4º Domingo de Pascua - B
Evangelio de la Misa: Jn 10,11-18 Pastores de la Iglesia
Domingo del Buen Pastor. Es una tradición de siglos llamar a este
domingo de esta manera, por la lectura del Evangelio, que todos los años, o
ciclos litúrgicos, está tomada del capítulo diez del Evangelio de San Juan.
Ciertamente es una imagen de Jesús, y una comparación muy ilustrativa y
a la vez aleccionadora, para entender algunos aspectos de la Iglesia y de la
misión de Jesús y de los sacerdotes: Papa, Obispos y presbíteros, en la Iglesia,
el Pueblo o Rebaño de Dios.
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Señor Jesús, que te nos muestras como “el Buen Pastor
que da la vida por sus ovejas”. ¡Gracias por esta imagen tan ilustrativa
como aleccionadora!. A mi mente vienen los recuerdos del papa, buen Pastor
de todos los cristianos, el Papa Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI.
¡Gracias por estos ejemplos, que tan perfectamente te representan
y te imitan en estos momentos históricos!
Al Papa, Juan Pablo II, ya Beato, me encomiendo,
y bajo su protección pongo mi vida interior y mi apostolado.
Que sus enseñanzas y su ejemplo de amor, entrega y santidad,
permanezcan en el corazón de los cristianos; y sobre todo le imitemos
en su santidad, de la que tantas veces hablaba y de todos esperaba.
A los jóvenes y mayores, a los solteros y a los casados, a los laicos
en sus diversas situaciones familiares, laborales y sociales,
y a los sacerdotes y religiosos pedía santidad de vida y amor a la Iglesia,
y desde ella a la sociedad concreta que nos ha tocado vivir.
Gracias, Señor, por el Papa Benedicto XVI, dignísimo sucesor del anterior.
Te pido por su fidelidad a la línea y al magisterio emprendido,
y al amor a la Iglesia y a todos, que nos transmite en su actuación diaria.
Que siga valiente, claro y exigente en la predicación del Evangelio, a pesar
de los oídos sordos, de las críticas embadurnadas de soberbia intelectual,
de vulgaridad científica o de intereses económicos bastardos y destructivos.
Que siga siendo el faro luminoso, la fuente de agua limpia y pura,
el altavoz de la verdad de la vida, de la justicia y de la santidad.
Que siga iluminando los corazones equivocados, y las mentes obcecadas
y secularizadas, y fomentando los sentimientos limpios y nobles de jóvenes y
mayores, de intelectuales y de las gentes con menos cultura.
También te pido hoy, Señor, -es obligado en este día-
por los demás sacerdotes, para que sean muchos y santos,
y por los que se preparan para serlo, o pueden recibir esa llamada
o vocación sacerdotal para ser pastores de la Iglesia.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez