Comentario al evangelio del Martes 09 de Agosto del 2011
Queridos amigos y amigas:
Las lecturas que hoy proponemos están tomadas de mártires, recordando a Edith Stein , filósofa,
pensadora judía convertida al cristianismo y carmelita descalza a la hora de morir en la cámara de gas
de Auschwitz, sin dejar que su nueva “condición” carmelitana le evitara lo que su hermana Rosa, sus
amigos y tantos otros iban a vivir. Posiblemente no lo hizo por simple solidaridad ni siquiera por
coherencia personal; que ya es mucho. Quizá entendió muy bien el evangelio que hoy leemos: no
tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma hasta los cabellos de la
cabeza tenéis contados No tengáis miedo
Edith decide a los 15 años dejar de rezar pues cuanto más lee, reflexiona y aprende, más imposible le
parece que pueda existir un Dios personal, a pesar del gran testimonio creyente que ve en su madre.
Estudia fenomenología con Husserl, trabaja en la I Guerra Mundial como enfermera, consigue el
doctorado “summa cum laude”, nunca deja de preguntarse y de buscar sinceramente la verdad, aprende
con Max Scheler a mirar las cosas sin prejuicios ni barreras… Una tarde de verano lee casualmente la
autobiografía de Teresa de Ávila y se convierte al cristianismo; siente que por fin, su búsqueda ha
terminado.
Esta mujer “pensadora, mística y mártir” como decía Juan Pablo II al nombrarla copatrona de Europa,
que rompe con los tópicos de una vida monástica y religiosa sólo para gente apocada, miedosa,
ingenua, resignada, ajena al mundo… Todo lo contrario. Una mujer que supo, al conocer a Cristo, que
no hay lugar para el miedo y que toda búsqueda sincera no será nunca en balde.
CR