Jesús es el tesoro, la comunión con Él, la perla preciosa
27/07/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los cielos se parece a un
tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de
alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al
encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra». Palabra del
Señor.
Oración introductoria
Señor, qué alegría y qué don tan grande el poder tener este momento de oración.
Quiero crecer y cimentar toda mi vida en Ti, porque eres el mayor tesoro, la perla
más valiosa por la que vale la pena dejar todo a un lado con tal de estar contigo.
Petición
Padre mío, dame la fe, la esperanza y la caridad necesaria para construir tu Reino.
Meditación
«El “reino” no consiste simplemente en la presencia física de Jesús, sino en su obrar
en el Espíritu Santo. En este sentido, el Reino de Dios se hace presente aquí y
ahora, “se acerca”, en Él y a través de Él. De un modo todavía provisional, y que
habrá que desarrollar a lo largo de nuestro itinerario de escucha de la Escritura, se
impone la respuesta: la nueva proximidad del reino de la que habla Jesús, y cuya
proclamación es lo distintivo de su mensaje, esa proximidad del todo nueva reside
en Él mismo. A través de su presencia y su actividad, Dios entra en la historia aquí
y ahora de un modo totalmente nuevo, como Aquel que obra. Por eso ahora “se ha
cumplido el plazo” ( Mc 1,15); por eso ahora es, de modo singular, el tiempo de la
conversión y el arrepentimiento, pero también el tiempo del júbilo, pues en Jesús
Dios viene a nuestro encuentro. En Él ahora es Dios quien actúa y reina, reina al
modo divino, es decir, sin poder terrenal, a través del amor que llega “hasta el
extremo” ( Jn 13, 1), hasta la cruz. A partir de este punto central se engarzan los
diversos aspectos, aparentemente contradictorios. A partir de aquí entendemos las
afirmaciones sobre la humildad y sobre el reino que está oculto; de ahí la imagen
de fondo de la semilla, de la que nos volveremos a ocupar; de ahí también la
invitación al valor del seguimiento, que abandona todo lo demás. Él mismo es el
tesoro, y la comunión con Él, la perla preciosa» (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret,
primera parte, p. 32).
Reflexión apostólica
«La consecuencia natural del conocimiento de Cristo es el amor. Un amor real, que
se manifiesta no sólo en las palabras y deseos sino, sobre todo, en las decisiones y
en la conducta; amor personal, en cuanto implica una relación profunda y total, de
corazón a Corazón; amor apasionado, porque toca las fibras más íntimas de toda la
persona, de tal manera que Cristo llega a ser la pasión de la vida; y amor fiel,
porque es un amor que hay que renovar e interiorizar cada día; que ha de madurar
gradualmente y fortalecerse con las pruebas de la vida» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 74).
Propósito
Hacer un balance para evaluar en qué estoy invirtiendo mi tiempo.
Diálogo con Cristo
En este tiempo se propaga una forma de vida alejada del estilo de vida que tu
Palabra, Señor, me propone. Hoy el bienestar, el placer y el poder son los tesoros
por los que se gasta la vida. Ayúdame a no perder de vista cuál es el auténtico
tesoro por el que vale la pena invertir todo mi esfuerzo.
«La vocación es la perla preciosa, que tiene un valor tal, que bien merece la pena
prescindir de todas las demás perlas»
( Cristo al centro, n. 2267).