Sentir la presencia de Dios
07/08/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-33
En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús
hizo que sus discípulos subieran a la barca y los dirigieran a la otra orilla, mientras
él despedía a la gente. Después de despedirla, subió el monte a solas para orar.
Llegada la noche, estaba él solo allí.
Entretanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el
viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el
agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “Es un
fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense
y no teman. Soy Yo”.
Entonces le dijo Pedro: “Seor, si eres Tú, mándame ir a Ti caminando sobre el
agua”. Jesús le contest: “Ven”, Pedro baj de la barca y comenz a caminar sobre
el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a
hundirse y grit: “Sálvame, Seor!”.
Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe,
Por qué dudaste?”.
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se
postraron ante Jesús, diciendo: verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”. Palabra
del Señor.
Oración introductoria
Señor, qué fácilmente el temor doblega mis buenas intenciones, por eso quiero
iniciar este meditación haciendo silencio en mi corazón. Concédeme llenar este
silencio con un verdadero espíritu de oración, de escucha y de adoración para que
pueda sentir tu presencia y experimentar tu amor.
Petición
Jesús, que sepa confiar para poder unir mi voluntad a la de mi Padre Dios.
Meditación
«Una situación similar la encontramos en el relato de Jesús que camina sobre las
aguas del lago encrespadas por la tempestad para llegar a la barca de los
discípulos. Pedro le pide que le permita también a él andar sobre las aguas para ir a
su encuentro. Como empezaba a hundirse, la mano tendida de Jesús lo salva,
subiendo después los dos a la barca. En ese instante el viento se calma. Entonces
ocurre lo mismo que había sucedido en la historia de la pesca milagrosa: los
discípulos de la barca se postran ante Jesús, un gesto que expresa a la vez
sobrecogimiento y adoracin. Y reconocen: “Realmente eres el Hijo de Dios”. La
confesión de Pedro narrada en Mateo 16, 16 encuentra claramente su fundamento
en esta y en otras experiencias análogas que se relatan en el Evangelio. En Jesús,
los discípulos sintieron muchas veces y de distintas formas la presencia misma del
Dios vivo» (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, p. 121).
Reflexión apostólica
En la meditación «conviene tomar conciencia de la presencia de Dios
preguntándose qué es lo que va a hacer y con quién se va a dialogar, y renovar las
actitudes fundamentales de fe, esperanza y amor a Dios; de acción de gracias y de
humildad ante Él. Un elemento más de estos preámbulos consiste en poner la
meditación bajo el cuidado maternal de la Santísima Virgen, para que ella
acompañe y sostenga con su maternal intercesión este importante acto del
día » Manual del miembro del Regnum Christi , n. 225).
Propósito
Iniciar y terminar mi día pidiendo a Jesús me permita unirme a su oración para
poder sentir la presencia de Dios.
Diálogo con Cristo
Jesús, teóricamente sé que la oración puede hacer maravillas, como el poder pasar
serenamente las tempestades de la vida; por eso quiero fortalecer mi voluntad para
saber perseverar en el propósito que hoy pongo en tus manos.
«El trabajo solo es inútil, si no está sostenido, alimentado, vivificado e iluminado
por la oración»
( Cristo al centro, n. 1713).