Décimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Exégesis - R.P. Gustavo Pascual, IVE
El júbilo de Cristo
Este Evangelio en la narración de Lucas que es principalmente el que
nos concierne por comenzar con la exultación de Jesús se lo ha
llamado tradicionalmente el “himno de júbilo” del Seo r y “la joya de
los Evangelios sinpticos .
Es una oración de alabanz a , de glorificació n y de acción de gracia s d e
Jesús. Oración pronunciada en alta voz.
Jesús “se llen de goz o e n el Espíritu Santo”. “Se llen de gozo” es
traducción del latín exultavit y del griego agallia,w que aparece en
los Evangelios otras dos veces, en Jn 8,56 en el mismo modo y tiempo
y que traduce la Biblia de Jerusalén y la de Nacar-Colunga como “se
regocij” y en Lc 1,47 en otro tiemp o .
El exultavit también es traducción del griego skirte,w y aparece
traducido al castellano por “salt de gozo” (Jsalén) y “exult” (N-C) en
Lc 1, 41 y Lc 1, 44 y en otro tiempo en Lc 6, 2 3 .
Nosotros nos quedaremos con la traduccin de Jsalén: “se llen de
gozo” que para nosotros es el júbilo. El gozo en su plenitud es el
júbilo. Como hemos dicho, es la cúpula del edificio de la vida feliz.
Jesús se alegra, se llena de gozo, al ver cómo los humildes entienden
y aceptan la palabra de Dios. El Espíritu Santo que dirigía todos los
movimientos del alma de Jesús lo inundó de vivísima alegría. Este
hecho es único en la historia del Salvador. Entre tantos motivos de
tristeza se sentía dichoso de contemplar en espíritu los admirables
frutos de su ministerio y de sus innumerables sacrificios. En este
divino arrobamiento pronunció algunas sentencias de inefable
hermosura y de inagotable profundidad. Expresa con tierna efusión de
su corazón sus sentimientos hacia su Padre celestial, le ofrece sus
alabanzas, sus parabienes y su acción de gracias porque oculta sus
misterios a los prudentes según la carne y revela sus secretos a los
pequeños y a los humildes, afirma con claridad y fuerza invencibles su
divinidad y es Jesús mismo el revelador de los misterios del Padr e .
La revelación a los pequeños
Jesús da gracias al Padre y se alegra por haber revelado sus
misterio s a los pequeños y haberlas ocultado a los sabios y
prudente s . Jesús se refiere en el caso concreto a la revelación de los
misterios hecha a los apóstoles que regresan de su misión (Lc) y el
ocultamiento a los fariseos y escriba s . El Padre sigue revelando las
cosas a los pequeños que son los humildes, los que se hacen como
niños, los pequeños en malicia pero no en inteligenci a , ya que no
condena la penetración de espíritu sino el orgull o . Por estos
pequeños, por los cuales, Jesús aquí se goza dará su vida a fin de
comunicarles el gozo, cuya fuente es su amor (Jn 15, 9-15 ) . Y no
reveló los misterios a los prudentes y sagaces, según el mund o , es
decir, a los soberbios, de aquellos sobre los cuales dice San
Pablo:“Dnde está el sabio? Dnde el docto? Dnde el sofista de
este mundo? ¿Acaso no entonteció Dios la sabiduría del mundo?De
hecho, como el mundo mediante su propia sabiduría no conoció a Dios
en su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la
necedad de la predicacin […] Porque la necedad divina es más sabia
que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que
la fuerza de los hombres .
“Su conmovedor „Sí, Padre!‟” expresa el fondo de su corazn, su
adhesin al querer del Padre, que fue un eco del “fiat” de su Madre en
el momento de su concepción y que preludia lo que dirá al Padre en
su agonía. Toda la oración de Jesús está en esta adhesión amorosa de
su corazn de hombre al “misterio de la voluntad” del Padre(Ef 1,9) .
Jesús se goza por la revelación a los pequeños y se vuelve a gozar en
la voluntad de su Padre (Mt-Lc) porque acepta los planes de su
providencia, los planes inescrutables de su voluntad.
Jesús afirma su divinidad
Así lo enseñan los Santos Padre s . Es innegable que en este loghion se
expresa un conocimiento sobrehumano de Jesús sobre sí mismo.
Todo, de hecho, ha sido trasmitido a Jesús por el Padre, porque se
encuentra en una relación singularísima con Él, como indica el
conocimiento recíproco entre el Padre y el Hij o .
“Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino
el Hijo”. En el texto se refiere al conocimiento. Parece ser que el texto
no sólo pretende enseñar el hecho del mesianismo de Cristo sino
también sugerir fuertemente su filiación divina. Por las siguientes
razones:
+ Extraña el énfasis que se pone en este conocimiento que existe
entre el Padre y el Hijo. Este conocimiento debe ser algo
profundísimo, ya que invoca el atributo divino de la sabiduría como el
único que puede comprender este mutuo conocimiento de quien sea el
Padre y el Hijo.
+ Este conocimiento es trascendente. Es algo reservado al Padre y al
Hijo. Por eso, si los hombres lo saben, es debido a una revelación del
Hijo. Y esta revelación es la obra de Cristo.
+ Esta revelación es ciertamente que Él es el Mesías, el Hijo de Dios;
pero no sólo en lo que tiene de hecho ser el Mesías, sino que ha de
ser en cuanto va descubriendo su verdadera naturaleza divina con
palabras y obras.
En el contexto del Evangelio total de Mateo, esta enseñanza de Cristo
se refiere a un conocimiento no sólo muy superior al de los profetas,
sino a un conocimiento que corresponde al alma de Cristo por ser él
de naturaleza divina: el Hijo de Dios.
+ A esto mismo lleva, el que este pasaje de Mt-Lc se entronca por
semejanza conceptual, con otros pasajes del Evangelio de Jn, en los
que se habla claramente de la divinidad de Cristo como Verbo
Encarnad o , sólo que la formulación de este pasaje Mt-Lc es aún más
vigorosa que la que tiene en los mismos pasajes aludidos de Jn. Se
muestra por el pasaje “una conciencia clara de la filiacin divina de
Jesús” (Benoit).
+ A la hora de la composición de los Evangelios, este lenguaje difícil
podría entenderse de otra manera que de la divinidad de Crist o . Tal
era al menos, su valoración por la Iglesia, de los Evangelios. El tema
de la revelación de más que Mesías , es el que éste es el Hijo de Dios.
A Cristo en los Evangelios, incluido Jn, se le presenta hablando y
obrando como Verbo Encarnado. Y por esta razón de la persona divina
es y puede llamarse en verdad Hijo de Dio s .
Y en cuanto a este conocimiento excepcional que Cristo tiene de su
Padre, puede muy bien ser el conocimiento, no solamente el
sobrenatural, sino el absolutamente único que el alma de Cristo tiene
por su visión beatífic a . Así ve su filiación divina y la correlativa
paternidad divina de Dio s .
Jesús revela los misterios del Padre
Los misterios que Jesús revela son los misterios del Reino y se los
revela únicamente a los pequeos como lo hace el Padre, “a vosotros
(les dice a sus discípulos) se os ha dado conocer los misterios del
Reino de los cielos . El Padre revela los misterios del Reino por Jesús
que es a la vez el revelador y la revelación. Jesús llama “dichosos” a
los apóstoles, porque ellos vieron y oyero n , lo que fue la aspiración
de todo judío, el deseo de todo buen israelita: ver los días del Mesía s .
El conocimiento trascendente que sólo tiene el Hijo hace que sólo Él
pueda revelarlo, “el Hijo Unigénito que está en el seno del Padre, él lo
ha contado .
El conocimiento que se da entre el Padre y el Hijo no se refiere
principalmente a la relación personal intratrinitaria del Hijo con el
Padre, sino que se refiere a la posición de Jesús, única en su
naturaleza, en la historia de la redención, y de la salvación, y en
cuanto mediador de la Revelación. Jesús es verdaderamente el único
revelador de Dios, porque Él sólo conoce al Padre, del mismo modo
que el Padre lo conoce a É l .
Y así como el Hijo revela a su Padre a los que quiere, así también el
Padre revela a su Hijo a los que le place. Jesús alaba a Pedro porque
lo confes Hijo de Dios: “Bienaventurado eres Simn, hijo de Jonás,
porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que
está en los cielos” (Mt 16, 17 ) .
En este pasaje vemos cómo Jesús se manifiesta como un hombre
extático no saliendo fuera de sí a un conocimiento mayor, y en
consecuencia, suspendiendo la acción de sus sentidos como ocurre
con los demás hombre s . Jesús se dirige al Padre como a alguien
superior a Él para ensearnos. “Quiso presentar sus oraciones al
Padre, no como si fuese impotente sino para instruirnos : en primer
lugar, para manifestarnos que Él venía del Padre, como puede verse
en las palabras de San Juan: „pero lo he dicho por estos que me
rodean, para que crean que tú me has enviado‟ . Y San Hilario
escribe: “No tenía necesidad de orar, pero lo hizo para que no
ignoráramos que era el Hijo”. En segundo lugar, oró para darnos
ejemplo . Por ello dice San Atanasio: “No vayas a pensar que el Hijo de
Dios oraba por impotencia, para alcanzar lo que Él no podía realizar
por sí mismo. Autor de todo poder, maestro de la obediencia, nos
exhorta con su ejemplo a los preceptos de la virtud”. Y San Agustín
escribe a su vez: “Podía el Seor, en su forma de siervo, orar en
silencio si fuera necesario; pero quiso mostrarse rogando al Padre
para recordarnos que era nuestro maestro .
Su exultación manifiesta el éxtasis, el movimiento de un ser perfecto,
como el Padre, pero que se dirige por la oración a Él. Jesús contempla
a Dios y por tanto está en júbilo permanente y lo demuestra por esta
exultación ante sus discípulos.
Es propio del hombre religioso ser extático, es decir, vivir fuera de
sí, en Dios, y en la medida que el hombre más se une a Dios más vive
en éxtasis por el amor a Dios y por el amor al prójimo. La cumbre de
la vida mística está constituida por una unión intelectual con Dios que
es como una presencia permanente y como substancial en el alm a .
La unión transformante, dicen los teólogos se aproxima a la visión
beatífica […] Es la presencia de Dios en forma total, la absorción del
espíritu humano por el Espíritu Supremo. ¿Puede el espíritu humano
ver a Dios directamente? Si no hubiese sido revelado no podríamos
saber ni siquiera si es posible. Pero si es posible, ello es debido a que
el intelecto humano está hecho para el ser, y todo lo que es ser
constituye su objeto, y por tanto aspira al conocer indefinidamente, y
por ende aspira al Ser sin límite s .
Jesús vivía en unión permanente con el Padre porque con el Padre son
un o y en cierta manera vivía permanentemente en éxtasis,
mostrándose como modelo de hombre religioso para nosotros. En
Jesús no se matiza nunca el respeto con ese estremecimiento de
inquietud y de terror que sobrecoge a los santos. En su alma no se
encuentra la huella más leve de inquietud religiosa, de temor, de justa
cólera contra sí mismo engendrada, por una parte, por la vista de
nuestra nada, y por la otra, por la consideración de nuestra indignidad
positiva. El poseía de una vez, y en manera perfecta, esta pureza
íntegra, esta semejanza y acuerdo con el amigo divino, hacia la cual
tiende la perfección extrema de la vida interio r . En Él nada
extraordinario acontecía porque era el Verbo Encarnado. Su
naturaleza humana subsistía en la Persona del Verbo y por tanto era
un hombre unido hipostáticamente con Dios, la mayor unión entre
Dios y el hombre que puede darse. Su éxtasis permanente se daba
por la posesión actual del Sumo Bien ya que su alma era
bienaventurada y por lo tanto vivía en júbilo continuo.
(R.P. Gustavo Pascual, IVE)
Cf. Sagrada Biblia, Nuevo Testamento (t. 5), EUNSA Navarra 2004,
comentario a Lc 10, 21-22
Cf. Sagrada Biblia, Nuevo Testamento (t. 5)…, comentario a Mt 11,
25-27
Santo Tomás, Catena Áurea …, San Agustín a Mt 11, 25-27
Cf. Santo Tomás, Catena Áurea …, Tito Bostrense a Lc 10, 21-24
Santo Tomás, Catena Áurea …, Bedaa Lc 10, 21-24
Jsalén. N-C traduce “se sinti inundado de gozo”.
Exultavit, agallia,w: “se alegra” (Jsalén); “exulta de júbilo” (N-C)
Exultate, skirte,w: “saltad de gozo” (Jsalén); “regocijaos” (N-C)
Cf. Fillion, Vida de Nuestro Señor Jesucristo , Vida pública (t. 2), Rialp,
Madrid 20003, 326-8
Son el entero contenido de la predicación de Cristo [Salguero, Vida de
Jesús , Edibesa Madrid 2000, 180-3]
“No se alegra y da gracias porque ocultaba los misterios a los escribas
y fariseos (esto en verdad no era motivo de alegría, sino de tristeza)
sino que da gracias porque los pequeños conocieron lo que los sabios
habían ignorado” (Santo Tomás, Catena Áurea …, San Juan Crisóstomo
a Lc 10, 21-24)
Santo Tomás, Catena Áurea …, San Jernimo y San Juan Crisstomo a
Mt 11, 25-27. San Ambrosio y San Beda a Lc 10, 21-24
Santo Tomás, Catena Áurea …, San Hilario a Mt 11, 25-27
Santo Tomás, Catena Áurea …, San Gregorio a Mt 11, 25-27; San Beda
a Lc 10, 21-24
León-Dufour, Vocabulario de Teología Bíblica… , 364
Santo Tomás, Catena Áurea …, San Jernimo a Mt 11, 25-27. San
Ambrosio y San Beda a Lc 10, 21-24
1 Co 1, 20-21.25
Catecismo de la Iglesia Católica nº 2603
Santo Tomás, Catena Áurea …, San Juan Crisstomo, San Hilario, San
Agustín a Mt 11, 25-27. San Ambrosio, Teofilacto, Beda, San Juan
Crisóstomo, San Atanasio a Lc 10, 21-24
Cf. Salguero, Vida de Jesús… , 180-3
Jn 5, 10-40; 7, 25-29
Cf. Mt 12, 6-8
Cf. III, 16, 2.4.5
III, 10
Cf. Manuel de Tuya, Profesores de Salamanca, Biblia Comentada (Vb)
Evangelios, BAC Madrid 19773, 186-9
Mt 13, 11
Cf. Lc 7, 22; Hch 4,20; 1 Jn 1, 2-3
Cf. Manuel de Tuya, Profesores de Salamanca, Biblia Comentada (Vb)
Evangelios…, 131
Jn 1, 18
Cf. Salguero, Vida de Jesús… , 180-3
Cf. San Ambrosio, Tratado sobre el evangelio de San Lucas , L.7, 65-
68
Cf. II-II, 175, 4c; 180, 5c
Jn 11, 42
III, 21, 1 ad 1; Cf. 21, 2 c; 21, 2 ad 1 y 2
Cf. Castellani, Psicología humana… , 213-4
Ibíd ., 222-3
Cf. Jn 10, 30
Cf. Grandmaison, Jesucristo …, 327-8