Servidores del amor para ser artífices de la paz.
20/06/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 1-5
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguen y no serán juzgados;
porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.
¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que
tienes en el tuyo? Con qué cara le dices a tu hermano: “Déjame quitarte la paja
que llevas en el ojo”, cuando tú llevas una viga en el tuyo? Hipócrita! Sácate
primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu
hermano la paja que lleva en el suyo». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, ayúdame y guía esta oración, ¡ilumíname! para que sepa quitar lo que tenga
que quitar de mi vida, para llegar a ser un auténtico discípulo y misionero de tu
amor.
Petición
Dame Señor la humildad para reconocer mis faltas e implorar tu misericordia ante
mis debilidades.
Meditación
«Esta es la lógica del cristianismo, que responde a la verdad del hombre creado a
imagen de Dios, pero, al mismo tiempo, contrasta con su egoísmo, consecuencia
del pecado original. Toda persona humana es atraída por el amor que en último
término es Dios mismo, pero a menudo se equivoca en los modos concretos de
amar, y así, de una tendencia positiva en su origen pero contaminada por el
pecado, pueden derivarse intenciones y acciones malas. [] “Donde existen
envidias y espíritu de contienda, hay desconcierto y toda clase de maldad. En
cambio la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica,
complaciente, dócil, llena de compasión y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía”.
Y el Apóstol concluye: «Frutos de justicia se siembran en la paz para los que
procuran la paz» ( St 3, 16-18). Estas palabras nos hacen pensar en el testimonio
de tantos cristianos que, con humildad y en silencio, entregan su vida al servicio de
los demás a causa del Señor Jesús, trabajando concretamente como servidores del
amor y, por eso, como “artífices” de paz (Benedicto XVI, 24 de septiembre de
2006).
Reflexión apostólica
«La autenticidad del amor a Dios se pone a prueba en el amor al prójimo. San Juan
lo expresa fuertemente en su bien conocida frase: “Si alguno dice: „Amo a Dios‟, y
aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a
quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 34).
Propósito
Confesarme en los próximos días e invitar a un familiar o amigo a que me
acompañe.
Diálogo con Cristo
Jesús, gracias porque me concedes experimentar tu amor y por estar siempre
dispuesto a mostrarme el camino que debo seguir para encontrar la paz y la sana
convivencia, pero, sobre todo, te doy gracias por tu gran misericordia y
comprensión ante mis fallas.
«Recuerda que después de conocerte debes aceptarte y superarte. La aceptación
supone humildad, reconocer la falta, caer ante el Padre de las misericordias y
confesarle los capítulos más amargos de nuestra vida. La superación se consigue
desplazando el obstáculo que nos hizo tropezar»
( Cristo al centro , n. 1126).