Ciclo A, 4º domingo de Cuaresma
Mario Yépez, C.M.
Jesús ha venido para un juicio: para dar vista a los ciegos y para cegar a los que
dicen que ven. Siguiendo el camino cuaresmal nos encontramos con la catequesis
de la luz. La ceguera se convierte en el símbolo de aquellos que necesitan de luz
para ver, pero ya no con los ojos humanos sino con los ojos de la fe. Peor aún,
nunca se podrá recuperar la vista para aquellos que por su terquedad dicen que ven
pero no ven. La mirada de Samuel para la elección de David no es la mirada con
que Dios determina a su elegido. Los ojos de la fe trascienden los criterios
humanos. San Pablo anima a la comunidad de Éfeso de que tienen que ser hijos de
la luz. Sabe presentar la catequesis de la antítesis entre luz y tinieblas y lo aplica
muy bien para los efesios, en definitiva, para toda cristiano. Pero, sin duda, el
evangelista Juan, presenta maravillosamente la afirmación de que Jesús es la Luz
del mundo a través de esta nueva personificación: el ciego de nacimiento. Parece
un milagro más (aunque Juan lo llama signo) pero hay un mensaje detrás y va
dirigido especialmente a aquellos que dicen que ven, es decir, aquellos que conocen
muy bien por qué se dan las cosas, los fariseos y ellos lo comentaban de tal manera
que el pueblo creía que esas opiniones eran verdaderas. Conclusiones evidentes:
sus padres pecaron o él pecó; ése no puede venir de Dios porque cura en sábado;
si aceptas que ése es un profeta te expulsamos de la sinagoga. ¡Cuánta ceguera!
Para ellos viene el juicio. Cristo es la luz del mundo, con él podemos ver mejor el
camino del desierto, y ésta vez, somos nosotros los obstáculos para continuar.
Todos se quedaban admirados contemplando al ciego que recuperó la vista; más no
centraron su mirada en quien le dio luz para ver. Cuidado con la falsa certeza de
creer que tenemos la verdad. Cristo es la verdad. Cuidado con pretender ser
fuentes de luz cuando Cristo es la luz del mundo. Esto impide que otros puedan
aprovechar la verdadera luz para continuar el camino por el desierto.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)