Un don preciosísimo de Dios
13/08/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 19, 13-15
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las
manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente; pero Jesús les dijo:
«Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son
como ellos es el Reino de los cielos». Después les impuso las manos y continuó su
camino. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, dame la confianza y apertura que tiene un niño ante la persona que lo
quiere y que lo cuida, porque deseo encontrarme contigo en esta meditación, no
como un personaje histórico lejano, sino como persona viva y real, que me escucha
y me ofrece toda su amistad.
Petición
Jesús, dame la inocencia y generosidad de un niño.
Meditación
«La Iglesia tiene una larga tradición de cuidar a los niños desde su más temprana
edad hasta la madurez, siguiendo el ejemplo del afecto de Cristo, que bendijo a los
niños que le presentaban, y que enseñó a sus discípulos que, de quienes son como
aquellos, es el Reino de los Cielos. […] Es deplorable que, en neta contradicción con
la larga tradición de la Iglesia de cuidar a los niños, éstos hayan sufrido abusos y
malos tratos por parte de algunos sacerdotes y religiosos. Todos nos hemos
concienciado mucho más de la necesidad de proteger a los niños, y vosotros sois
una parte importante de la respuesta de amplio alcance que la Iglesia está dando a
este problema. Aunque nunca podremos estar satisfechos del todo, el crédito se
debe dar cuando es merecido: hay que reconocer los esfuerzos de la Iglesia en este
país y en otros lugares, especialmente en los últimos diez años, para garantizar la
seguridad de niños y jóvenes y para mostrarles respeto a medida que se encaminan
a la madurez. Rezo para que vuestro generoso servicio ayude a reforzar un clima
de confianza y renovado compromiso con el bienestar de los niños, que son un don
preciosísimo de Dios» (Benedicto XVI, 18 de septiembre de 2010).
Reflexión apostólica
«La niñez y la juventud son el futuro y la esperanza de la Iglesia y de la sociedad.
Por ello, junto al Regnum Christi , y dependiendo de él para su animación y
organización, se estableció una organización para niños y adolescentes, de 11 a 16
años de edad, llamada ECYD, por sus siglas en castellano (Educación, Cultura y
Deporte). Los miembros del ECYD se unen a Cristo y entre sí para colaborar en la
construcción de un mundo mejor, y se comprometen, a ejemplo de Jesucristo, su
amigo e Ideal supremo, a vivir la caridad, la sinceridad, la amistad, la pureza, la
generosidad y la alegría, y a dar testimonio de ello a sus compañeros y
amigos » Manual del miembro del Regnum Christi , n. 383).
Propósito
Apoyar, en la forma que me sea posible (oración, trabajo o apoyo económico), las
iniciativas de mi parroquia enfocadas a la catequesis de los niños.
Diálogo con Cristo
Jesús, concédeme tener una especial caridad fraterna, especialmente con los niños
de mi familia y de mi comunidad parroquial. Ser un testigo auténtico de tu amor y
concretar medios para buscar su crecimiento en la fe es el mayor bien que les
podría dar y que con tu presencia en mi vida, lo puedo lograr. ¡Gracias por
proponerme este hermoso camino para crecer en el amor!
«¿No les parece bueno, no les parece humilde Jesucristo reducido a la condición de
Niño que no puede valerse por sí? Es una lección sin palabras ni discursos, una
lección viva»
( Cristo al centro, n. 569).
http://meditaciones.regnumchristi.org/