Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 12, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: ¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte, Sara
habrá tenido un hijo * Muchos Vendrán muchos de oriente y occidente y se
sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob
Textos para este día:
Génesis 18,1-15:
En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré,
mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista
y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la
puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: "Señor, si he alcanzado tu
favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis
los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que
cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo."
Contestaron: "Bien, haz lo que dices."
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: "Aprisa, tres
cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza." El corrió a la vacada,
escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida.
Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba
en pie bajo el árbol, ellos comieron. Después le dijeron: "¿Dónde está Sara, tu
mujer?" Contestó: "Aquí, en la tienda." Añadió uno: "Cuando vuelva a ti, dentro del
tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo." Sara lo oyó, detrás de la entrada
de la tienda. Abrahán y Sara eran ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no
tenía sus períodos. Sara se rió por lo bajo, pensando: "Cuando ya estoy seca, ¿voy
a tener placer con un marido tan viejo?" Pero el Señor dijo a Abrahán: "¿Por qué se
ha reído Sara, diciendo: "Cómo que voy a tener un hijo, a mis años"? ¿Hay algo
difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte por esta época, dentro del tiempo de
costumbre, Sara habrá tenido un hijo." Pero Sara, que estaba asustada, lo negó:
"No me he reído". Él replicó: "No lo niegues, te has reído."
San Mateo 8,5-17:
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
"Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús
le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quién
soy yo para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado
quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis
órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz
esto", y lo hace."
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en
Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente
y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en
cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes." Y al centurión le dijo: "Vuelve a casa, que se
cumpla lo que has creído." Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió
de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles. Al anochecer, le
llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a
todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: "Él tomó nuestras
dolencias y cargó con nuestras enfermedades."
Homilía
Temas de las lecturas: ¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte, Sara
habrá tenido un hijo * Muchos Vendrán muchos de oriente y occidente y se
sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob
1. Una pregunta que nos compromete
1.1 El Señor Dios hace una visita a un hogar estéril y lo vuelve un hogar y un lugar
fecundo. Si Dios visita mi esterilidad, la vence; si Dios visita mi desierto, lo vence;
si Dios visita mi depresión, la vence.
1.2 El Señor Dios visita a dos ancianos y les da un regalo de juventud. Si Dios visita
mi cansancio, me descansa; si él llega a mi desilusión, la transforma; si él me
levanta de la tumba, viviré por los siglos.
1.3 El Señor Dios visita a Abraham y Sara y hace una promesa. La promesa se
cumple. Si me fío de la palabra de Dios no seré defraudado. Si escucha la promesa
de mi Señor soy invencible.
1.4 Y todo, todo se basa en una pregunta, una maravillosa pregunta: "¿hay algo
difícil para Dios?". Esa pregunta es mi gran respuesta. Es el cimiento inamovible de
mi fe.
2. Dios nos hace dignos
2.1 Con tanta fe como humildad el centurión romano del evangelio de hoy dijo una
hermosa profesión de fe: "yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas
una sola palabra, mi criado quedará sano".
2.2 Y aunque se creía indigno, recibió elogio de Jesucristo, que con su palabra de
admiración lo hizo digno no sólo de aquel milagro esperado sino también digno de
habitar para siempre las páginas del evangelio, junto a nuestro Divino Salvador.
Jesús lo hizo digno.
2.3 El centurión estaba seguro del poder de Jesús. Miraba a Nuestro Señor como
uno que tiene autoridad en su palabra, pues entendía que la enfermedad y el mal
tenían que obedecer a Cristo así como los soldados de un regimiento obedecen a su
general. Este tipo de fe trasciende el hecho puntual de la enfermedad de aquel
criado. Es verdaderamente una manera de mirar el mundo.
2.4 Si Cristo es el gran comandante de todas las fuerzas del universo, si la
enfermedad y el mal finalmente tienen que obedecer a su palabra, entonces
debemos entender que todo mal tiene un lugar y un sentido dentro del conjunto de
un plan más amplio que nosotros no vemos pero que nuestro Rey y Emperador,
nuestro Jefe y General sí está viendo. Es maravilloso entender esto.