Ciclo A. Solemnidad. El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Antonio Elduayen, C.M.
Queridos amigos
“Corpus Cristi” o “Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo” es el nombre de la fiesta
que hoy celebramos. Su evangelio (Jn 6, 51-58) fundamenta la fiesta de hoy y la
del Jueves Santo, cuando Jesús instituyó la eucaristía y el sacerdocio (Lc 22, 19-
20). ¿Qué es lo primero que nos viene a la mente cuando decimos Corpus Cristi o
Cuerpo y Sangre de Cristo? Les diré lo que, en una lluvia de ideas, dijo un grupo de
fieles, en respuesta a la misma pregunta. Misa y procesin…; presencia real y para
siempre de Jesucristo con su cuerpo, alma y divinidad; comunin y adoracin…;
sacramento de fe; María, que es quien nos da el cuerpo de Cristo, carne de su
carne; memorial de la Pasión y Muerte del Señor; Pan de Vida eterna; milagro de la
multiplicación de los panes; sacerdote, que es quien convierte el pan en el Cuerpo
de Cristo…
Son ideas sugerentes sobre el Corpus Cristi. Ante todo y externamente está la que
asocia la Fiesta con la Misa y Procesión, que se celebran desde 1264, en que el
Papa Urbano IV la instituyó. Desde entonces no hay fiesta litúrgica que el Pueblo de
Dios celebre con tanto fervor y esplendor. ¿Quién no ha oído hablar de la brillante
celebración del Corpus Cristi en Ayacucho, o en Toledo (España)? Lo más
importante es que este fervor y esplendor quieren ser y son manifestación de la fe
viva de los fieles en la presencia real de Jesucristo resucitado en la santa hostia. Lo
que paseamos en la custodia ¡es Jesucristo en persona! Esta fe del Pueblo de Dios
es un hecho innegable, aunque parezca contradecirlo la escasa participación de los
fieles cristianos, de los hombres sobre todo, en las eucaristías dominicales.
Ver el Corpus Cristi como memorial de la Pasión y Muerte del Señor no es quizá lo
más apropiado. Ciertamente es lo más real y exacto si nos referimos al Jueves
Santo y a la Misa, que son la renovación incruenta del sacrificio de Cristo en la cruz
y que piden la participación del sacerdote y de los fieles en ese sacrificio. Pero
resulta que la Fiesta del Corpus fue vista desde el principio en otra perspectiva: sin
el fondo negro del Viernes Santo y para exaltar y agradecer el amor de Jesús que lo
llevó a quedarse con nosotros en la forma de un poco de pan. En este contexto
tiene más sentido pensar y celebrar el Corpus como Pan de Vida y como comunión
y adoración. Es justamente lo que hace el evangelio del Corpus, que presenta a
Jesús como “el pan vivo que ha bajado del cielo… y que quien lo come vivirá para
siempre”. “El pan que yo daré es mi carne, dice el Seor, y lo daré para la vida del
mundo (Jn 6, 51),
El que come el cuerpo de Jesús (Corpus Cristi), permanece en Él y vive de y por Él.
Es decir, es asimilado por Jesús, que lo va haciendo a su imagen y semejanza. Todo
lo contrario a lo que pasa cuando comemos un manjar, que lo asimilamos y
hacemos sangre nuestra. Aunque no lo parezca, en la comunión Jesús lleva la
iniciativa. La lleva también en la adoración eucarística, en la que Jesús quiere
hablarnos y espera que nosotros le escuchemos. Más que hablarle nosotros.
Debiera ser así en la Procesión de Corpus Cristi, en las Horas Eucarísticas y después
de toda comunión.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)