La gracia no excluye la justicia
12/07/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24
En aquel tiempo, Jesús se puso a reprender a las ciudades que habían visto sus
numerosos milagros, por no haberse arrepentido. Les decía: «¡Ay de ti, Corozaín!
¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros
que se han hecho en ustedes, hace tiempo que hubieran hecho penitencia,
cubiertas de sayal y de ceniza. Pero Yo les aseguro que el día del juicio será menos
riguroso para Tiro y Sidón, que para ustedes.
Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás
precipitada en el abismo, porque si en Sodoma se hubieran realizado los milagros
que en ti se han hecho, quizá estaría en pie hasta el día de hoy. Pero Yo te digo que
será menos riguroso el día del juicio para Sodoma que para ti». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor Jesús, creo en Ti, espero y confío en que pueda encontrar tu voluntad en
esta oración. Nada hay más importante en este momento.
Petición
Padre mío, permite que vea los milagros que día a día suceden en mi vida gracias a
tu misericordia e infinita bondad.
Meditación
«Sólo Dios puede crear justicia. Y la fe nos da esta certeza: Él lo hace. La imagen
del Juicio final no es en primer lugar una imagen terrorífica, sino una imagen de
esperanza; quizás la imagen decisiva para nosotros de la esperanza. ¿Pero no es
quizás también una imagen que da pavor? Yo diría: es una imagen que exige la
responsabilidad. Una imagen, por lo tanto, de ese pavor al que se refiere san Hilario
cuando dice que todo nuestro miedo está relacionado con el amor [35]. Dios es
justicia y crea justicia. Éste es nuestro consuelo y nuestra esperanza. Pero en su
justicia está también la gracia. Esto lo descubrimos dirigiendo la mirada hacia el
Cristo crucificado y resucitado. Ambas –justicia y gracia– han de ser vistas en su
justa relación interior. La gracia no excluye la justicia. No convierte la injusticia en
derecho. No es un cepillo que borra todo, de modo que cuanto se ha hecho en la
tierra acabe por tener siempre igual valor. […] Al final los malvados, en el banquete
eterno, no se sentarán indistintamente a la mesa junto a las víctimas, como si no
hubiera pasado nada» (Benedicto XVI, Encíclica Spe salvi , n. 44).
Reflexión apostólica
«El anuncio de la salvación que Jesucristo nos ha traído: la liberación del pecado y
de la muerte, y con ello, de las múltiples formas de esclavitud que mantienen al
hombre alejado de Dios, hostil hacia el prójimo y dividido en sí mismo. Es una
salvación que busca redimir y elevar al hombre entero, en todas las facetas de su
personalidad y de su existencia: corporal y espiritual, individual y social. Y es una
salvación destinada a todos los hombres, sin distinción de raza, sexo, nación,
condición social o cultural» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n.
156).
Propósito
Hacer un buen examen de conciencia antes de acercarme a la confesión.
Diálogo con Cristo
Dios Padre misericordioso, gracias por conducir mi oración y ver la gran necesidad
que tengo de saberme abandonar a tu Divina Providencia. Nadie mejor que Tú
sabes qué es lo que me conviene a mí y a mi familia, ¡confío en Ti Señor!
«Cuando Dios nos llame a cuentas, al juicio después de nuestra muerte y se eche la
raya para sumar, las buenas sumas las tendrán los que hayan tenido mucha fe viva
y operante; porque es la que engendrará la verdadera caridad y el verdadero amor
»
( Cristo al centro, n. 955).