Ciclo A, 5º domingo de Cuaresma
Julio César Villalobos, C.M.
A puertas de terminar la Santa Cuaresma, deberíamos hacer una evaluación:
¿cómo he vivido todo este tiempo fuerte de gracia, de conversión y de bendición?,
¿le he dado el tiempo que Dios se merece?, ¿qué distracciones me han alejado de
la mirada de Dios?…
Entramos en la recta final. Queda ya poco tiempo para celebrar los grandes
misterios de nuestra Fe cristiana (Semana Santa). Y las lecturas tienen un matiz
especial. El Salmo 27 (26) creo que puede ayudarnos en nuestra reflexin: “El
Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?…”
Durante toda la historia de la humanidad, el hombre y la mujer siempre han
buscado lo trascendente, lo sublime, lo eterno, lo que cuenta, lo que da sentido.
Cuando Jesús vino a este mundo, lo hizo con el fin de bendecirnos, salvarnos,
redimirnos: “Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia” (Jn.10,10).
Dios quiere infundir su espíritu, para vivir (para redimir nuestra vida): “Les
infundiré mi espíritu y vivirán…” (Ez.17,12-14). Dice el salmista en el Salmo
27(26),4: “Una cosa pido al Seor: habitar en su casa todos los días de mi vida”.
Siempre nuestra vida tiene sentido en Dios, porque está con nosotros y nos ama.
¿Seré de aquellos que pueden agradar a Dios que nos muestra su amor? San Pablo
reconoce que todos estamos sujetos al Espíritu (cf.Rom.8,8-11).
Cuando un familiar, un amigo, un ser querido muere, normalmente solemos
preguntarnos: “¿por qué, Seor te lo llevaste?, ¿por qué te llevaste a mi Padre,
Madre, esposo-a, hijo-a, amigo-a…?” y empieza como una especie de “pelea
espiritual con Dios”. ¿Saben cuál fue “la pelea” que tuvo Marta con Jesús?: “Seor,
si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano” (Jn.11,3-7.17.20-27.33b-
45).
Pero Marta, ante la misma presencia de Jesús, no puede ocultar su amor, su cerca
y hace pública 2 confesiones de fe: “Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a
Dios, Dios te lo concederá”, “Sí, Seor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de
Dios, el que tenía que venir a este mundo”. El contexto de todo esto es que el
amigo de Jesús, lázaro, después de haber estado muy gravemente enfermo, se
murió.
Una de las verdades de fe que está en nuestro credo es que Dios es
“Todopoderoso”. Parece que todavía que no tomamos conciencia de gran verdad de
fe. Siempre Jesús nos dará lecciones de cómo abandonarnos a él, de cómo
deberíamos creer más y mejor en su palabra. Sus palabras, son promesas
salvadoras: “Yo soy la Resurreccin y la vida; el que cree en mí aunque haya
muerto vivirá…”
Una orden de Dios (“Lázaro, ven afuera”), va seguida de la puesta en práctica de su
promesa: “El muerto sali, con los pies y las manos atados con vendas…”; y en 3er
lugar la puesta en práctica de la fe por la manifestacin gloriosa de Dios: “Y
muchos judíos…al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él”.
Si Marta hizo su confesin pública de su fe, nosotros también podemos decir: “Tú
eres la Salvacin, Seor”.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)