Comentario al evangelio del Miércoles 06 de Julio del 2011
“Les dio poder“
“Llamando Jesús a doce, les dio poder“. Cuando Mateo relata que los discípulos fueron enviados a liberar a la
gente de los “espíritus inmundos”, debemos entenderlos como todo aquello que origina y multiplica la
violencia, la muerte y el caos en nuestro mundo. Al enviar a los apóstoles, Jesús los capacitó invistiéndolos con
el poder que viene de lo alto.
Los enviados, por tanto, no están inermes o desprotegidos frente al mal. Pero no utilizan cualquier tipo de
poderes en su trabajo liberador ¿Cuál es el poder que Jesús les confiere para esa misión imposible? Tendríamos
que releer todo el evangelio y la misma vida para reconocerlo.
Descubrimos indicios como éstos:
El raro poder del amor al enemigo, al opositor, al contrincante, al indiferente, al distinto, al necesitado, sin
jamás usar la venganza o la revancha contra de ellos; sino usando el potente recurso de poner la otra
mejilla.
El raro poder de vivir juntos, de compartir vida, sueños y misión, de caminar juntos de dos en dos, de
trabar amistad, de construir puentes y derribar muros.
El raro poder de la libertad para amar, sin amarrarse a personas, a estructuras, a posesiones, a ideologías, a
países, a razas o color, a religiones, a costumbres, ni a cadena alguna que atenace el amor, aunque sea de
oro.
El raro poder de la humildad, de la simplicidad, de la austeridad, de lapobreza, de aquella imaginación que
no necesita multiplicar efectivos para hacerse valer.
El raro poder del dar y pedir perdón, el instrumento más eficaz y seguro para desarmar la obstinada
violencia.
El raro poder de la alegría, con su brillo contagioso, llamativo, convocante, luminoso, irresistible...
El raro poder del partir y repartir el pan y el vino en mesa de fraternidad, abierta a aquellos que se
alimentan no sólo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
El raro poder de narrar buenas noticias a través de parábolas elementales y cuentos sencillos, impregnados
con la fuerza de la verdad, capaces de poner luz y mover corazones duros y obstinados.
El raro poder de la debilidad y de la pobreza de medios, que lleva a necesitar pocas cosas y estas
necesitarlas muy poco. Sin jamás tener pánico a perder.
El raro poder de la mansedumbre, de la cordialidad, de la mirada pacificada, de la ternura capaz de seducir
y conquistar lo más árido de una persona y transformarla.
El raro poder de la simplicidad, de la limpieza de miras, de la palabra directa y verdadera, aquella que
vence por la contundencia con que exhibe la verdad.
Hoy nos toca a nosotros descubrir cuáles son los ‘espíritus inmundos’ de nuestra época, aquellos que conducen
a la prepotencia, el egoísmo y la marginación. Con aquellos Jesús lanzó a los discípulos a conquistar el mundo.
Con los mismos instrumentos, no con otros, hoy lo podemos hacer nosotros. La obediencia nos envía, la caridad
nos hace cercanos y la pobreza nos hará creíbles.
Vuestro buen amigo,
Juan Carlos cmf
Juan Carlos Martos, cmf