EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la XIV Semana del Tiempo Ordinario
Libro de Génesis 41,55-57.42,5-7a.17-24a.
Cuando también los egipcios y el pueblo sintieron hambre, y el pueblo pidió a gritos
al Faraón que le diera de comer, este respondió: "Vayan a ver a José y hagan lo
que él les diga".
Como el hambre se había extendido por todo el país, José abrió los graneros y
distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se hacía cada vez más intensa.
Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales a José, porque el hambre
asolaba toda la tierra.
Así llegaron los hijos de Israel en medio de otra gente que también iba a procurarse
víveres, porque en Canaán se pasaba hambre.
José tenía plenos poderes sobre el país y distribuía raciones a toda la población.
Sus hermanos se presentaron ante él y se postraron con el rostro en tierra.
Al verlos, él los reconoció en seguida, pero los trató como si fueran extraños y les
habló duramente. "¿De dónde vienen?", les preguntó. Ellos respondieron: "Venimos
de Canaán para abastecernos de víveres".
E inmediatamente, los puso bajo custodia durante tres días.
Al tercer día, José les dijo: "Si quieren salvar la vida, hagan lo que les digo, porque
yo soy un hombre temeroso de Dios.
Para probar que ustedes son sinceros, uno de sus hermanos quedará como rehén
en la prisión donde están bajo custodia, mientras el resto llevará los víveres, para
aliviar el hambre de sus familias.
Después me traerán a su hermano menor. Así se pondrá de manifiesto que ustedes
han dicho la verdad y no morirán". Ellos estuvieron de acuerdo.
Pero en seguida comenzaron a decirse unos a otros: "¡Verdaderamente estamos
expiando lo que hicimos contra nuestro hermano! Porque nosotros vimos su
angustia cuando nos pedía que tuviéramos compasión, y no quisimos escucharlo.
Por eso nos sucede esta desgracia".
Rubén les respondió: "¿Acaso no les advertí que no cometieran ese delito contra el
muchacho? Pero ustedes no quisieron hacer caso, y ahora se nos pide cuenta de su
sangre".
Ellos ignoraban que José los entendía, porque antes habían hablado por medio de
un intérprete.
José se alejó de ellos para llorar; y cuando estuvo en condiciones de hablarles
nuevamente, separó a Simeón y ordenó que lo ataran a la vista de todos.
Evangelio según San Mateo 10,1-7.
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus
impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre
Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano
Juan;
Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;
Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones
paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos.
Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Concilio Vaticano II
Mensaje a los gobernantes, Pablo VI, Miércoles 8/12/1965
«En vuestro camino, proclamad que el Reino de Dios está cerca»
A vosotros, los depositarios del poder temporal, ¿qué os pide la Iglesia hoy?...
No os pide más que la libertad. La libertad de creer y de predicar su fe. La libertad
de amar a su Dios y servirlo. La libertad de vivir y de llevar a los hombres su
mensaje de vida. No le temáis: es la imagen de su Maestro, cuya acción misteriosa
no usurpa vuestras prerrogativas, pero que salva todo lo humano de su fatal
caducidad, lo transfigura, lo llena de esperanza, de verdad, de belleza.
Dejad que Cristo ejerza esa acción purificante sobre la sociedad. No lo
crucifiquéis de nuevo; esto sería sacrilegio, porque es Hijo de Dios; sería un
suicidio, porque es Hijo del hombre. Y a nosotros, sus humildes ministros, dejadnos
extender por todas partes sin trabas la buena nueva del Evangelio de la paz, que
hemos editado en este Concilio. Vuestros pueblos serán los primeros beneficiados
porque la Iglesia forma para vosotros ciudadanos leales, amigos de la paz social y
del progreso.
En este día solemne en que clausura su XXI Concilio Ecuménico, la Iglesia os
ofrece por nuestra voz su amistad, sus servicios, sus energías espirituales y
morales. Os dirige a vosotros, todos, un mensaje de saludo y de bendición.
Acogedlo como ella os lo ofrece, con un corazón alegre y sincero, y transmitirlo a
todos vuestros pueblos.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”