Comentario al evangelio del Martes 16 de Agosto del 2011
Queridos amigos y amigas:
Estoy un poco preocupado, porque aunque yo no he dejado “casa, hermanos o hermanas, padre o
madre” para predicar el Evangelio me da la sensación de que esto no es solo para curas y monjas. Debe
de haber algún “truco” en esto, porque si fuera fácil todo el mundo se iría de casa para tener
garantizada la salvación.
Sí, pero entonces ¿cómo se entiende eso de “dejarlo todo”? Vamos a ver cómo sigue la lectura.
Dice algo de últimos y primeros. Eso ¿a qué viene? Supongo que se refiere a no buscar siempre lo
mejor, a no aferrarse a las cosas que nos producen prestigio o una situación privilegiada. O sea, estar
dispuesto a renunciar a algunas comodidades si creemos que Jesús así nos lo pide. Eso es: “estar
dispuestos a renunciar”. Acabas de dar en la clave. Seguro que eso de dejar a la familia significa que
debemos estar dispuestos a renunciar “incluso” a la familia si vemos que Dios nos lo pide. Pero no que
todos debemos quedarnos sin familia. Menudo futuro para la humanidad…
Estar dispuestos a renunciar… Sí, pero ya dicen los psicólogos que eso de “estar dispuesto” nunca será
verdad si no se va traduciendo en pequeños gestos; en este caso en pequeños gestos de renuncia. O sea,
que esta lectura de hoy nos invita a ir renunciando a algunas cosas en favor de Jesús. O en favor de los
demás, que son más visibles y viene a ser lo mismo.
Manolo Tamargo, cmf
Manolo Tamargo, cmf