XXVI Domingo Ordinario - B
Evangelio de la Misa: Mc 9,38-43 Radicalismo cristiano
Las buenas actitudes que los apóstoles iban adquiriendo en contacto con
Jesús, les va haciendo también celosos de su cariño al Maestro, de su buena
disposición para seguirle, pero también de autocomplacencia y satisfacción
individual por el seguimiento al Maestro.
Por tanto no ven con buenos ojos que otros también aparenten ser
buenos, sirvan a los demás, e incluso “haciendo milagros”, o por lo menos obras
extraordinarias y llamativas. Jesús les alecciona en la verdadera tolerancia y en
el respeto a todos. Lo importante, les viene a decir, es la autoexigencia personal
en seguirle a El aunque cueste o suponga otras renuncias.
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Señor, Jesús, que te muestras tan tolerante y respetuoso con todos,
enséñame a comprender a todos, a acoger con respeto y cariño incluso
a los que se muestran lejanos o se encierran en sí mismos o en su grupo.
Ayúdame, Señor, a ver en todos a personas, e hijos de Dios,
a los que hay querer, ayudar y salvar.
Que a nadie excluya de mi corazón, y de mi convivencia
con la excusa de que “no es de los nuestros”.
Que tenga la objetividad y sinceridad suficiente,
corroborada por la fe y el sentido sobrenatural,
para valorar lo bueno, lo verdaderamente valioso y positivo
en mis hermanos, colegas profesionales o convecinos.
Me enseñas, Señor, que toda obra buena tendrá su recompensa.
Pues que me haga merecedor, cada día, al terminar la jornada
y hacer mi examen de conciencia diario, de tu cariño, de tu abrazo amoroso,
y si fuera necesario de tu perdón y misericordia.
Al mismo tiempo, Señor, me enseñas, y me urges a ser responsable
con mi vida en el trabajo, en el testimonio apostólico
y en el buen ejemplo en todas partes.
Incluso me pides ser radical en tu seguimiento
y en el deber de dar siempre buen ejemplo a los que me vean.
Tus recomendaciones no pueden ser más claras y estimulantes,
incluso intimidatorias advirtiéndome con tus cariñosas amenazas
a que sea sincero y valiente, exigente y radical
en mi respuesta a la vocación cristiana.
Gracias, Señor, por estas palabras tuyas.
Que nunca las olvide, ni me olvide de tu amor y ayuda.
Que me empujen siempre a serte fiel y perseverante en mi vida cristiana
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez