Sufrir con Cristo y por Él, ¿tiene sentido?
05/08/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 24-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que
renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida,
la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno
ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para
recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en
compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras.
Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto
primero llegar al Hijo del hombre como rey”.
Oración introductoria
Padre mío, muchas veces mi oración se centra en pedirte que elimines el
sufrimiento físico y espiritual en las personas que amo, el mío personal y el del
resto de las personas. Ilumina mi oración para que sepa aceptar que todo tiene un
sentido y un valor sobrenatural si es parte de tu camino, de tu voluntad.
Petición
Señor, dame la gracia de aceptar y seguir tus caminos al crecer en la virtud de la
abnegación.
Meditación
«En un mundo en el que la mentira es poderosa, la verdad se paga con el
sufrimiento. Quien quiera evitar el sufrimiento, mantenerlo lejos de sí, mantiene
lejos la vida misma y su grandeza; no puede ser servidor de la verdad, y así
servidor de la fe.
No hay amor sin sufrimiento, sin el sufrimiento de la renuncia a sí mismos, de la
transformación y purificación del yo por la verdadera libertad. Donde no hay nada
por lo que valga la pena sufrir, incluso la vida misma pierde su valor. La Eucaristía,
el centro de nuestro ser cristianos, se funda en el sacrificio de Jesús por nosotros,
nació del sufrimiento del amor, que en la cruz alcanzó su culmen. Nosotros vivimos
de este amor que se entrega. Este amor nos da la valentía y la fuerza para sufrir
con Cristo y por él en este mundo, sabiendo que precisamente así nuestra vida se
hace grande, madura y verdadera» (Benedicto XVI, 28 de junio de 2008).
Reflexión apostólica
«La abnegación aparece no como un fin, sino como un medio necesario para
alcanzar el fin: el crecimiento en la santidad personal y la extensión del Reino de
Cristo. Cuando la abnegación brota como una exigencia del amor a Cristo y a los
demás, entonces encuentra su verdadero sentido y justificación » Manual del
miembro del Regnum Christi , n. 116).
Propósito
Abrazar con alegría y confianza las cruces que Dios permita en mi día.
Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame a vivir unido a Ti, no sólo en los momentos bonitos de la vida. Que
pueda experimentar tu cercanía y que pueda llegar, en la medida de mi pequeñez,
a parecerme a Ti, tomando la cruz que tu santa voluntad disponga para mi
salvación y la de mis hermanos.
«No se den a mortificaciones extraordinarias, sino procuren su abnegación en el fiel
y exacto cumplimiento de su deber»
( Cristo al centro, n. 1043).