C UANDO J ESÚS SE HAGA P RESENTE CON SU SACRIFICIO EN CRUZ , ESE ES EL MOMENTO DE
DAR A D IOS , SILENCIOSA E INTERIORMENTE , LO QUE LE PERTENECE A D IOS : NUESTRO SER ,
NUESTRA VIDA , NUESTRA EXISTENCIA
(Domingo XXIX – TO – Ciclo A)
“Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (cfr. Mc 12, 13-17).
Los fariseos tratan de tender una trampa a Jesús: como Jesús se presentaba como
Mesías y por lo tanto como liberador de su pueblo del dominio romano, creían que
Jesús iba a decir que no se debía pagar el impuesto, con lo cual tendrían un motivo
para acusarlo y entregarlo a la autoridad romana, porque Jesús quedaría como
incitando a la rebelión al no permitir pagar los impuestos del imperio 1 . Los judíos en la
práctica aceptaban el dominio romano y esto se ve en la acuñación de monedas con el
rostro de César, con su nombre y con el título de emperador 2 . Esto revela una actitud
hipócrita por parte de los fariseos, puesto que ellos mismos pagaban el impuesto, por
eso, lo que persiguen con la pregunta y la adulación es el tener un pretexto para
encarcelar a Jesús.
La respuesta de Jesús es práctica: si se acepta el dominio de los romanos, hay
que dar al César lo que le corresponde al César, pero al mismo tiempo, hay que dar a
Dios lo que corresponde a Dios. Es decir, a esta enseñanza de Jesús hay que tomarla
junto a aquella que dice: “Estáis en el mundo pero no sois del mundo”. Al estar en el
mundo, el cristiano debe cumplir con las disposiciones, siempre y cuando estas no
sean contrarias a Dios; al no pertenecer al mundo, porque ha recibido la filiación
divina, debe dar a Dios lo que le pertenece a Dios.
¿Qué es lo que le pertenece a Dios del cristiano? Todo su ser, toda su vida, toda
su existencia, todo lo que tiene y todo lo que es: el cristiano es hijo de Dios, porque
ha recibido la filiación divina de parte de Jesús, y por eso le pertenece a Dios, es
posesión personal de Dios Uno y Trino. Por eso, lo que debe darle a Dios es todo su
ser, toda su vida, toda su existencia, ofreciéndola como un sacrificio agradable a Dios.
¿Dónde ofrendar a Dios todo nuestro ser, en acción de gracias por habernos
convertido en hijos suyos, por habernos dado Él primero todo su ser en el sacrificio de
la cruz? El lugar y el momento privilegiados para dar a Dios lo que es de Dios –el ser,
el alma, la vida, la existencia-, es el sacrificio del altar, uniendo el propio ser y la
propia vida al don de Jesús en la cruz del altar.
Cuando Jesús se haga Presente con su sacrificio en cruz, ese es el momento de
dar a Dios, silenciosa e interiormente, lo que le pertenece a Dios: nuestro ser, nuestra
vida, nuestra existencia.
Padre Álvaro Sánchez Rueda
1 Cfr. B. O RCHARD et al., Verbum Dei. Comentario a la Sagrada Escritura , Tomo III, Editorial Herder, Barcelona 1957,
530.
2 Cfr. Orchard, ibidem , 530.