Aprender qué es lo que puedo pedir a Dios
18/07/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 12, 38-42
En aquel tiempo, le dijeron a Jesús algunos escribas y fariseos: «Maestro,
queremos verte hacer una señal prodigiosa». Él les respondió: «Esta gente malvada
e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del
profeta Jonás. Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches
en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres
noches en el seno de la tierra.
Los habitantes de Nínive se levantarán el día del juicio contra esta gente y la
condenarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay
alguien más grande que Jonás.
La reina del sur se levantará el día del juicio contra esta gente y la condenará,
porque ella vino de los últimos rincones de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y
aquí hay alguien más grande que Salomón». Palabra del Señor
Oración introductoria
Señor Jesús ilumina mi oración para que no se convierta en un monólogo egoísta
que busque, en algún forma, condicionar mi entrega y mi amor.
Petición
Padre mío ayúdame a comprender la gratuidad de tu gracia.
Meditación
«El modo apropiado de orar es un proceso de purificación interior que nos hace
capaces para Dios y, precisamente por eso, capaces también para los demás. En la
oración, el hombre ha de aprender qué es lo que verdaderamente puede pedirle a
Dios, lo que es digno de Dios. Ha de aprender que no puede rezar contra el otro. Ha
de aprender que no puede pedir cosas superficiales y banales que desea en ese
momento, la pequeña esperanza equivocada que lo aleja de Dios. Ha de purificar
sus deseos y sus esperanzas. Debe liberarse de las mentiras ocultas con que se
engaña a sí mismo: Dios las escruta, y la confrontación con Dios obliga al hombre a
reconocerlas también. “¿Quién conoce sus faltas? Absuélveme de lo que se me
oculta”, ruega el salmista (19[18],13). No reconocer la culpa, la ilusión de
inocencia, no me justifica ni me salva, porque la ofuscación de la conciencia, la
incapacidad de reconocer en mí el mal en cuanto tal, es culpa mía» (Benedicto XVI,
Encíclica Spe Salvi , n. 33).
Reflexión apostólica
«El corazón del verdadero apóstol es un corazón orante. La oración ha de ser para
el miembro del Regnum Christi el primer recurso para transformarse interiormente,
conquistar para Cristo el propio corazón y llevar la salvación cristiana a los demás.
La oración llega de forma silenciosa y eficaz, por la acción del Espíritu Santo, a
donde no llegan a veces otros medios» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 377).
Propósito
Esforzarme por darle tiempo y calidad a mi oración diaria personal.
Diálogo con Cristo
Señor y Dios mío, qué necio he sido cuando he dedicado mi oración a pedirte cosas
en vez de confiar en tu Divina Providencia. Gracias por ayudarme a ver la
importancia de crecer en mi vida interior para poder conformar mi actuar con tu
divina voluntad.
«No sofoques esa búsqueda de Dios. No agostes la semilla de tu fe. Riégala con el
agua de tu oración y del encuentro estupendo y admirable con Cristo en los
sacramentos»
( Cristo al centro, n. 2198).