EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Sábado de la XVI Semana del Tiempo Ordinario
Libro del Exodo 24,3-8.
Moisés fue a comunicar al pueblo todas las palabras y prescripciones del Señor, y el
pueblo respondió a una sola voz: "Estamos decididos a poner en práctica todas las
palabras que ha dicho el Señor".
Moisés consignó por escrito las palabras del Señor, y a la mañana siguiente, bien
temprano, levantó un altar al pie de la montaña y erigió doce piedras en
representación a las doce tribus de Israel.
Después designó a un grupo de jóvenes israelitas, y ellos ofrecieron holocaustos e
inmolaron terneros al Señor, en sacrificio de comunión.
Moisés tomó la mitad de la sangre, la puso en unos recipientes, y derramó la otra
mitad sobre el altar.
Luego tomó el documento de la alianza y lo leyó delante del pueblo, el cual
exclamó: "Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor
ha dicho".
Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: "Esta es la
sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en
estas cláusulas".
Evangelio según San Mateo 13,24-30.
Y les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que
sembró buena semilla en su campo;
pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y
se fue.
Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías
sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'.
El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres
que vayamos a arrancarla?'.
'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar
también el trigo.
Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores:
Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el
trigo en mi granero'".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero en Antioquia, después obispo de
Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre san Mateo, 46, 1-2
La parábola de la cizaña
El método del diablo es el de mezclar siempre la verdad con el error, revestido
éste con las apariencias y colores de la verdad, de manera que pueda seducir
fácilmente a los que se dejan engañar. Por eso el Señor sólo habla de la cizaña
porque esta planta se parece al trigo. Seguidamente indica cómo lo hace para
engañar: «Mientras la gente dormía». Por ahí se ve el grave peligro que corren los
jefes, sobre todo aquellos a quienes les ha sido confiada la guarda del campo; por
otra parte, ese peligro no amenaza sólo a los jefes, sino también a los
subordinados. Esto mismo nos enseña que el error viene después de la verdad...
Cristo nos dice todo esto para enseñarnos a no dormirnos..., de ahí la necesidad de
la vigilancia de un guardia. Y también nos dice: «El que persevere hasta el final, se
salvará» (Mt 10,22).
Considera ahora el celo de los criados: quieren arrancar la cizaña
inmediatamente; es cierto que, aunque les falte reflexión, dan pruebas de su
solicitud por la simiente. Sólo buscan una cosa que no es vengarse del que ha
sembrado la cizaña sino de salvar la cosecha; por eso quieren echar totalmente el
mal del campo... ¿Y qué responde el Maestro? Se lo priva por dos razones: la
primera el temor de perjudicar el trigo; la segunda, la certeza de que un castigo
inevitable se abatirá sobre los que están afectados de esa enfermedad mortal. Si
queremos que se les castigue sin que se perjudique la cosecha, debemos esperar el
momento conveniente... Por otra parte ¿es posible que una parte de esa cizaña se
convierta en trigo? Si lo arrancáis ahora podéis perjudicar la próxima cosecha
arrancando a los que podrían llegar a ser mejores.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”