Discípulos del Reino
Acercarnos a Jesús, caminar con Él, sentarse a la mesa del discipulado,
exige algo previo: Asumir su identidad desde tres perspectivas
profundamente claras, a saber, a) la pasión por el Reino de Dios, proyecto
del Padre, que lo lleva a vivir su misión a favor de todos; b) La Pascua como
principio fundante de la historia que parte de su misión y, c) un Dios Amor y
Jesús como el Hijo del Amor (Col 2, 13).
Jesús en el evangelio, hoy, nos alecciona sobre el discipulado del Reino.
Parte de un descubrimiento gozoso, o sea, la novedad como principio. Y la
novedad no es snobismo, es el evangelio, o sea, Jesús mismo, o sea, el
Reino. Lo dice con signos tales como, tesoro, perla de gran precio o la
selección que se hace después de la pesca.
En esta escuela no se busca tanto el desprendimiento como la opción. No es
asunto de renuncias, es la preferencia por Alguien. Pablo lo va a decir en
términos de elección: A quienes predestinó, los llamó, a quienes llamó, los
hizo partícipes de su predilección y les reveló su gloria. A quien se ama,
sólo se pide amor.
Salomón nos proporciona una de las primeras lecciones en esta escuela:
Escoger la sabiduría. Saberse “muchacho”, es decir, inexperto, principiante,
desprovisto de todo, abierto al horizonte de la novedad de Dios. Pero, hay
algo más determinante: Pide un “corazón dócil” puesto en las manos de
Dios. Confiado en Él. Por ahí andan los discípulos del Reino.
Cochabamba 24.07.11
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com