EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la XII Semana del Tiempo Ordinario
Libro de Génesis 13,2.5-18.
Abrám tenía muchas riquezas en ganado, plata y oro.
Lot, que acompañaba a Abrám, también tenía ovejas, vacas y carpas.
Y como los dos tenían demasiadas riquezas, no había espacio suficiente para que
pudieran habitar juntos.
Por eso, se produjo un altercado entre los pastores de Abrám y los de Lot. En ese
tiempo, los cananeos y los perizitas ocupaban el país.
Abrám dijo a Lot: "No quiero que haya altercados entre nosotros dos, ni tampoco
entre tus pastores y los míos, porque somos hermanos.
¿No tienes todo el país por delante? Sepárate de mí: si tú vas hacia la izquierda, yo
iré hacia la derecha, y si tú vas hacia la derecha, yo iré hacia la izquierda".
Lot dirigió una mirada a su alrededor, y vio que toda la región baja del Jordán,
hasta llegar a Soar, estaba tan bien regada como el Jardín del Señor o como la
tierra de Egipto. Esto era antes que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra.
Entonces Lot eligió para sí toda la región baja del Jordán y se dirigió hacia el este.
Así se separaron el uno del otro:
Abrám permaneció en Canaán, mientras que Lot se estableció entre las ciudades de
la región baja, poniendo su campamento cerca de Sodoma.
Pero los habitantes de Sodoma eran perversos y pecaban gravemente contra el
Señor.
El Señor dijo a Abrám, después que Lot se separó de él: "Levanta los ojos, y desde
el lugar donde éstas, mira hacia el norte y el sur, hacia el este y el oeste,
porque toda la tierra que alcances a ver, te la daré a ti y a tu descendencia para
siempre.
Yo haré que tu descendencia sea numerosa como el polvo de la tierra. Si alguien
puede contar los granos de polvo, también podrá contar tu descendencia.
Ahora recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque yo te lo daré".
Entonces Abrám trasladó su campamento y fue a establecerse junto al encinar de
Mamré, que está en Hebrón. Allí erigió un altar al Señor.
Evangelio según San Mateo 7,6.12-14.
No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea
que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto
consiste la Ley y los Profetas.
Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que
lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí.
Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los
que lo encuentran.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Orígenes (v. 185-253), sacerdote y teólogo
Homilías sobre el Éxodo, n°5, 3 (trad. Biblioteca de Patrística. Ed. Ciudad Nueva,
tomo 17)
«Se ha estrechado, el camino que conduce a la vida»
Veamos ahora qué se dice a continuación a Moisés, qué camino se le manda
elegir... Quizá tú pensarás que el camino que Dios muestra es un camino llano y
fácil, sin ninguna dificultad ni esfuerzo: no, es una subida, y una subida tortuosa.
No es un camino descendente el que conduce a las virtudes, se trata de una
ascensión, una angosta y difícil ascensión. Escucha al Señor cuando dice en el
Evangelio: «El camino que conduce a la vida es estrecho y angosto." Observa,
pues, qué consonancia hay entre el Evangelio y la Ley... ¿Acaso no es verdad que
hasta los ciegos pueden ver claramente que la Ley y el Evangelio han sido escritos
por uno y el mismo Espíritu?.
El camino por el que marchan es, por tanto, una subida tortuosa...; Muestra
que tanto en las obras como en la fe hay mucha dificultad y mucho esfuerzo. En
efecto, a los que quieren obrar según Dios se les oponen muchas tentaciones,
muchos estorbos. Así, te encontrarás en la fe con muchas cosas tortuosas, muchas
preguntas, muchas objeciones de los herejes... Escucha lo que dice el Faraón al ver
estas cosas: "Estos se equivocan." Para el Faraón, el que sigue a Dios se equivoca,
porque, como ya hemos dicho, el camino de la sabiduría es tortuoso, tiene muchas
curvas, muchas dificultades y muchas angosturas. De este modo, cuando confiesas
que hay un solo Dios, y en la misma confesión afirmas que el Padre, el Hijo y el
Espíritu son un solo Dios, ¡Cuán tortuoso, cuán inextricable parece esto a los
infieles! Aún más, cuando dices que «el Señor de la majestad» fue crucificado (1 Co
2,8) y que el Hijo del hombre es «el que ha bajado del cielo» (Jn 3,13) ¡Cuán
tortuosas y difíciles parecen estas cosas! El que las oye, si nos las oye con fe, dice
que éstos se equivocan; pero tú mantente firme y no dudes de esta fe, sabiendo
que Dios te muestra el camino de esta fe.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”