DOMINGO/20/A 14 AGOSTO 2011
Isaías 56,1.6-7
Así dice el Señor: "Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi
salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria. A los extranjeros que se
han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus
servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza, los
traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, aceptaré sobre mi
altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración, y así la
llamarán todos los pueblos."
Salmo responsorial: 66
R/Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, / ilumine su rostro sobre nosotros;
/ conozca la tierra tus caminos, / todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones, / porque riges el mundo con justicia,
/ riges los pueblos con rectitud / y gobiernas las naciones de la tierra. R.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, / que todos los pueblos te alaben. /
Que Dios nos bendiga; que le teman / hasta los confines del orbe. R.
Romanos 11,13-15.29-32
Hermanos: Os digo a vosotros, los gentiles: Mientras sea vuestro apóstol,
haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo
a alguno de ellos. Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su
reintegración sino un volver de la muerte a la vida? Pues los dones y la llamada de
Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora,
al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son
rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán
misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia
de todos.
Mateo 15,21-28
En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a
gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy
malo." Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
"Atiéndela, que viene detrás gritando." Él les contestó: "Sólo me han enviado a las
ovejas descarriadas de Israel." Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió:
"Señor, socórreme." Él le contestó: "No está bien echar a los perros el pan de los
hijos." Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen
las migajas que caen de la mesa de los amos." Jesús le respondió: "Mujer, qué
grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas." En aquel momento quedó curada su
hija.
COMENTARIOS
ISAÍAS. El Israel que marchó al destierro no era el mismo que ahora
regresaba; en Babilonia había conocido la lejanía de Sión, pero también la cercanía
de otros pueblos.
En una época nueva se anuncia una salvación nueva, que está por llegar.
El profeta anuncia que lo que Dios busca en su pueblo es un cumplimiento muy
concreto: “Guardad el derecho, practicad la justicia”. Cuando se viva así llegará la
salvación tantas veces prometida.
Pero va más allá; y pronuncia en nombre de Dios unas palabras que
resultarían chocantes en los oídos de sus conciudadanos: también Dios abre sus
brazos a los extranjeros; también los otros pueblos son llamados a servir al Señor,
a amar su nombre, a ser sus fieles, a regirse conforme a su ley y participar de su
alianza con Israel. El contacto con otros pueblos ha ensanchado las fronteras de
Israel y muchos paganos se han sentido atraídos por la fe israelita; incluso han
observado con ellos el sábado, el único templo en el tiempo cuando no había
templo en el espacio. Esta es la nueva salvación: que la exclusión de los no judíos
deja paso a la incorporación, la separación a la reunión y los pocos a los muchos.
EVANGELIO. Cuenta el Evangelio que Jesús salió un día de su país hacia
la región de Tiro y Sidón. Una mujer pagana se le acercó para pedirle la curación de
su hija endemoniada. Jesús, participando de la mentalidad de la época, respondió a
su súplica de un modo un tanto descortés: "No está bien echar a los perros el pan
de los hijos" . "Los perros" era el término despectivo e injurioso con que los judíos
designaban a los paganos, oficialmente malos. El mundo andaba ya dividido en
bloques, como hoy.
Y fue precisamente una mujer pagana, un perro, la que hizo cambiar a
Jesús de modo de pensar. "Tienes razón, Señor, le dijo. Pero también los perros se
comen las migajas que caen de la mesa de los amos". También los oficialmente
tratados de malos tenemos derecho a vivir y a gozar de la salud.
Jesús se rindió ante la evidencia. Las flores pueden nacer en los
estercoleros y, a veces, más bellas, por más abono natural. Las dificultades forjan
los espíritus más aguerridos. "Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que
deseas -apostilló el Maestro.
Curando a su hija, Jesús sentó las bases para hacer de los dos mundos -
judío y pagano- uno. No hay ni buenos ni malos oficiales. Son las obras, la fe en
aquel caso, quienes hablan de la bondad o maldad de las personas. Y son malos
todos aquellos que, por su bondad oficial y reconocida, etiquetan de malos a los
que no son como ellos. Por este camino convertimos nuestro mundo en un mundo
de perros...
Juan Alarcón, s.j.