Solemnidad. La Asunción de la Virgen María (15 de agosto)
Pautas para la homilias
"¡Dichosa tú que has creído!"
Misa Vespertina
En la liturgia vespertina de la Asunción de María a los cielos podemos enumerar
estas ideas, como metáforas bíblico-teológicas, ayudarían a encontrar sentido
actualizado y añejo ante esta solemnidad:
La complacida por la humildad y la elevada por encima de los
angeles:
María no pretendía victoria, triunfo o gloria alguna. No era la mujer preferida por su
belleza, o por su fama. Era la mujer que aceptó por fe y con fe una palabra de
anuncio. Fue su renuncia a su proyecto vital, su humilde respuesta de disponibilidad
a la voluntad del Anuncio recibido, lo que la transformó en mujer complacida por
Dios. El fiat pronunciado y realizado, fue lo que la elevó a la dignidad de Madre del
Hijo de Dios y la ha coronado haciéndola partícipe de su gloria. La actitud humilde
hizo posible el proyecto de Dios, y esa fue la razón de su elevación por encima de
los ángeles.
Con dignidad de madre
Todas las madres tienen dignidad por acoger la vida en su vientre, pero en María la
Dignidad materna fue singular. Su Hijo se engendró con la esencia de Dios.
Dichoso el vientre que llevó al hijo del eterno padre
No sólo fue su persona, sino su propio cuerpo el glorificado, el proclamado dichoso,
metafóricamente no podemos imaginar un vientre feliz, el vientre habla de la
persona, cuya finalidad y misión fue saber acoger al Hijo del Eterno Padre, de ahí
que la participación en la gloria heredada fuera de la misma eternidad de la que
partió, la del Padre.
Los cantos de alegria y el arca a hombros
En la lectura de las Crónicas (15,3-4. 15-16; 16,1-2): El vientre de María es
asemejado al Arca Portadora de Dios, que es llevado a hombros por las castas
sacerdotales, y su sola presencia ante su pueblo hace brotar cantos de alegría. El
Arca Portadora de Dios del libro de las crónicas, en la nueva alianza, se transforma
a María en el nuevo Arca que porta la Vida engendrada por Dios.
Ofrendas de comunion y la bendición davídica a su pueblo
Su presencia ante el pueblo habla de ofrecer holocaustos y sacrificios de comunión
a Dios, María ofrece con su vida un holocausto en la Cruz con su Hijo, un sacrificio
de comunión extremo, no eran corderos o palomas derramadas, era la sangre de su
Hijo, lo pedido a Abraham con su descendencia, en María es realizado, si Abraham
fue el padre de la fe por un intento, María se convirtió en Madre de la fe en
comunión por una realidad que le traspasó el alma.
Un vestido de incorrupción
No fue su egoísmo, ni su afán protector la que la vistió de incorrupción, sino su
generosa entrega la que hizo posible diseñar un vestido diferente para sí. Con el
vencer de Jesús a la muerte, el corazón muerto y roto de su madre fue absorbido
en la victoria de la resurrección de su Cristo. Lo ocurrido en María, fue una muerte
de sentido, al presenciar a su hijo quebrado en una cruz. Con su muerte, algo
también murió en María.
Dichosos los que escuchan la palabra de dios y la cumplen
Jesús incluye a María en la dinámica de los bienaventurados, la proclama dichosa
por su actitud de escucha humilde, fue una actitud de promesa cumplida. No es
tanto el vientre o los pechos que lo amamantaron de una manera fisiológica, sino
que fue la capacidad de escucha el certero alimento que dio lugar a esta
bienaventuranza. No es una contraposición, sino una puntualización que corrige la
mirada de quien la proclama. No mira la virtud de su cuerpo, que es lo propio,
natural e instintivo de cualquier madre. La mirada más profunda de quien ostenta
la maternidad de la fe, es su capacidad de escuchar a Dios y acoger la vida.
Misa del día
Se abrieron las puertas del templo celeste de Dios y dentro se vió el
Arca de la Alianza.
El Arca que contiene a Dios puede verse tras mirar hacia el interior, por las puertas
celestes que se muestran abiertas. María, Arca de la Nueva Alianza, la portadora de
Dios en Jesús, el Hijo del Padre, se ve en el interior del Ámbito Divino. Porque Dios
no sólo es un Dios que concede la gracia, sino que también es un ser agradecido. El
agradecimiento habla del amor brindado de manera incondicional a Dios y a la
humanidad por parte de María.
Se vio una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada por
doce estrellas
Y esto tiene una razón, una mujer que gritaba entre espasmos, vio dar a luz
doblemente a su hijo, el día de su nacimiento, y el día de su crucifixión y muerte, el
día en que le arrebataron al hijo. Un hijo destinado a gobernar un reino
cualitativamente distinto a cualquier reino pensado. El reino de los valores, el reino
de las virtudes humanas: paz, amor, justicia, perdón, etc. Un reino guiado por la
palabra de Dios encarnada en una realidad humana.
Mientras tanto la mujer escapaba al desierto
¿Quién escapó al desierto, María, la Iglesia, ambas? ¿El desierto qué refleja? ¿es el
lugar sin vida? ¿el tiempo sin el Hijo? O ¿el lugar del silencio donde se hacen los
duelos, y se cura el dolor? Quizás refleje el lugar de la espera hasta poder
comprender.
Por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección
Jesús se presenta como el Hijo de la Vida, el referente de la Resurrección, en
contraposición respecto a Adán, el hijo de la muerte (si cabe la comparación)
entendida como pecado.
Por Cristo todos volverán a la vida
Una promesa cumplida, la vuelta a la vida no como reencarnación, sino como
recuperación de la vida y la esperanza perdida. Volverán a la vida resucitada, algo
que solo sucede en Dios, en el tiempo eterno, algo de lo que no podemos ser
testigos hasta que el final de nuestros días quede marcado. Lo sucedido en el Hijo,
su resurrección, fue un preanuncio de lo que le sucederá a la humanidad. Una
muestra que indica una realidad futura, de cuya realidad seremos testigos cuando
nos llegue la hora de devolverle a Dios la vida recibida. Nosotros le devolvemos la
vida, y Cristo, le devolverá al Padre su Reino.
María se puso en camino. Hacia la familia con suerte compartida
Un camino de Anuncio y gozo. Un anuncio compartido con su familia, y con aquellos
que especialmente fueron eco de la acción de Dios en este mundo, su prima Isabel.
Isabel se llenó del Espíritu Santo
Llena del dinamismo de Dios, de su aliento de vida, de su fuerza, convierte la
vergüenza de María y el drama de Isabel (la desposada y la estéril) en una
bendición: “BENDITA TU ENTRE LAS MUJERES Y BENDITO EL FRUTO DE TU
VIENTRE”.
Dichosa tú que has creído
La fe de María se celebra como un acontecimiento, donde las puertas a Dios se han
abierto lejos del temor, y generó la proclamación de la dicha. ¿Quién no proclama
la dicha, cuando contempla la vida en toda su inmensidad? ¿Quién no es capaz de
anunciarla y compartirla? ¿Quién no felicita a quien esperaba la vida y la vive ahora
como acontecimiento?
Y su misericordia llega a sus fieles por cada generación
La misericordia no es un amor encerrado, captado para un tiempo o una generación
con suerte. Es un amor abierto en el tiempo, por cada generación, porque el
anuncio no sólo fue para la historia realizada, sino también para la historia que
queda por realizar.
A los hambrientos los colma de bienes
Hay que pensar en los hambrientos, en los más necesitados de pan, pero también
en los más necesitados de Vida y que, su mente y corazón, se muestran incapaces
de contemplar como un bien. Los hambrientos de Dios, y los hambrientos de la
dicha que deambulan por la existencia sin comprender el misterio de la vida hecho
hálito y plenitud. Ponernos en camino, es una actitud activa: no me dejaré llevar
por la inercia hasta comprender, sino que buscaré la comprensión del misterio y lo
viviré con la misma libre pasión con la que María se puso en camino.
Fr. Alexis González de León O.P.
Convento de Ntra. Sra. de Candelaria (Tenerife)