Comentario al evangelio del Lunes 11 de Julio del 2011
Queridos amigos y amigas:
Hoy celebramos a San Benito, patrono Europa, junto con otras figuras como Cirilo y Metodio, Catalina
de Siena, Brígida de Suecia, etc. Benito, en su tiempo, supo dar un alma a los pueblos de Europa, un
ideal de vida, una inculturación del evangelio. Su “no anteponer nada a Cristo” y su propuesta de vida
armónica en obediencia a una regla consiguieron insuflar aliento a una sociedad que estaba postrada
anímica, cultural y económicamente. Él y sus hijos construyeron una red de monasterio por Europa. Es
verdad. Roturaron campos, desarrollaron la agricultura, constituyeron núcleos poblacionales,
conservaron y difundieron la cultura clásica, cuidaron la liturgia. Todo esto es verdad. Pero nos
quedaríamos siempre en las ramas si no prestáramos atención a las raíces de las que surge un ideal de
cultura como el que representa Benito de Nursia. Las raíces son su experiencia de Jesucristo.
La Europa de hoy aspira a constituirse como una sociedad justa, democrática, solidaria. Esto es algo
noble y deseable. Pero, ¿cuál es el alma de este proyecto? ¿Cuáles son sus raíces? ¿Basta la alusión a
un difuso humanismo de corte ilustrado?
El cristianismo no puede imponer su manera de ver las cosas. Puede proponer con humildad (porque
tiene a las espaldas una larga historia de contradicciones), pero también con confianza y audacia
(porque no se propone a sí mismo como ideología sino a la persona de Jesús) un alma para este nuevo
proyecto de unidad.
Vuestro hermano en la fe:
Fernando González
Fernando González