Nuevo lenguaje
Usamos muchas maneras para comunicarnos, relacionarnos. Generalmente,
lo hacemos a través de signos. Algo comprensible que parte de la
aceptación común. Esto está sujeto a procesos de aprendizaje que
llamamos socialización. El niño comienza deletreando. Más tarde irá
puliendo su palabra.
Dios también usa este medio simple en su comunicación con el ser humano.
Pero lo hace de una manera particular: Desde lo pequeño. Es un nuevo
lenguaje. Se acerca a nosotros desde nuestra propia realidad. El hábitat
propio es la cultura asumida desde sus raíces, es decir, lo que tiene sabor
de semilla, claro como el agua, diáfano, transparente.
A Dios no le gustan las cosas enredadas, complicadas, tramposas. Tampoco
los títulos altisonantes. “ Te alabo, Padre, porque no has revelado esto a los
sabios y prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos ”. Con el
lenguaje buscamos la comprensión de las cosas. Dios también lo hace así.
Pero parte de lo más pequeño, simple.
Jesús habla de “yugo” y de “mansedumbre”. Dos palabras que se prestan a
diversas interpretaciones. Pero en Jesús es claro: Yugo que nos hace libres.
Mansedumbre como virtud que traducimos hoy por la “no violencia”. Es la
carga de ternura que distingue a los discípulos de Jesús y con la cual
queremos aportar a la construcción de nueva humanidad. El desafío es que
puede ser todavía una tarea pendiente.
Cochabamba 03.07.11
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com