L OS HOMBRES VALEN MÁS QUE LOS PÁJAROS , PORQUE FUERON COMPRADOS AL
PRECIO DE LA S ANGRE DEL C ORDERO
(Domingo VIII – TO – Ciclo A)
“¿Acaso no valéis más que las aves del cielo?” (cfr. Mt 6, 24-34), y también:
“No teman, ustedes valen más que muchos pájaros” (cfr. Lc 12, 1-7).
Frente a la incertidumbre que presenta la existencia, y frente a la multiplicidad
de enemigos, tanto visibles como invisibles, que luchan contra el alma, y frente a la
posibilidad cierta de desánimo por parte de los cristianos, Jesús nos hace ver la
realidad de la protección divina a cada instante de la existencia humana: así como
Dios no olvida ni siquiera a los pájaros, seres inermes y de poco valor –“cinco pájaros
por dos monedas”-, mucho menos olvidará a las almas humanas, que fueron
compradas no por dos monedas, sino por el precio de la sangre del Cordero
derramada en la cruz.
“¿Acaso no valéis más que las aves del cielo? La sangre del Cordero, con la cual
fuimos comprados en el sacrificio de la cruz, y por la cual somos propiedad de Dios
Trino para la eternidad, se derrama sobre el cáliz desde la cruz, en cada misa, como
prueba visible y tangible del Amor misericordioso de Dios para con sus hijos.
“¿Acaso no valéis más que las aves del cielo? Las palabras de Jesús parecerían
ir a contracorriente de lo que piensa el mundo. Para el mundo, inmerso en la cultura
de la muerte, la vida humana no tiene valor. Mientras que el aborto –una vida
humana eliminada- se practica diariamente por millares, constituyendo el genocidio
más grande de la historia, sin que a nadie se le mueva un pelo, se elaboran leyes que
equiparan a los animales a las personas humanas, concediendo a los animales los
mismos derechos de las personas; mientras que en otros casos, como por ejemplo, en
la comuna de Madrid, un árbol vale cientos de miles de euros más que un ser
humano: puede recibir una multa de 500.000 euros quien tale un árbol no
autorizado 1 .
Ante los ojos de Dios, es un absurdo el hecho de que un árbol sea tasado en un
precio exorbitante, y sea considerado como superior a un ser humano, que puede ser
abortado sin más.
Sin embargo, Jesús no está hablando de la natural superioridad ontológica del ser
humano sobre cualquier otro ser creado, superioridad por la cual una persona humana
vale mucho más que cualquier otra criatura, por el solo hecho de tener un alma
espiritual: está hablando del valor que tiene cada alma por haber sido comprada por
Él mismo al precio de su sangre. Cada alma vale la sangre de Jesús derramada en la
cruz. Es a ese valor inapreciable al cual se refiere Jesús cuando dice: “Vosotros valéis
más que muchos pájaros”: “Valéis más que muchos pájaros, porque valéis el precio
de mi sangre; Valéis más que muchos pájaros, porque valéis el precio de mi don
eucarístico”.
Dios no sólo ha creado cada alma, y la ha creado a su imagen y semejanza,
sino que la ha redimido, la ha rescatado del estado de pecado original la precio de su
sacrificio en la cruz, y aún más, al concederle su Espíritu Santo, infundido desde su
Corazón traspasado en la cruz, ha concedido a cada alma la filiación divina, por la cual
cada alma es hija de Dios con la misma filiación eterna con la cual el Hijo de Dios es
Hijo de Dios desde toda la eternidad. Y al ser hechos hijos de Dios, como si no bastara
el don de la filiación, da a sus hijos el don del Espíritu Santo, ese mismo Espíritu que
los hizo ser hijos suyos, se los da en don personal, como posesión personal. Y todavía
más, alimenta a sus hijos con el Pan de Vida eterna, su misma carne, su mismo
cuerpo y su misma sangre. Dios Padre concede a sus hijos un trato –con el cual
demuestra el valor que cada alma humana tiene para Él-, que no le concede ni
1 Cfr. Diario E LMUNDO . ES , edición digital, 08 de octubre de 2005.
siquiera a los ángeles más poderosos, y no se los concederá nunca. Se dona Él
mismo, en su Triunidad de Personas, en cada comunión eucarística.
Dio su vida en la cruz, da su ser y su Triunidad de Personas en cada comunión
eucarística.
¿Con cuáles ángeles, pájaros o árboles la Trinidad se comporta así? ¿Con cuál
otra criatura Dios Trino muestra así su amor de predilección?
Padre Álvaro Sánchez Rueda