P. Álvaro Sánchez Rueda
S AGRADA F AMILIA C ICLO A
La Iglesia dedica toda una solemnidad para festejar y celebrar a una familia, la
Sagrada Familia de Nazareth, formada por Jesús, María y José. Nos podemos
preguntar el motivo: tal vez porque simboliza a toda familia humana: madre, padre,
hijo, o tal vez podría ser porque esta familia de Nazareth es el símbolo de la vida
naciente y floreciente, ya que se constituye precisamente en el momento en el que
nace el Niño: deja de ser matrimonio para convertirse en familia, y como tal,
representa el fruto más acabado y perfecto del amor esponsal. La Familia de Nazareth
sería así la familia ideal, en cuanto que está constituida de modo ideal, y en cuanto
que recibe el don de la vida, manifestado en el niño que acaba de nacer, y esto sería
el motivo por el cual la Iglesia dedica toda una solemnidad para celebrarla.
Es verdad que la Familia de Nazareth es esto, pero a la vez, es algo
infinitamente más grande y misterioso. La Familia de Nazareth, más que la familia
ideal, es la Familia por la cual toda familia humana renace en Dios, y vive en Dios y
de Dios; por la Sagrada Familia, la familia humana encuentra un nuevo destino, un
sentido, una dirección para sus integrantes: el destino, el sentido, la dirección de la
vida eterna, de la comunión de vida y de amor con las Tres Personas de la Santísima
Trinidad.
En la Familia de Nazareth, aparentemente, todo es igual a cualquier otra familia
humana: una madre, un padre, un hijo, pero en realidad, es una familia nueva, es un
nuevo modelo de familia humana, en donde lo humano, ascendiendo, se une a lo
divino, y se diviniza, y en donde lo divino, descendiendo, se une a lo humano,
santificando las realidades cotidianas de la vida familiar.
Toda la vida familiar, en la vida cotidiana de la familia de Nazareth, adquiere un
nuevo sentido, una nueva dimensión, el sentido y la dimensión de la eternidad, y
todo, hasta los más mínimos gestos y palabras entre sus integrantes, tiene a Dios en
su principio, en su medio y en su fin: la Virgen cuida, protege, alimenta, educa, a su
niño, que es a la vez su Dios; San José cuida y educa y enseña a trabajar la madera al
que morirá en el leño de la cruz, y es su Creador y Redentor, y Jesús, que crece “en
gracia y sabiduría”, día a día, bajo el cuidado amoroso de sus padres terrenos,
ofrenda su vida al Padre eterno, para que el Padre, por medio suyo, derrame el
Espíritu Santo, y así la humanidad se salve y retorne al seno de Dios Trinidad.
En la Familia de Nazareth todo gira en torno al hijo, que es Jesús: María es
concebida sin mancha, y está inhabitada por el Espíritu Santo desde su Concepción,
porque está destinada a ser la Madre de Jesús, el Hombre-Dios; San José, el Padre
virgen, es elegido por la Trinidad para ser el esposo legal de María, y padre adoptivo
de Jesús, y es elegido por su pureza, por su castidad, por su gran amor a Dios, que lo
llevará a ser, de María Virgen, un esposo sólo legal, mientras que en la realidad
familiar será como un hermano, y lo llevará a ser también el padre adoptivo de Jesús,
el Hijo eterno de Dios Padre; tanto la Virgen como San José, tanto el padre como la
madre, giran alrededor de su Hijo, y su Hijo, que nació en el tiempo del seno virgen
de María, y que tiene a San José como su padre meramente legal, es el Hijo eterno de
Dios Padre, engendrado en la eternidad, que procede eternamente del seno del Padre,
y se encarna en el tiempo en el seno de la Virgen Madre.
En la Familia de Nazareth el cielo, y más que el cielo, Dios Hijo, la Segunda
Persona de la Santísima Trinidad, se hace accesible y visible a los hombres, porque
viene oculto en el cuerpo del Hijo de esta Familia, el Niño de Belén, y a su vez, la
naturaleza humana se santifica por el contacto con Dios Hijo: la Virgen Madre recibe
de su Hijo el Espíritu Santo, y San José recibe de su hijo adoptivo la gracia que lo
justifica y lo santifica, y lo vuelve capaz de ser el padre virgen de su Hijo, que es al
mismo tiempo su Dios y su Creador.
La Familia de Nazareth es modelo de amor hacia Dios, porque consagra y
entrega a Dios todo su tesoro, todo lo que tiene, su bien más preciado, el único hijo
P. Álvaro Sánchez Rueda
de la familia, quien a su vez, años más tarde, se entregará luego para la salvación del
mundo en la cruz, y prolongará su auto-donación en el banquete eucarístico, la Santa
Misa, hasta el fin de los tiempos.
Todo en la Familia de Nazareth gira alrededor del Niño de Belén, que es Dios
Hijo, y todos los cuidados, y todas las atenciones, y toda la educación y el amor
brindado por estos padres, tiene como objetivo final preparar al Niño de la familia
para que un día se entregue como Cordero de Dios en el ara de la cruz, para así
salvar a la humanidad y llevarla al seno del Padre.
Todo lo humano, en la Sagrada Familia, está embebido e impregnado del
delicioso Amor divino, que llena las relaciones humanas de sus integrantes, y todo lo
divino se amolda y se transmite a través de los actos humanos de los miembros de la
Familia de Nazareth. Así, la Sagrada Familia se comporta como si fuera un
sacramento: así como un sacramento, por medio de las cosas creadas –el pan, el
vino, el agua-, produce la gracia y la comunica, así la Sagrada Familia, por medio de
la naturaleza humana de sus integrantes, manifiestan y dan a conocer al mundo el
Amor de Dios manifestado en el Hijo de esa Familia, Cristo Jesús, Segunda Persona de
la Santísima Trinidad.
La Sagrada Familia, modelo de la Nueva Familia en Dios, modelo de la familia
humana regenerada por la gracia, muestra cuál es el único modelo posible de familia:
la compuesta por una madre, por un padre, y por un hijo. Cualquier modelo de familia
“alternativo”, tal como los presenta el mundo –familias “ensambladas”, producto de
uniones entre personas separadas y vueltas a unir; familias con “dos papás” o “dos
mamás”, familias cuyos hijos nacen en probeta, o en vientres de alquiler-, son todas
familias ajenas al plan de Dios , que nada tienen que ver con el plan divino de
salvación de Dios, que pasa por la familia humana.
En la Sagrada Familia se vive una pobreza limpia y digna, porque carecen de
bienes materiales, pero al mismo tiempo, es esta Familia la que enriquece al mundo
con el don de valor incalculable, el Hijo de esta Familia, Jesús Eucaristía.
La Sagrada Familia es como una Trinidad terrena, porque hay en ella lo que hay
en la Trinidad: personas unidas por el amor, y porque la misma Santísima Trinidad se
hace presente y se manifiesta a través de los integrantes de la Familia de Nazareth:
se hace Presente Dios Padre, Principio sin principio de la Trinidad, porque es por su
designio que el Dios Hijo se encarna y aparece ante el mundo como el Niño de la
Familia de Nazareth; se hace Presente Dios Hijo, que es quien lleva a cabo el plan de
salvación trazado por el Padre, el asumir un cuerpo humano, nacer como niño, ser
educado en la Familia de Nazareth, y luego entregar ese cuerpo humano, como
ofrenda agradabilísima, en el ara de la cruz; se hace Presente Dios Espíritu Santo,
porque es Él, en cuanto Persona del Amor de la Trinidad, quien se encuentra presente
en los quehaceres hogareños y cotidianos de la Familia de Nazareth, además de ser Él
el Don espirado por el Hijo de esta Familia, Jesús, en la cruz, a través del costado
abierto, y en Pentecostés.
La Sagrada Familia entonces es modelo de vida y de santidad para toda familia
católica, pero es ante todo fuente de gracia, que surge del Corazón del Niño de esta
Familia, Corazón que se encuentra vivo, palpitante con el amor divino, en la Sagrada
Eucaristía.
Toda familia humana está llamada a imitar a la Sagrada Familia de Nazareth,
está llamada a ser una comunión de personas unidas en la vida y en el amor de Dios
Uno y Trino, un templo de Dios Trinidad, que irradie al mundo la Misericordia del
Padre, Jesucristo.