Lectio Divina: Santiago Apóstol
Lectio: 25 Julio
Tiempo Ordinario
1) oración inicial
Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos dones de tu gracia,
para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el
cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Mateo 20,20-28
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró
como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos
dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.»
Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?»
Dícenle: «Sí, podemos.» Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi
derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está
preparado por mi Padre.»
Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los
llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores
absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros,
sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y
el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma
manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su
vida como rescate por muchos.»
3) Reflexión
• Jesús y los discípulos están en camino hacia Jerusalén (Mt 20,17). Jesús sabe que
van a matarlo (Mt 20,8). El profeta Isaías lo había anunciado ya (Is 50,4-6; 53,1-
10). Su muerte no será fruto de un destino o de un plan ya preestablecido, sino que
será consecuencia del compromiso libremente asumido de ser fiel a la misión que
recibió del Padre junto a los pobres de su tierra. Jesús ya tenía dicho que el
discípulo tiene que seguir al maestro y cargar su cruz detrás de él (Mt 16,21.24),
pero los discípulos no entendieron bien qué estaba ocurriendo (Mt 16,22-23;
17,23). El sufrimiento y la cruz no se combinaban con la idea que ellos tenían del
Mesías.
• Mateo 20,20-21: La petición de la madre de los hijos de Zebedeo. Los discípulos
no sólo no entendían, sino que seguían con sus ambiciones personales. La madre
de los hijos de Zebedeo, como portavoz de sus dos hijos, Santiago y Juan, llega
cerca de Jesús para pedirle un favor: “Manda que estos dos hijos míos, se sienten
uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu Reino”. Ellos no habían entendido la
propuesta de Jesús. Estaban preocupados sólo con sus propios intereses. Esto
refleja las tensiones en las comunidades, tanto en el tiempo de Jesús como en el
tiempo de Mateo, como hoy en nuestras comunidades.
• Mateo 20,22-23: La respuesta de Jesús. Jesús reacciona con firmeza. Responde a
los hijos y no a la madre: “No sabéis lo que pedís. Podéis beber la copa que yo
voy a beber? ” Se trata del cáliz del sufrimiento. Jesús quiere saber si ellos, en vez
del lugar de honor, aceptan entregar su vida hasta la muerte. Los dos responden:
“Podemos!” Era una respuesta sincera y Jesús confirma: “Mi copa sí la beberéis”.
Al mismo tiempo, parece una respuesta precipitada, pues pocos días después,
abandonaron a Jesús y lo dejaron solo en la hora del sufrimiento (Mt 26,51). Ellos
no tenían mucha conciencia crítica, ni tampoco perciben su realidad personal. Y
Jesús completa: “pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el
concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre.» Lo que él Jesús
puede ofrecer, es el cáliz del sufrimiento de la cruz.
• Mateo 20,24-27: Entre ustedes no sea así. “Al oír esto los otros diez, se
indignaron contra los dos hermanos”. La demanda que la madre hace en nombre de
los dos produce enfrentamiento y discusión en el grupo. Jesús los llama y habla
sobre el ejercicio del poder: “Sabéis que los jefes de las naciones las dominan
como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así
entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será
vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro
esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido,
sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
En aquel tiempo, los que detenían el poder no tenían en cuenta a la gente.
Actuaban según como les parecía (cf. Mc 14,3-12). El imperio romano controlaba el
mundo y lo mantenía sometido por la fuerza de las armas y, así, a través de
tributos, tasas e impuestos, conseguía concentrar la riqueza de la gente en mano
de unos pocos allí en Roma. La sociedad estaba caracterizada por el ejercicio
represivo y abusivo del poder. Jesús tenía otra propuesta. El enseña contra los
privilegios y contra la rivalidad. Invierte el sistema e insiste en la actitud de servicio
como remedio contra la ambición personal. La comunidad tiene que preparar una
alternativa. Cuando el imperio romano quiere desintegrar, víctima de sus propias
contradicciones internas, las comunidades deberían estar preparadas para ofrecer a
la gente un modelo alternativo de convivencia social.
• Mateo 20,28: El resumen de la vida de Jesús. Jesús define su vida y su misin:
“El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir, y para dar la
vida en rescate de muchos”. En esta autodefinicin de Jesús están implicados tres
títulos que lo definen y que eran para los primeros cristianos el inicio de la
Cristología: Hijo del Hombre, Siervo de Yahvé y Hermano mayor (Pariente próximo
o Goel). Jesús es el Mesías Servidor, anunciado por el profeta Isaías (cf. Is 42,1-9;
49,1-6; 50,4-9; 52,13-53,12). Aprendi de su madre quien dijo: “He aquí la
esclava del Seor!”(Lc 1,38). Propuesta totalmente nueva para la sociedad de aquel
tiempo.
4) Para la reflexión personal
• Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Yo, qué busco en mi
relación con Dios y qué pido en la oración? ¿Cómo acojo el sufrimiento que se da en
la vida y que es contrario a aquello que pido en la oración?
• Jesús dice: “No ha de ser así entre vosotros!” Nuestra manera de vivir en la
comunidad y en la iglesia ¿está de acuerdo con este consejo de Jesús?
5) Oración final
Los paganos decían: ¡Grandes cosas
ha hecho Yahvé en su favor!
¡Sí, grandes cosas ha hecho por nosotros
Yahvé, y estamos alegres! (Sal 126,2-3)
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)