EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la XI Semana del Tiempo Ordinario
Carta II de San Pablo a los Corintios 11,18.21b-30.
Ya que tantos otros se glorían según la carne, yo también voy a gloriarme.
Dicen que hemos sido demasiado débiles: lo admito para mi vergüenza. Pero de lo
mismo que otros se jactan -y ahora hablo como un necio- también yo me puedo
jactar.
¿Ellos son hebreos? Yo también lo soy. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son
descendientes de Abraham? Yo también.
¿Son ministros de Cristo? Vuelvo a hablar como un necio: yo lo soy más que ellos.
Mucho más por los trabajos, mucho más por las veces que estuve prisionero,
muchísimo más por los golpes que recibí. Con frecuencia estuve al borde de la
muerte,
cinco veces fui azotado por los judíos con los treinta y nueve golpes,
tres veces fui flagelado, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y pasé un día
y una noche en medio del mar.
En mis innumerables viajes, pasé peligros en los ríos, peligros de asaltantes,
peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los extranjeros, peligros
en la ciudad, peligros en lugares despoblados, peligros en el mar, peligros de parte
de los falsos hermanos,
cansancio y hastío, muchas noches en vela, hambre y sed, frecuentes ayunos, frío y
desnudez.
Y dejando de lado otras cosas, está mi preocupación cotidiana: el cuidado de todas
las Iglesias.
¿Quién es débil, sin que yo me sienta débil? ¿Quién está a punto de caer, sin que
yo me sienta como sobre ascuas?
Si hay que gloriarse de algo, yo me gloriaré de mi debilidad.
Evangelio según San Mateo 6,19-23.
No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y
los ladrones perforan las paredes y los roban.
Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los
consuma, ni ladrones que perforen y roben.
Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará
iluminado.
Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en
ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Concilio Vaticano II
Papa Pablo VI, Mensaje a los gobernantes del Miércoles 8/12/1965 (Traducción
distribuida por la Santa Sede)
«No acumuléis tesoros en la tierra»
En este instante solemne, nosotros, los Padres del XXI Concilio Ecuménico de
la Iglesia católica...con plena conciencia de nuestra misión hacia la humanidad, nos
dirigimos, con deferencia y confianza, a aquellos que tienen en sus manos los
destinos de los hombres sobre esta tierra, a todos los depositarios del poder
temporal.
Lo proclamamos en alto: honramos vuestra autoridad y vuestra soberanía,
respetamos vuestras funciones, reconocemos vuestras leyes justas, estimamos los
que las hacen y a los que las aplican. Pero tenemos una palabra sacrosanta y
deciros: sólo Dios es grande. Sólo Dios es el principio y el fin. Sólo Dios es la fuente
de vuestra autoridad y el fundamento de vuestras leyes.
A vosotros corresponde ser sobre la tierra los promotores del orden y de la
paz entre los hombres. Pero no lo olvidéis: es Dios, el Dios vivo y verdadero, el que
es Padre de los hombres, y es Cristo, su Hijo eterno, quien ha venido a decírnoslo y
a enseñarnos que todos somos hermanos. El es el gran artesano del orden y la paz
sobre la tierra, porque es Él quien conduce la historia humana y el único que puede
inclinar los corazones a renunciar a las malas pasiones que engendran la guerra y
la desgracia.
Es Él quien bendice el pan de la humanidad, el que santifica su trabajo y su
sufrimiento, el que le da gozos que vosotros no le podéis dar, y la reconforta en sus
dolores, que vosotros no podéis consolar. En vuestra ciudad terrestre y temporal
construye su cuidado espiritual y eterna: su Iglesia.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”