III Domingo Adviento - B
Evangelio de la Misa: Jn 1,6-8,19-28 Preparar la Navidad
Sigue la invitación a preparar la Navidad mirando al personaje, Juan el
Bautista, que “no es la luz, sino testigo de la luz”.
De él aprendemos a situarnos ante Cristo, Luz que viene a iluminar la
mente y el corazón de los hombres, para conocer la verdad, y caminar en la vida
por sendas de caridad, de justicia, de solidaridad, de optimismo y de felicidad,
en definitiva de amor de Dios entre los hombres.
______________________________________________
Qué ejemplo más maravilloso nos das, Señor, con Juan el Bautista.
De su mano quiero prepararme para recordar, un año más, tu nacimiento
en Belén, y celebrar gozosamente tu llegada a la tierra
para regenerarnos con la gracia de Dios,
y así más fácilmente poder vivir también nosotros como hijos de Dios.
Empapado por esta consideración de ser hijo de Dios,
y urgido a vivir en el amor de hermanos con todos los hombres,
quiero, Señor, mostrarme como Juan el Bautista siempre humilde
y sencillo; trabajador y apostólico, sacrificado y generoso;
quiero parecerme a esa “voz que clama en el desierto”;
y así ser testigo de tu verdad y lucero de tu paz y tu perdón,
para que, familiares, amigos y conocidos, abran los corazones
a tu maravillosa doctrina de gracia y de amor, de justicia y de santidad.
Señor, quiero contribuir a que esa presencia tuya entre nosotros,
que tanta gente no percibe, se haga visible no solo por la institución oficial
de tu Iglesia y por las proclamas organizativas de los creyentes,
sino por mi vida de fe, por mi caridad con todos los hombres,
y sobre todo con los más necesitados, por mi responsabilidad laboral y social,
por hacer de mi familia un hogar luminoso y alegre, donde reines Tú,
y en consecuencia donde rija tu santa ley de amor y de paz,
de alegría y felicidad, profunda y contagiosa.
Mis defectos y mis pecados me apartan con frecuencia
de estos ideales cristianos,
y por eso te prometo hacer una buena Confesión
como preparación imprescindible para celebrar esta próxima Navidad.
Por tanto, Señor, que mi vida “en gracia de Dios”
y mi consideración de hijo de Dios, se manifieste sobre todo
en mi vida de familia cristiana,
y así esta Navidad te sientas más a gusto y feliz
en nuestro hogar familiar en torno al Belén.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez