Ciclo A, 8º domingo del Tiempo Ordinario
Antonio Elduayen, C.M.
¿Ustedes ponen su confianza en Dios o en el Dinero? Viene a ser la pregunta
que Jesús nos hace en el evangelio de hoy (Mt 6,24-34), al mismo tiempo que nos
da los argumentos para optar por Dios y no por el Dinero . Ante todo digamos
que cuando Jesús habla aquí del Dinero -(pasa lo mismo en Lucas 16, 9.11.13)-,
está personalizándolo y dándole nombre propio. Era como un semidios y le
llamaban Mammon. Rendirle culto era ir contra Dios , que es por lo que Jesús
nos dice: “No pueden servir a Dios y al Dinero”. En teoría es fácil distinguir entre
servir al Dinero (lo prohibido) y servirnos del dinero (lo permitido). Pero ¡qué
difícil es en la práctica!
El interés por el dinero puede ser tan desmesurado o tan agobiante su
necesidad, que estemos sirviendo al dinero en vez de servirnos de él. Quien roba y
trafica y mata por tener dinero; o quien desespera y enferma, lo han convertido de
hecho en su Señor ante quien lo inmolan todo: su vida y la de los demás. Es por
ello que, para que conozcamos mejor nuestro apego o desapego al dinero y las
cosas (el mañana, la comida, el vestido, etc.), Jesús nos propone un pequeño test.
Curiosamente lo hace en una de las páginas más poéticas del evangelio, al mismo
tiempo que nos habla de la Providencia Divina y del Reino Dios.
Como les dije, el test de Jesús mide nuestra real posición frente al dinero y los
bienes de este mundo, más allá de lo que a nosotros nos parezca . Sus
preguntas, que tendremos que responder con sinceridad, son:
1. ¿Es usted y lo ven a usted como una persona ocupada o preocupada?
Ocuparse de las cosas de la vida está bien; preocuparse (agobiarse) está
mal.
2. ¿Valora usted más la vida (el ser) que el tener y parecer? La vida (el ser,
la persona) es el máximo valor en lo humano; las cosas de la vida , aunque
importantes, son secundarias. No sea usted de los que sacrifican su vida (y la
de los suyos) por ganar más dinero y tener y acumular más cosas. Siempre
con prisas y apuros, sin tiempo ni atención a su persona (y la de los suyos),
sin paz interior y sin alegría de vivir…
3. ¿ A quién acude usted primero en una necesidad: a Dios o al médico,
por poner un ejemplo ? Es cierto que tenemos que acudir al médico o al
técnico o…al electricista. Pero la pregunta es quién o qué es lo primero que
acude a su mente ante una necesidad o una emergencia? ¿Es Dios? ¿O recién
se acuerda de Dios cuando la situación se torna imposible?
4. ¿ Busca usted ante todo el Reino de Dios y su justicia o…se interesa
más por las cosas de este mundo? Qué le quita el sueño, dónde tiene
puesto su corazón, por qué se afana… Junto con decirnos que el Reino de
Dios es lo máximo, Jesús nos invita a trabajar y luchar sobre todo por el
Reino de Dios asegurándonos que el resto de las cosas que necesitamos se
nos darán de yapa. ¿Qué nos cuesta probar? Hagamos la prueba.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)