T AMBIÉN LA E UCARISTÍA , J ESÚS RESUCITADO , POR QUIEN VIENE A LA I GLESIA EL D ADOR
DE DONES , EL E SPÍRITU S ANTO , ES LO MÁS VALIOSO DEL R EINO DE LOS CIELOS
(Domingo XVII – TO – Ciclo A –)
“El Reino de los cielos es como un tesoro (…) como una perla (…) como una red
llena de peces” (cfr. Mt 13, 44-52). Jesús compara al Reino de los cielos con tres
objetos de valor material: un tesoro escondido en un campo –no aclara qué es, pero
podemos suponer que podrían ser, por ejemplo, abundantes monedas de oro-; una
perla, no cualquiera, sino “de gran valor”, es decir, de gran tamaño, ya que el valor
de las perlas depende de su tamaño; y finalmente compara al Reino de los cielos con
“una red llena de peces”, lo cual también es algo de mucho valor material, ya que,
para un pescador y su familia, significa sustento económico y material por mucho
tiempo, ya que se dispone de mucha mercadería –peces- para vender.
Jesús compara al Reino de los cielos con elementos materiales de mucho valor,
pero no porque el Reino de los cielos tenga relación con lo material: lo compara con lo
material porque así nosotros podemos darnos cuenta de lo que significa.
Sabemos reconocer y valorar a las cosas materiales, como oro, perlas,
mercaderías, y es por eso que Jesús utiliza estas imágenes para compararlas con el
Reino de los cielos. Las figuras materiales sirven sólo para hacernos ver que el Reino
de los cielos posee un “gran valor” para los hombres, pero de ninguna manera se
trata de un valor material.
“El Reino de los cielos es como un tesoro (…) como una perla (…) como una red
llena de peces”. Jesús compara al Reino de los cielos con elementos materiales de
gran valor. Pero el Reino está en los cielos, en donde las riquezas de este mundo no
cuentan para nada.
¿Qué es lo que hace valioso entonces al Reino de los cielos?
El valor más grande, inconmensurable, del Reino de los cielos, está dado por el
don del Espíritu Santo, soplado por el Padre y el Hijo sobre la Iglesia en Pentecostés,
renovado como don personal para cada integrante de la Iglesia en la comunión
sacramental.
El Espíritu Santo es donado como don de valor incalculable, por el Padre y por
el Hijo, en la comunión sacramental.
Entonces también la Eucaristía, Jesús resucitado, por quien viene a la Iglesia el
Dador de dones, el Espíritu Santo, es lo más valioso del Reino de los cielos, y es el
signo de que el Reino ha llegado a los hombres y está en medio de ellos.
Al igual que el hombre de la parábola, que vendió todo para obtener el tesoro
del campo; al igual que el negociante, que vendió todo para conseguir la perla fina; al
igual que los pescadores que se arriesgaron a salir a la mar para obtener una red
llena de peces, así el cristiano debe arriesgar y poner en juego toda su vida, en cada
momento, para vivir la vida de la gracia, despreciando los bienes del mundo, y no solo
evitando el pecado, sino ante todo viviendo la caridad, la misericordia, la compasión
para con el prójimo, para conseguir el tesoro más valioso del Reino de los cielos, la
Eucaristía, Jesús resucitado.
Padre Álvaro Sánchez Rueda