencia (Mc 1,11). Dios nos ha dicho que le escuchemos. El Señor mismo dice
a sus discípulos: «Creed en Dios, creed también en mí» (Jn 14,1)" (151).
– Cristo, nuestro modelo: "El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de
santidad: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí...» (Mt 11,29). «Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14,6)" (459;
cf 516).
La respuesta
– Vivir en la verdad: "En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó toda entera.
«Lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14), Él es la «luz del mundo» (Jn 8,12), la
Verdad. El que cree en Él, no permanece en las tinieblas. El discípulo de Jesús,
«permanece en su palabra», para conocer «la verdad que hace libre» y que
santifica" (2466. cf 2467. 2468. 2469. 2470).
– "El Antiguo Testamento lo proclama: Dios es fuente de toda verdad. Su Palabra
es verdad. Su ley es verdad. «Tu verdad, de edad en edad» (Sal 119,90)" (2465).
El testimonio cristiano
– «Todos los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas .... se ven
impulsados, por su misma naturaleza, a buscar la verdad y, además, tienen la
obligación moral de hacerlo con respecto a la verdad religiosa. Están obligados
también a adherirse a la verdad una vez que la han conocido y a ordenar toda su
vida según sus exigencias (DH 2)» (2467).
Reconociendo a Jesús como «el Camino», ¿habrá quien no encuentre la ruta hacia
el Padre? Sabiendo que es «la Verdad», ¿habrá quien la busque en otros o en las
cosas? Teniéndolo como «la Vida», ¿habrá quien deje a la muerte la última palabra?
Fuente: Almudi.org