Lunes 01 de Agosto de 2011
Lunes 18ª semana de tiempo ordinario 2011
Números 11,4b-15
En aquellos días, los israelitas dijeron: "¡Quién pudiera comer carne! Cómo
nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y
melones y puerros y cebollas y ajos. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver
más que maná." El maná se parecía a semilla de coriandro con color de bedelio; el
pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban con el
almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite.
Por la noche caía el rocío en el campamento y, encima de él, el maná.
Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada
de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo al Señor: "¿Por qué
tratas mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo
este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me
digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la
tierra que prometí a sus padres"? ¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el
pueblo? Vienen a mí llorando: "Danos de comer carne". Yo solo no puedo cargar
con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, más vale que
me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas."
Salmo responsorial: 80
R/Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Mi pueblo no escuchó mi voz, / Israel no quiso obedecer: / los entregué a su
corazón obstinado, / para que anduviesen según sus antojos. R.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo / y caminase Israel por mi camino!: / en un
momento humillaría a sus enemigos / y volvería mi mano contra sus adversarios.
R.
Los que aborrecen al Señor te adularían, / y su suerte quedaría fijada; / te
alimentaría con flor de harina, / te saciaría con miel silvestre. R.
Mateo 14,13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se
marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo
siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio
lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a
decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que
vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que
vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que
cinco panes y dos peces." Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se
recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al
cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los
discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y
recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin
contar mujeres y niños.
COMENTARIOS
La precariedad de recursos no es un obstáculo ni para seguir a Jesús ni para
hacer realidad su propuesta. Los doce canastos llenos de sobras simbolizan la
eficacia de esa acción profética de Jesús, que convierte la escasez en una ocasión
para la solidaridad.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de servicios KOINONÍA)