Comentario al evangelio del Domingo 19 de Junio del 2011
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, comunidad de amor.
Hoy celebramos la solemnidad de la santísima
trinidad. Cuando confesamos que Dios es Uno y Trino no podemos renunciar al deseo que entender
qué es lo que esto significa, y por eso a lo largo de la historia del cristianismo muchos han intentado
explicar esta afirmación desde distintos conceptos y teorías. Algunas de ellas nos pueden parecer más
sugerentes que otras, pero lo que sí que es común a todas ellas y a la experiencia de quienes se
adentraron en este esfuerzo intelectual es que al final la realidad de Dios no puede encerrarse en
nuestros parámetros y conceptos. Por eso decimos que Dios es un misterio, Alguien que se insinúa, que
se sugiere, pero que no se deja encerrar en definiciones intelectuales ni se agota en nuestra experiencia
por profunda y dilatada que ésta sea.
Por eso entender el misterio de Dios es adentrase en el misterio de la Trinidad, y eso ha de hacerse no
únicamente por la vía del pensamiento, sino también y sobre todo por la vía de experiencia. Dios nos
muestra su ser a través de su acción en la historia. En ella llegamos a la convicción que nuestro Dios es
comunidad, que Dios no es un ser solitario, soltero, encerrado en sí mismo; al contrario, la
comunicación de amor y de vida están inscritas en su mismo ser.
Este es un buen criterio que discernimiento para ver la autenticidad de nuestra experiencia de Dios y de
nuestra práctica como cristianos. La fe en el Dios que anuncia Jesucristo hace referencia directa a la
comunidad, nace en el seno de una comunidad que es la que me transmite la Buena Noticia. En ella la
fe crece y se purifica. Y desde ella somos enviamos para en el mundo vivir comprometidos en la
construcción del Reino de Dios. Tan importante es esto para nosotros que podemos decir que no se
puede vivir en cristiano independientemente de la pertenencia más o menos intensa a una comunidad.
Por eso sin la comunidad, la fe se convierte en ideología, se hace subjetiva y fácilmente manipulable,
se convierte en hábito o superstición… La comunidad garantiza la autenticidad de nuestra experiencia
de fe y nos lanza al compromiso. La comunidad es el aire que necesitamos como cristianos para
permanecer vivos.
Celebrar la fiesta de la Trinidad es celebrar el Amor de Dios Padre creador, del Hijo que nos muestra el
rostro de Dios Padre y del Espíritu que vivificando a la Iglesia y lanzándola al mundo para crear esa
gran comunidad a la que la creación entera está llamada, la gran familia de los hijos de Dios.
Ciudad Redonda