DADLES VOSOTROS DE COMER
(DOMINGO XVIII. T.O. Ciclo A)
31 julio 2005
"En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó
de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por
tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a
los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: Estamos en
despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se
compren de comer. Jesús respondió: No hace falta que vayan, dadles vosotros de
comer..." (Mt 14,13-21)
"Dadles vosotros de comer". Estas palabras las dirige Jesús a sus discípulos,
mientras contemplaba una multitud, que padecía profundas necesidades de todo
tipo. Aunque la petición de Jesús se refiere concretamente a la necesidad de
procurar pan que calme el hambre de la gente.
Vamos a ponerle actualidad a la escena. Imaginemos que lo que Jesús está viendo
es lo que hoy sucede entre nosotros: La tercera parte de la humanidad muere de
hambre; más de la mitad no tiene acceso a la sanidad y a la educación; son
millones los que no disponen de agua potable... ¿Habéis pensado en cuántas
personas podrían alimentarse, cada día, con los desperdicios producidos por una
ciudad del primer mundo? ¿Habéis pensado en cuántos proyectos de cualquier
organización humanitaria podrían sufragarse con lo que, cada día, gastamos en
"caprichos"? ¿Habéis pensado en lo que podría conseguirse con el salario de un día
de los que tenemos trabajo fijo? ¿Habéis pensado en lo que podría solucionarse con
lo que gastamos, cada año, en los días de nuestras vacaciones? ¿Habéis pensado
en lo que podríamos conseguir reuniendo lo que gastamos en cuidar a nuestros
perros? ¿Habéis pensado en lo que darían de sí, juntas, nuestras pagas
extraordinarias del mes de julio? ¿Habéis pensado en cómo se multiplicarían esas
posibilidades si les sumáramos también las extraordinarias de diciembre?
No me llames loco, ni subversivo. No te estoy pidiendo nada fuera de tono. Las
palabras de Jesús son estas: "No hace falta que vayan". Es decir, no busquéis la
solución por otro lado. La solución que debemos contemplar es la del compartir. Y
debemos hacerlo, porque se trata de hermanos. Los otros no son unos extraños
para mí, que, aunque lo fueran, deberían contar con mi ayuda. Pero son mis
hermanos. Además de que, por eso mismo, lo que tengo, por mucho que me
empeñe, no es mío. "No hace falta que vayan". No hay que buscar por otro lado.
Nos toca a nosotros abordar el problema.
Y continúa Jesús: "Dadles vosotros de comer". Porque podéis. Sí, esa es la solución,
¡Tantas veces decimos que es imposible arreglar la situación que vivimos! No es
verdad. Podemos darles de comer... y de sobra.
Estoy convencido. Lo único que nos sobra es egoísmo. Hay demasiadas cuentas
corrientes. Hay excesivas seguridades en las vidas de algunos. Hay bienes
almacenados... para nada, que acabarán pudriéndose. A la misma vez, y por eso
mismo, hay demasiado dolor y pobreza y enfermedad y hambre y soledad y
marginación y muerte... Y no queremos enterarnos. Por favor, piensa lo que Jesús
nos dice: "Dadle vosotros de comer". Y actúa en conciencia.
Miguel Esparza Fernández