La Ascensión del Señor - B
Evangelio de la Misa: Mc 16,15-20 Testimonio cristiano
Después de unos cuarenta días de haber resucitado Jesucristo, y también
de haber gozado los apóstoles de su presencia, gloriosa pero cercana, íntima y
cariñosa, contemplan cómo su Maestro desaparece de su vista. Pero ahora de
una forma extraordinaria y definitiva, subiendo a los cielos.
Y aade el evangelista que Jesús “se sent a la derecha de Dios” y que
ellos no se quedaron parados, sino que “ellos fueron y proclamaron el Evangelio
por todas partes”.
________________________________________________
Señor, como los apóstoles, que, asombrados, te vieron ascender al cielo,
yo quiero participar de sus mismos sentimientos,
y acoger tus últimas palabras como consigna existencial de mi vida.
También son para mí esas palabras de
“id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”.
Entiendo, Señor, que no solo hemos de evangelizar a las personas
de toda raza y cultura, pueblo y país, sino también que hemos de santificar
todas las realidades humanas y sociales, mundanas y terrenales,
donde se desarrolla la vida de los personas.
En mis circunstancias concretas: trabajo, vida familiar, diversiones
y convivencia social, en la salud y en la enfermedad, quiero proclamar
el Evangelio con mi testimonio alegre y optimista, abierto y generoso,
a todos mis familiares y amigos, colegas y vecinos, cercanos y lejanos.
Que jamás me avergüence de la fe que profeso, y de la doctrina
que orienta mi vida, y me hace feliz. Que sepa proclamarla y enseñarla,
cultivarla y defenderla en todas las circunstancias y ambientes.
Señor, me prometes, no solo tu ayuda, sino también la eficacia
de mi testimonio y mi apostolado, y la victoria sobre el mal y el pecado,
sobre las injusticias y los desórdenes,
sobre los enemigos de la verdad y del amor.
Que nunca me aparte de Ti por el pecado, y que mantenga
una lucha decidida contra la tibieza o la desesperanza.
Que cultive mi fe con la oración diaria
y la frecuencia de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía.
Que sepa crear ambientes donde reine la paz y el amor,
donde se disfrute de la convivencia, la alegría y el bienestar espiritual,
donde se trabaje con comodidad y compañerismo,
donde se forjen las auténticas amistades; en una palabra,
donde sea posible la vida de hermanos y de hijos de Dios.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez