Domingo XX del Tiempo Ordinario Ciclo A
Padre Emilio Betancur Múnera
LOS DERECHOS DE LOS OTROS (LA CANANEA)
La primera lectura es el inicio del llamado “tercer Isaías” perteneciente al pos-exilio
(fin del S VI o inicios del V). Después de cincuenta años de ausencia todo ha
cambiado y se hace muy difícil de compartir país con los que lo han ocupado
durante este periodo, y los que se han asentado en el país miran con recelo a los
exiliados que retornan: “El Seor nos irá a quitar la tierra?”, y los “Eunucos”, nos
sentimos como un árbol seco (quiere decir: ¿nos excluirá?). Pero el profeta propone
no una ley de exclusin, sino de apertura: “no diga el extranjero: El Seor me
excluirá de su pueblo, a los eunucos que guardan mis sábados, que escojan lo que
me agrada y perseveren en mi alianza,” les daré en mi casa y mis murallas un
momento y un nombre mejor que hijos e hijas, nombre eterno les daré que no se
extinguirá (Is 56,3-5)”. Esta apertura es la base del universalismo que tanta falta
nos hace hoy a los creyentes.
A los extranjeros, continua Isaías, “los conduciré a la montaa santa y los haré
felices en la casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios;
porque mi casa es casa de oracin” (Is 56,6-8).
Ahora la ley se cambia por un proyecto diferente “Peleen por los derechos de los
demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está cerca y mi justicia a punto
de manifestarse” (primera lectura). Aquí está el reemplazo del segundo Isaías: los
derechos (la dignidad de los demás) y los deberes (la justicia); así se revelará la
gloria del Señor y la verán todos los pueblos (Is 40,5).
Es muy grato y exigente oír a Isaías decir que si se cumplen estas condiciones, “la
casa de oracin será casa de oracin para todos los pueblos” (Is 56,7).
La dignidad (los derechos y los deberes); (justicia) son motivo de alabanza en el
salmo 66, correspondiente a la liturgia de hoy: “que las naciones con júbilo te
canten, porque juzgas al mundo con justicia, con equidad tu juzgas a los pueblos y
riges en la tierra las naciones, que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los
pueblos te aclamen todos juntos, que nos bendiga Dios, y que te rinda honor el
mundo entero”.
Si nuestra actitud es de justicia con la dignidad de las personas “que Dios nos
bendiga y nos guarde” (Sal 66).
La respuesta de la Asamblea a la lección de los derechos y la justicia, que contiene
toda eucaristía es una respuesta de universalismo “que nos bendiga Dios y que te
alaben, todos los pueblos juntos” (Sal 66).
LA CANANEA SOMOS TODOS
Jesús lanzó a los cuatro vientos la buena semilla de la palabra: en Cafarnaúm curó
al hijo del centurión romano y a todos los enfermos que le iban presentando. Así
asumía lo que Isaías había dicho del Siervo cargó con nuestros sufrimientos y
dolencias. De esa misin hace parte la Cananea: “Seor, hijo de David, ten piedad
de mi!, a mi hijo lo atormenta un demonio” (Mt 15,21-28).
La actitud de la Cananea recuerda la de María en las bodas de Caná: “hagan lo que
él les diga”. La cananea piensa slo en su hija atormentada por un demonio; y
para ello trata dignamente a Jesús: “Seor, hijo de David, ten piedad y ayúdame”.
En Israel los niños han sido enriquecidos por los bienes de la Alianza simbolizados
en “el pan”. “No está bien, dijo Jesús, quitarles el pan a los hijos para echárselo a
los perritos”.
La cananea entendi lo anterior cuando dijo: “Es cierto Seor, pero también los
perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”, es decir que los
paganos no usurpan los bienes de los otros. Ayer fueron las migajas, pero hoy y
mañana en la fe de la Cananea estamos todos. La mujer sin murmurar por el
hecho de que los hijos de Israel tengan prioridad, le recuerda a Jesús la
importancia de los perritos (gentiles).
EL PAN PROBLEMA DE OTROS
La Cananea le presenta a Jesús el pan como problema de todos. Así, pide un lugar
en la mesa, está por la dignidad y la justicia, como la primera lectura. Pablo
hablando del rechazo de los hijos de Israel al pan de la promesa, veía su
integración como una resurrección de entre los muertos, porque Dios no se
arrepiente de sus deseos y su elección; y de nosotros los antiguos o nuevos
paganos dice que “Así como ustedes eran rebeldes contra Dios y ahora han
alcanzado su misericordia con ocasión de la rebeldía de los judíos que fueron la
ocasión de que ustedes alcanzaran la misericordia de Dios” (segunda lectura).
Ojalá que estuviésemos presentes nosotros para que se nos dijera: “Mujer, qué
grande es tu fe!” que se cumpla lo que deseas”. Y su hija se fue curada al instante.
La perseverancia ante la supuesta negativa, las barreras políticas y religiosas
superadas por el reconocimiento del poder que tenia Jesús sobre el mal son todas
consecuencias de la fe a la poca de los discípulos.
Vale la pena resaltar que la mujer inicia el dialogo aceptando la dignidad de Jesús,
Seor hijo de David. El reconocimiento a su dignidad Jesús la llama “gran fe” la
que supera la distancia en donde esta la hija, traspasando las barreras políticas,
religiosas y culturales que requiere la misericordia llamada milagro. Reconociendo
la dignidad de las personas se puede dialogar y hacer grandes milagros.
ORACIÓN
Habiendo recibido a Cristo por estos sacramentos, imploramos humildemente tu
bondad, Señor, para que configurado a su imagen en la tierra, merezcamos ser
también sus compañeros en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
Isaías 56, 1. 6-7
Así dice el Señor:
«Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar, y se
va a revelar mi victoria.
A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del
Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en
mi alianza, los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración,
aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de
oración, y así la llamarán todos los pueblos.»
Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R.: 4)
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la
tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los
pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos
bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. R.
Romanos 119 13-15. 29-32
Hermanos:
Os digo a vosotros, los gentiles: Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi
ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a alguno de
ellos. Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino
un volver de la muerte a la vida? Pues los dones y la llamada de Dios son
irrevocables. Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al
rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son
rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán
misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia
de todos.
Mateo 15, 21-28
En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una
mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: -«Ten
compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.» Él no
le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: -«Atiéndela,
que viene detrás gritando.» Él les contestó: -«Sólo me han enviado a las ovejas
descarriadas de Israel.» Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: -«Señor,
socórreme.» Él le contestó: -«No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella repuso: -«Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las
migajas que caen de la mesa de los amos.» Jesús le respondió: -«Mujer, qué
grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.» En aquel momento quedó curada su
hija.