A LA PREGUNTA : “¿Q UÉ DICE LA I GLESIA ACERCA DE LA E UCARISTÍA ?”, LA I GLESIA RESPONDE : ES
EL H IJO DE D IOS , QUE PROLONGA SU ENCARNACIÓN Y SU RESURRECCIÓN EN EL SACRAMENTO DEL
ALTAR
(Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo – Ciclo A –- Día del Papa)
“Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios Vivo” (cfr. Mt 16, 13-19). Jesús pregunta a sus
discípulos qué es lo que dice la gente acerca de Él, no porque siquiera tuviera dudas acerca
de su identidad, ni tampoco porque le interesara saber sobre el grado de popularidad que
había alcanzado por su predicación. La pregunta prepara para una revelación que viene de
Dios Padre.
Cuando Jesús pregunta qué es lo que la gente dice acerca de Él, las respuestas son
variadas, y ninguna acertada. De acuerdo al testimonio de los discípulos, la gente dice que
Jesús es “Juan el Bautista”, “Elías”, “Jeremías”, “uno de los profetas”. Incluso antes, en el
Evangelio, también se habían dado casos de juicios erróneos acerca de la identidad de Jesús:
“Es el hijo del carpintero”, decían algunos, cuando lo veían pasar.
Después de saber qué es lo que dicen los demás acerca de Él, Jesús quiere saber qué
es lo que saben los discípulos sobre su identidad. Es significativo, y como preludio de la
revelación que está por producirse, que quien conteste en nombre de todos los discípulos, sea
Pedro: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios Vivo”.
La respuesta de Pedro provoca la alegría y la felicitación de Jesús, porque es una
respuesta revelada por Dios Padre: “Feliz de ti, Pedro, porque (esa respuesta) no te ha sido
dada por la carne y la sangre, sino por el Padre que está en los cielos”.
La respuesta de Pedro es doblemente significativa: por la revelación de la identidad de
Jesús por parte de Dios Padre –es Dios Padre quien ha inspirado la respuesta a Pedro- y por
el hecho de ser Pedro quien la revele, ya que se trata del Papa, y como tal, asistido por la luz
del Espíritu Santo, no puede equivocarse en lo que respecta a la identidad de Jesús. La
escena toda revela el ser sobrenatural y misterioso del Papado y de la Iglesia 1 : las respuestas
equivocadas acerca de Jesús, provenientes de la “gente”, que no pertenece al círculo de los
discípulos, representan al mundo y a su opinión errónea acerca de Jesús; la respuesta
acertada de Pedro, en nombre de los discípulos, y como cabeza de estos, representa al Papa
y al Magisterio de la Iglesia quienes, con la luz de la verdad acerca de Jesucristo, proveniente
del Padre, iluminan al mundo que vive en las tinieblas.
Este hecho, el de ser Pedro quien, en nombre de los discípulos, y como jefe visible de
la Iglesia, responde de modo certero sobre la identidad de Jesús, con una iluminación interior
dada por el Padre, no es al azar, sino que se deriva de ser el Papa lo que el Papa es en la
Iglesia: el Papa es el punto central de la Iglesia; la Iglesia se edifica sobre el Papa –“Sobre
esta Piedra edificaré mi Iglesia”- y por el Papa, que descansa y se fundamenta en Cristo –
porque en Cristo se origina y a Cristo tiende- la Iglesia descansa y se fundamenta en Cristo 2 .
La Iglesia en el Papa y el Papa en Cristo Dios: este es el ser sobrenatural y misterioso
de la Iglesia y del Papa 3 .
1 Cfr. M ATTHIAS J OSEPH S CHEEBEN , Los misterios del cristianismo , Ediciones Herder, Barcelona 1964, 583ss.
2 Cfr. Scheeben, o. c ., 584.
3 Cfr. Scheeben, ibidem .
Es el Papa, iluminado por el Padre y su Espíritu, quien conoce la verdadera identidad
divina de Jesucristo: mientras otros ven en Jesús a Juan el Bautista, Elías, Jeremías, a uno de
los profetas, al hijo del carpintero, Pedro es el único que ve, iluminado por el Espíritu, a la
Persona de Dios Hijo en la naturaleza humana de Jesús de Nazareth, aunque esta iluminación
no garantiza la fidelidad: saber quién es Jesús no garantiza su seguimiento incondicional:
Pedro traicionará a Jesús –“No conozco a ese hombre”- en las duras y amargas horas de la
Pasión. Si bien luego se arrepiente –y en esto se diferencia de Judas Iscariote, que lo
traiciona pero no se arrepiente-, no vacila en cometer la traición, a pesar de saber quién era
Jesús. La debilidad humana puede muchas veces más que la gracia, y el saber por la
inteligencia no asegura el amor y la fortaleza de la voluntad.
“La gente dice que tú eres Juan el B autista, Elías, Jeremías”, responden los discípulos,
ante la pregunta de Jesús sobre su identidad, y esta respuesta revela que los
contemporáneos de Jesús no saben quién es Jesús.
Pero no solo los contemporáneos de Jesús son los que no saben la identidad de Jesús
de Nazareth; hoy también, dentro y fuera de la Iglesia, no se conoce la identidad sacramental
de Jesucristo en la Eucaristía. Cuando se pregunta, dentro y fuera de la Iglesia: “¿Qué dice la
gente acerca de la Eucaristía?”, se ve que se responde de modo erróneo, al igual que
respondieron de modo erróneo los contemporáneos de Jesús. Se piensa que la Eucaristía es
un mero recuerdo del don de Jesús en la Última Cena; se piensa que es un pan bendecido y
consagrado; se piensa que es un pan que trae a la memoria el recuerdo de Jesús; se piensa
que es un poco de pan que sirve para, en un ambiente religioso, aprender a compartir con los
que más necesitan. Estas y muchas otras cosas se dicen acerca de la identidad de Jesucristo
en la Eucaristía, y ninguna de estas dice la verdad sobre esta identidad.
Solo la Iglesia Católica proclama al mundo la verdad acerca de Jesús en la Eucaristía:
así como Pedro es el único que, por iluminación del Espíritu del Padre sabe cuál es la
verdadera identidad de Jesús de Nazareth, Dios Hijo encarnado, así la Iglesia Católica, con
Pedro a la cabeza, es la única que sabe, iluminada por el Espíritu, la identidad de la
Eucaristía: Cristo resucitado, Dios Hijo en Persona.
A la pregunta: “¿Qué dice la Iglesia acerca de la Eucaristía?”, la Iglesia, junto a Pedro,
responde: es el Hijo de Dios, que prolonga su encarnación y su resurrección en el sacramento
del altar; es el Hijo del hombre, Dios Hijo encarnado, que viene a los suyos oculto bajo la
apariencia de pan; es la Luz del mundo; es el Cordero del Apocalipsis.
Padre Álvaro Sánchez Rueda