5º Domingo de Cuaresma - B
Evangelio de la Misa: Jn 12,20-23 Como el grano de trigo
La Cuaresma va avanzando, y las lecturas bíblicas siguen con su
pedagogía de preparar a los cristianos para la celebración de la Pascua. Ellas nos
descubren el corazón de Cristo al presentarnos su muerte como necesaria para
dar luego el fruto granado de su triunfo en la Resurrección.
Con ello además nos enseña a nosotros a aceptar sus mismos
sentimientos y a aprender a morir al pecado y a todo lo malo, para poder vivir
como El y con El, o sea para resucitar en obras de santidad y apostolado.
(Hoy puede leerse el pasaje evangélico de la Resurrección de Lázaro,
ciclo A)
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Como aquellos que se acercaron a Felipe para que les facilitara tu cercanía,
así yo te digo: “Quiero verte, Señor, quiero sentir tu presencia amorosa
en mi corazón. Quiero vivir unido a Ti, con los mismos sentimientos
y propósitos; y así disfrutar de tu amor en las luchas
y dificultades, y en la alegrías y comodidades”.
Tus palabras me abren los mejores ideales y los planes más realistas
para ser feliz, siguiéndote a Ti y dándome a los demás,
como Tu me has enseñado con tu palabra y tu ejemplo.
No quiero, Señor, olvidar tus palabras tan llenas de vida y santidad,
de realismo y exigencias apostólicas.
Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que se ama así mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo
en este mundo, se guardará para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, y donde esté Yo, allí estará
también mi servidor; a quien me sirve, el Padre lo amará”.
Con estas palabras entiendo un poco mejor tu muerte en la Cruz,
pero sobre todo su fecundidad en la Resurrección.
Que sepa morir cada día, como el grano de trigo, para granar fecundamente
en frutos de santidad y apostolado, y al final en la vida eterna.
Quiero servirte, Señor, y seguir tus pasos. Quiero gozar de tu compañía.
Quiero dar frutos de responsabilidad profesional y social,
de entrega y generosidad con pobres y necesitados,
y de servicio a todos en la Iglesia y en la sociedad.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez